Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval

En realidad, se trata de hormigas gigantes, insaciables, depredadoras, que durante no se sabe cuánto tiempo desfalcaron al hospital general, posiblemente al Roosevelt, y quien sabe en donde más. Y sabemos que por el robo hormiga o los desfalcos millonarios como las vacunas rusas, o los contratos de compra con proveedores inescrupulosos por las coimas denunciadas hasta la saciedad, el sistema de salud tiene las falencias que todos denunciamos.

Ya hay una denuncia planteada ante el MP, y como sabemos, se trata de empleados que sindicalizados o no, deben rendir cuentas no solo por robo (hay videos claros). Sino también por otros delitos que están ligados al robo detectado.

No sería posible pensar en su reinstalación de los trabajadores, pues los delitos que se les imputan son de suma gravedad. Y en los mismos, no hay estabilidad laboral que sirva, ni presunción de inocencia pues a los imputados se les encontró la flagrancia y los videos son categóricos, así como los inventarios y otras medidas administrativas, que en buena hora se están utilizando.

Pero el tema del robo es acaso lo de menos. Lo grave, gravísimo, son las víctimas, en este caso los enfermos de cáncer, que no tuvieron acceso a sus medicamentos o tuvieron que pagar por ellos o morir por la falta de los mismos. El robo tiene penas claras, estipuladas en el código penal. Pero hay algo más: ¿es posible que sean acusados de alguna de las formas del homicidio?

Si somos medianamente claros, no se trata solo del robo, el crimen cometido es mayor. Y en ello creo que el sindicalismo, especialmente el de salud debería de fijar una postura clara al respecto. El silencio solo los evidencia como parte del sistema de corrupción. Pues de algo si se puede estar seguro: el sindicalismo no es solo para pedir aumentos salariales o estabilidad laboral. Deben asumir la defensa de los servicios en los cuales están contratados. Si es en salud, luchar por una mejor salud, si es en educación luchar por una mejor educación.

De pronto cabe una felicitación a las autoridades del Hospital San Juan de Dios, en el empeño de ir combatiendo la corrupción del tamaño que sea, de hormigas o de elefantes.

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