Créditos: Prensa Comunitaria
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Entre el indio permitido y el indio rebelde

Por Kajkoj Máximo Ba Tiul

El sistema colonial capitalista siempre vio como un aliado al indio permitido y como su enemigo al indio rebelde o insurrecto.  Ha sido una constante desde la colonización española.  Así como ha habido en la historia de los pueblos muchas resistencias y de variadas formas, también hubo indígenas que sucumbieron ante las migajas del sistema, desbaratando legítimas luchas para los pueblos.

Por eso no es nuevo, que hoy, los “indios permitidos” o lo que en algún momento hemos llamando los “indios oenegeros/cooptados/blanqueados”, se conforman con las migajas que les da el capitalismo, convirtiéndose en un obstáculo para las demandas profundas de los pueblos originarios; aceptando un modelo de “reconocimiento light”, avalando que los cambios estructurales son imposibles.

El indio permitido acepta los cánones establecidos por el multiculturalismo neoliberal y se niega a aceptar que puede haber un multiculturalismo desde abajo, que implica una alianza profunda entre los pueblos originarios y los otros pueblos, cosa que esperábamos y seguimos esperando que se construya al calor de las movilizaciones indígenas actuales para restaurar la democracia y superarla.

¿Por qué restaurar la democracia y por qué superarla?  Solo para tener un momento político para que los pueblos puedan hacerse comprender o que los comprendan, y ellos mismos no se forman, no se construyen, no se entienden en democracia, sino en “komon, komun, común”, que es la forma histórica de gobernarnos.

De ahí las demandas de autogobierno, autodeterminación, territorio, porque son la esencia de la espiritualidad y la identidad.  Cuando los pueblos lo demandan, el neoliberalismo y el capitalismo los ve como amenazas y por eso son rechazados. En cambio, para los “indios permitidos”, es mucho más fácil pedir, educación bilingüe intercultural, salud intercultural, un lugar para hacer ceremonias, que les den un ministerio o una embajada, que les abran más secretarias y no profundizar la lucha por la recuperación de la “territorio y tierra”.

Por su postura light, el indio permitido recurre a agendas, que le llaman demandas y son como listas de compras en un mercado, aprovechando que es reconocido y aprobado por cualquier gobierno o por cualquier estado capitalista.  Las demandas del “indio permitido”, son aceptadas sin cuestionamiento porque no van a lo profundo.  Entonces de esa manera al “indio insurrecto”, al “indio rebelde” se le prohíbe actuar y lo llaman testarudo.

El “indio permitido” no es rebelde ni mucho menos revolucionario y sucumbe en las mesas de diálogo, cree que ya está siendo aceptado por quienes dirigen el sistema, ni se da cuenta que es utilizado por el mismo sistema.  El sistema lo devora, lo vomita, lo vuelve a devorar y lo vuelve a vomitar.  Es un alfil o peón, para detener la movilización revolucionaria de los pueblos rebeldes.

Los mandan a articularse, a crear su partido político, a ponerse de acuerdo. Como se los hicieron a quienes ahora se autodenominan: “Asamblea de Pueblos y Organizaciones Indígenas -APOI-”,  así como en el proceso de paz se creó “Coordinadora de Organizaciones del  Pueblo Maya de Guatemala -COPMAGUA-, está ultima tuvo como mayor éxito el Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, y que de ese acuerdo solo se cumplió con la creación de oficinitas que terminaron siendo botines de partidos, de oenegés, de consultores, de donde salieron muchos quienes ahora dicen representar a los pueblos en la APOI.

La propuesta de los indios oenegeros y permitidos, es un consentimiento a las políticas multiculturales neoliberales, que implementan los gobiernos occidentales, como del gobierno de los Estados Unidos y de la Unión Europea.

Los llamados gabinetes indígenas en todo el continente de América Latina, las propuestas de Educación Bilingüe Intercultural, etc., son avaladas por AID, IRI, NED, por eso se en la APOI, puede estar la mano de mono de AID, de centros de investigación como ASIES, CIEN, FLACSO y de indios oenegeros que fueron vividores de las ventanillas de la paz.
Como pueblos indígenas, podemos perder este espacio político que puede tener otro resultado y no solo la simple toma de posesión del nuevo gobierno, espero estar equivocado.

Lo rescatable de todo este proceso, es que los pueblos indígenas y sus autoridades, han logrado ser reconocidos como un actor importante en el país y como lo hemos sostenido en estas cuatro entregas, “ojalá que el nuevo gobierno” logre comprenderlo y asumirlo de esta manera.  Que sean los pueblos originarios los primeros en ser consultados para cualquier toma de decisión, no solo en temas relacionados a los pueblos, porque suele suceder que temas indígenas se discute con indígenas y temas nacionales con la “blancura” del país.

Y mientras esto pasa, los pueblos seguiremos manteniendo y defendiendo nuestro paradigma, nuestro sistema.  Un sistema que no está sujeto a ningún gobierno, a ningún partido, ni a ningún tipo de democracia.  La democracia no nos representa.  A nosotros nos representa el Komon, Komun, Molab’, Ch’ut.  Esta es nuestra forma de gobierno.

Mientras tanto seguiremos en la lucha por recuperar nuestra tierra y nuestro territorio.  Seguiremos luchando hasta que nos dejen autogobernarnos, autodeterminarnos.  Lucharemos por nuestra autonomía, aunque el Estado no lo reconozca, aunque el gobierno no lo quiera.  En esto somos diferentes a los “indios permitidos”.

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