Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval

Corre la voz que en la actualidad las siglas CC corresponden al Combo de Corruptos, que hacen con la constitución lo que les da la gana, todo para justificar o tratar de hacerlo, la corrupción y la impunidad en la cual vivimos como sociedad, como resultado de las acciones de la cooptación de las instituciones de la justicia en nuestro país. ¡¡Una de sus últimas gracejadas fue la de acusar a los manifestantes de cometer actos de lesa humanidad!! Si recordamos, uno de los integrantes de la CC es precisamente quien anulo la sentencia por genocidio y delitos de lesa humanidad a Ríos Montt. De ese tamaño la vulgaridad de los supuestos integrantes de la corte celestial, que devinieron el combo de corruptos.

No son pocas las voces que señalan que la CC, la CSJ y el MP, se han dedicado a todo, menos a su función. Unos a justificar la represión y el fraude o los intentos de golpe de estado, por la vía de resoluciones que no tienen nada que ver con la constitución política de la república. Otros a evadir responsabilidades pues saben muy bien que, si se encuentran prestados por casi 7 u 8 años en la CSJ, es por acuerdos bajo la mesa de políticos inescrupulosos, y violadores del estado de derecho de las funciones de las instituciones de justicia del país.

Nada que decir del MP. Son el escarnio nacional. Persigue a los que defienden la democracia y perdonan a los saqueadores del país. Los ejemplos son claros y abundantes. Investigan a la gente honrada y les dan todas las comodidades a los que roban millonadas. Es el caso de Benito, del comediante, de miguelito, de tantos más. Ni hablar de las alfombras mágicas. Es tan grave la actuación del MP que tanto la OEA como el departamento de estado de los EEUU, indignados rechazan sus actuaciones, así como las de la CC. Son el hazmerreír mundial.

Pero en este valle de lágrimas no están solos. Otro actor del sistema democrático nacional que implosionó, es el de partidos políticos. No hay en la actualidad un solo ´partido político que tenga la altura para decir que son en verdad un partido, no una agencia de tramites electorales y acarreadores gentes en campañas electorales. Otra cosa son los diputados. Apenas unos cuantos intentan hacer su trabajo, pero el resto es la nulidad total. Son la negación de la democracia y de esa idea republicana de separación de poderes, de acciones políticas o parlamentarias en beneficio del país. Son una excresencia nefasta. Por supuesto que en el sistema judicial o en el sistema político y organismo legislativo, hay excepciones, pero se cuentan con los dedos y sobran.

El colmo es que en medio de la profunda crisis nacional que estuvo a punto de desbordes violentos y represivos, indeseados por todos, salvo por unos cuantos, de absurdos nostálgicos de la guerra fría, los honorables diputados, se encuentran sin sesionar, sin hacer mayor cosa, sin abordar temas que les competen, pero, sobre todo, sin poder dar un paso al frente para decir con gallardía, la CC y la CSJ son en la actualidad parte de la corrupción, pero no se animan. Por eso jamás lo escucharemos. Siguen a la sombra de siglas partidarias que no nos dicen nada, que a la sociedad la dejan sin frio ni calor. Son la nulidad.

Ese es el escenario que habrá el 14 de enero de 2024. Ante ello el nuevo gobierno que encabeza Bernardo Arévalo, tendrá una tarea titánica entre las primeras de su gobierno: sanear el sistema judicial. Ahora no será solo el sistema judicial el enemigo del nuevo gobierno, sino que será el pacto de corruptos con cobertura de legalidad y de apego a la ley. Por supuesto si no ocurre nada antes. De todas formas, una de las primeras acciones del nuevo gobierno tendrá que ser la búsqueda de todos los medios para transformar el sistema judicial. Ya no vale la excusa de la separación de poderes.

El 14 de enero tendremos la existencia de un organismo ejecutivo nuevo y legitimado durante todas estas jornadas, acompañado de sus instituciones que han demostrado apego a la institucionalidad democrática del país, aun con todo lo desgastada que se encuentra, y me refiero al ejército y la PNC.  La otra tarea, será plantear la refundación del sistema político del país. Hay los instrumentos indispensables. Uno de ellos se encuentra en los Acuerdos de Paz, que son parte del programa de gobierno de Semilla y Arévalo. Pero el fundamental, es el peso de la sociedad que se encuentra harta del comportamiento de los partidos políticos, o mejor, del remedo de partidos que tenemos en el país, y que producto de corruptelas, se enquisto como una especie de suprapoder, en el organismo legislativo. A ello vuelvo en próximas notas.

Lo cierto del caso, es que el movimiento iniciado el 2 de octubre, por las autoridades indígenas y los demás sectores que se sumaron, hizo que las máscaras cayeran en dos de los organismos del estado: el sistema judicial incluyendo la CC y el MP, y junto con ello, el organismo legislativo que demostró que no está en nada.

Hubo un striptease completo de los dos organismos de un estado democrático y republicano. Ahora vimos que no sirve la justicia si se mantiene en las manos de sus actuales jerarcas; ni sirve congreso que es el espacio de las soluciones políticas y legislativas. No dan ni para una cosa ni para otra. El país y la democracia, les quedo demasiado grande a la partida de inútiles de esos organismos.

Por suerte tuvimos el voto popular del 25 de junio y del 20 de agosto, y luego las masivas demostraciones que dieron inicio el 2 de octubre. Entre estas fechas la justicia cayo como castillo de naipes, de la misma manera que el congreso y el sistema de partidos que se encuentra en su base. Ello hace que el próximo gobierno tenga delante de si, junto con la lucha contra la corrupción, la recuperación de las instituciones tanto del sistema judicial como del legislativo.

En ese proceso existe como un punto de partida, los Acuerdos de Paz de 1996, que siguen siendo la agenda de país, que en su momento tuvo el mayor consenso nacional. Será necesario actualizarlos, pero de que constituyen una base de partida, es algo innegable.  Para ello las más amplias alianzas deberán ser trabajadas. En donde la principal será con los pueblos indígenas y el movimiento popular y otras fuerzas políticas progresistas.  A ello no existen muchas opciones razonables.

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