Por Kajkoj Máximo Ba Tiul[1]
El escenario político que inició con la firma de la paz, en 1996, sigue en un punto muerto. No vamos ni para delante ni para atrás. Seguimos siendo un país sin rumbo. Con unos acuerdos de paz que se quedaron en los archivos y en las bibliotecas. Cuántos planes de desarrollo han construido los diferentes gobiernos pospaz hasta el katún 2032 y no han servido más que para que los mismos se enriquezcan.
Un proceso democrático que terminó en manos de políticos, empresarios e intelectuales: todos criminales[2]. Pasan tantas cosas en nuestras narices y no nos importa. Son muchos los indiferentes y apáticos. No hay conciencia política y social. No hay organización aunque haya un número grande de líderes y lideresas. No hay movimiento social y, peor aún, una sociedad que se mueva. ¿Cuándo perdimos el rumbo?
No hemos avanzado y, si quisimos avanzar alguna vez, ahora nos hemos estancado. Como si el tiempo no caminara. Seguimos hablando de lo mismo, nuestros comunicados y discursos siguen siendo lo que aprendimos en los manuales. Los derechos humanos los hemos reducido a maestrías, doctorados y diplomados, no son herramientas de lucha que liberen la conciencia de la gente. Es más, los derechos humanos como los aprendimos son muy occidentales, nada aterrizado a nuestra realidad. Nuestra actitud es de ciudadanos, al estilo de la revolución francesa, que solo saben de obligaciones y no de derechos.
Al dejarnos embaucar por el concepto de ciudadanía, dejamos de ser rebeldes y contestatarios. Por eso nuestras movilizaciones se denominan ahora pacíficas, así como lo quiere el grupo de poder. Solo hacemos bulla, sin tomar acciones radicales y nuestras acciones son desde el ámbito positivista, utilizando el sistema jurídico corrupto, si la derecha presenta amparos, también lo hace la izquierda o lo hacen los ahora llamados pueblos originarios o ancestrales.
La democracia y el estado de derecho sigue siendo un eslogan. La democracia pensada para quienes controlan el poder y en este caso para los delincuentes. Criminales de corbata y de cuello blanco que tienen controlado los poderes del Estado o criminales de clase media que para llegar a ser políticos. Son capaces de pactar con “belzebú, luzbel o lucifer”. Controlan la economía, la política, lo militar, lo religioso y lo educativo. Criminales que al tener control del país, nos han llevado a un estado de amnesia colectiva, para que no sigamos soñando en un país realmente democrático y no como el que tenemos.
Cuando el pueblo padece de amnesia colectiva, no se le permite ver más allá que la punta de su nariz. Es un pueblo que se conforma con ser gobernado, porque es el objetivo de la ciudadanización y se siente incapaz de pensar en utopías. Esta forma de vernos, no nos permite ser sujetos políticos que demanden, sino además que se movilicen para que la realidad cambie.
Por ejemplo, no puede haber “buen vivir”, si solo pensamos hacia el buen vivir y no para el buen vivir. Esto quiere decir, comenzar en lo más mínimo de nuestra vida. Como no es lo mismo decir “hacia la soberanía y seguridad alimentaria” que “para la soberanía alimentaria”. Lo primero es discurso y lo segundo es práctica. Esto está relacionado al concepto de conciencia social. Lo primero, es estar convencido de lo que soy (pobre, extremadamente pobre, clase media, trabajador, campesino, mujer, etc.); y lo segundo, es que aunque sé que estoy explotado, tengo ansias de comer lo que ofrece el neoliberalismo. Por ejemplo, salgo a la calle a manifestar en contra del capitalismo, pero luego voy a comer McDonald. Esta es lo que subyace de la idea de ciudadanía.
Los criminales emiten palabras que son el reflejo de lo que son. “Hoy se celebra el restablecimiento del orden, la institucionalidad y la estabilidad de la patria”, palabras del vil criminal que preside el Congreso de la República, antes de juramentar a los magistrados de la Corte de Constitucionalidad. No son diferentes a las frases de genocidas y asesinos que hemos tenido como jefes de estado, cuando llamaban a “defender la democracia de los comunistas”.
Es una reproducción del discurso de conservadores y liberales que han gobernado y que se adueñaron del país. El malogrado y corrupto diputado, no solo presidente del Congreso, sino aliado de clanes familiares que se han adueñado del recurso de la vivienda popular, dice: “Es un día histórico para celebrar la vida y la restauración de la República, es un día de luz. Hoy decimos: ya no más impunidad constitucional, queremos supremacía constitucional, ya no más prevaricato, no más abusos de poder, de autoridad, ya no más sesgo, perversión y retorcimiento de nuestra Constitución. Por eso hoy se instala y juramenta una nueva y verdadera Corte de Constitucionalidad y se deja atrás la mal llamada corte celestial”[3].
Saben muy bien que la Corte de Constitucionalidad es clave para fortalecer el estado de derecho o el Estado de derecha.
No nos cansaremos de decir que desde la firma de la paz, lo que se ha construido aquí es un Estado de derecha. La Constitución y todas las demás leyes, las pueden retorcer a su favor, porque ellos deciden y ellos mandan. No olvidemos lo que pasó con la sentencia por el genocidio Ixil, y eso podría pasar con los otros casos que ahora se encuentran en un limbo, como el de CREOMPAZ.
Con la instalación de los magistrados a la CC, se está restaurando la república criolla. Una donde no caben los pobres, indígenas, mujeres, LGTBIQ, juventud y personas mayores. No cabe la idea de propiedad comunal de la tierra, sino la propia privada de los criollos sobre nuestros recursos. Los derechos humanos y la democracia son importantes cuando se desarrolla el libre mercado o la libertad de acción del CACIF, como parte del crimen organizado. Porque los empresarios que son parte de este gremio como los de FUNDESA, son igual de criminales que los narcotraficantes y al fin y al cabo son aliados, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad.
No olvidemos la instalación del Observatorio de los Derechos de la Propiedad Privada del CACIF, el respaldo que les dio la fiscal del Ministerio Publico, la cooperación interinstitucional entre el Ministerio de Energía y Minas y la Cámara de Industria de Guatemala.
Estamos a las puertas de nuevas elecciones, entonces tenemos delante la candidatura de Zury Ríos y de otros grupos criminales. Está en juego las resoluciones de la anterior Corte de Constitucionalidad, las reformas a la ley electoral que podría restablecer el transfuguismo, la ley de oenegé, con un claro mensaje a los movimientos sociales. Por eso es que hablan de restaurar la República y su modelo de Estado de derecha. No están pensando en el pueblo, están pensando en ellos.
Cambiar el escenario político, solo será posible cuando asumamos el reto de ser sujetos sociales y políticos y no ciudadanos legos.
[1] Maya poqomchi, antropólogo, filósofo y teólogo, profesor universitario, Guatemala.
[2] Porque contamos con un número de intelectuales de todas las disciplinas, que ya ni son “apolíticos”, como los definía Otto René Castillo, sino que son un grueso número de corruptos que deambulan en todas las instituciones del Estado a nivel municipal, departamental y nacional.
[3] https://lahora.gt/rodriguez-arremete-contra-la-cc-que-termina-y-exalta-a-consuelo-porras/, revisado última vez 13 de marzo de 2021.