¿A las puertas de un gobierno totalitario?

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 4 minutos

Kajkoj Máximo Ba Tiul[1]

“totalitarismo es una forma nueva de dominación

 que usa el terror para destruir el ser humano”

(Hannah Arendt)

Los últimos acontecimientos políticos y económicos del país, que se dan en el marco electoral, nos confirman, que estamos a las puertas de una forma de dictadura totalitaria, diferente a las dictaduras militares de la guerra fría, porque esta nueva modalidad, será conducida por civiles, con estrategia militar y mucho peor, porque está apadrinada por el narcotráfico en toda su expresión, que ahora es considerado como el nuevo empresariado y la nueva élite económica de nuestros países[2].

Una dictadura, es un “régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad”[3]. El totalitarismo es un “régimen político en el que el poder es ejercido por una sola persona o partido de manera autoritaria, impidiendo la intervención de otros y controlando todos los aspectos de la vida del Estado”[4].

Estas dos formas de gobierno se fortalecen con el terror. Ampliamente estudiadas por muchos, como Hannah Arendt, en su libro; “Los Orígenes del Totalitarismo”[5],  donde plantea que “los totalitarismos han constituido un fenómeno que no se podrá soslayar siempre que se quiera hacer una caracterización de nuestro siglo. Su estudio necesita bucear en sus orígenes, que para Hannah Arendt son el antisemitismo y el imperialismo”.  Dos formas inéditas de “dominación del hombre por el hombre”.  Un estado totalitario es “aquel que responde ante todo a una dinámica ideológica y obedece a una visión del mundo en sentido peculiar y privativo”.

Así como el nazismo se alimentó del racismo, hoy los nuevos totalitarismos, que nacen de incipientes dictaduras corporativas, se alimentan de una versión mejorada y ampliada de “racismo”, como el caso de Bolsonaro en Brasil, que le importó poco que los pueblos originarios de la Amazonia se estuvieran muriendo o que se asesine a miembros de la comunidad LGTBQ+, enmascarado en una corriente ideológica “pro vida” en nombre de “Dios”.  El Salvador con Bukele, haciendonos creer, incluso a grupos de izquierda, que se pueden implementar programas para controlar a las maras violando los derechos básicos, como el derecho a la vida de la mayoría.   El totalitarismo de Ortega-Murillo, que destierra y desnacionaliza a sus oponentes, hasta burlarse de ellos.

En el caso de Guatemala, tenemos la posibilidad de repetir la historia, vivir una especie de gobierno totalitario, como el vivido en los años de 1960-1985 (más o menos).  Los grupos de poder, sus alfiles y peones que controlan el gobierno, no solo son miembros de los grupos de criminales que controlan el Estado, sino que con este control persiguen a funcionarios anticorrupción y ahora quieren tomar el control de quienes los consideran una amenaza para sus propios intereses, como el control y la violación al derecho a la libertad de prensa y de expresión del pensamiento.

El reavivamiento de grupos que estuvieron al margen de la ley durante el conflicto armado interno, como Fundaterror, Avemilgua, Guatemala Inmortal, Liga Pro Patria, considerador como CIACS, ahora ensayando su nuevo manual que recitan los jueces y fiscales, cuando juzgan a sus oponentes, como la fiscal Monterroso, cuando solicita al juez que se amplíe la investigación sobre el caso Zamora, a periodistas, analistas, académicos, además de su risa burlona, dice: “porque dice que hay indicios de haber colaborado en obstruir la justicia y que habían causado confusión a la opinión pública y desinformar”.

En un modelo totalitario, el individuo queda totalmente anulado y bajo terror y la justicia social se deprecia.  Derechos humanos básicos, pasan a segundo plano, porque es más importante el látigo y para ello la persecución, criminalización, represión en contra de los que consideran sus opositores.  Y ni se podrá mencionar el nombre del “rey o de la reina”, porque estamos todos expuestos a las amenazas del “ogro”, y entonces volveremos a decir, como durante la guerra: “no hablen mucho muchá, porque las paredes tienen orejas”.  O como le decía a un amigo estos días, “ahora tenemos que persignarnos antes de salir a la calle para que no nos pase nada”, como nos recomendaba mi finada madre durante la guerra”.

El autoritarismo que se quiere instalar en Guatemala, ya se vive a diario en nuestras comunidades.  Los miembros del Concejo Municipal se pueden enriquecer a los ojos de todos los ciudadanos y por el miedo no denuncian.  Hoy sin el llamado a iniciar la campaña electoral, las casas en las aldeas están totalmente pintadas con los colores de los partidos de derecha y es campaña anticipada, pero nadie quiere denunciar por miedo. Proyectos mal construidos (parques, drenajes, pozos, mercados, etc.,) pero nadie se atreve a denunciar por el miedo a la muerte o a la persecución criminal. Las municipalidades pintadas del color del partido de gobierno o del partido a donde se pasaron los del Concejo Municipal, una sola persona denuncia en el COMUDE y todos callados, como si estuvieran en la misa o el culto.

¿Entonces que vamos a hacer?

[1] Maya Poqomchi, antropólogo, filósofo, teólogo, investigador, analista.

[2] Honduras, El Salvador, Colombia, Ecuador, Perú, Guatemala, México (entre otros)

[3] que es una dictadura – Buscar con Google, visto última vez el 28 de febrero de 2023.

[4] que es el totalitarismo – Buscar con Google, visto última vez el 28 de febrero de 2023.

[5] Arendt, Hannah, Los Orígenes del Totalitarismo, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S. A, Argentina, 1998.

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