¿Es el fin de El Salvador tal y como lo conocemos?: crónica de una reelección inconstitucional

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Créditos: Partido Nuevas Ideas
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El silencio de los magistrados del Tribunal Supremo Electoral de El Salvador se acentúo el día de la elección presidencial y de la Asamblea Legislativa, luego que Bukele proclamara su reelección. La jornada fue calificada como “un éxito” por la presidenta del ente electoral. Sin embargo, en redes sociales, los miembros de las Juntas Receptoras de Votos denunciaban anomalías en el sistema electrónico de transmisión preliminar del conteo de votos.

Cinco días después, la autoridad electoral ha publicado en sus redes sociales que el escrutinio de las actas a nivel nacional ha llegado a un 99011% y el 100 % en el extranjero. Pero aún no han dado una conferencia de prensa para brindar los resultados oficiales ni de la elección a presidente ni de la Asamblea Legislativa.

Por Isela Espinoza

“De acuerdo con nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más de 85% de los votos y un mínimo de un 58 de 60 diputados de la Asamblea”, escribió el presidente Nayib Bukele a las 7:00 de la noche del domingo 4 de febrero. Su mensaje a través de la red social X estuvo acompañado de juegos pirotécnicos que resonaron en San Salvador como si fuese Año Nuevo. Su autoproclamación se dio a pesar de que el sistema electrónico con el escrutinio preliminar del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador apenas empezaba a procesar el 13% de las actas electorales.

Con el mensaje, Bukele llamó a la población a acudir a las 9:00 de la noche frente al Palacio Nacional para celebrar su segundo periodo consecutivo. El camino a la reelección de Bukele se abrió en 2021, cuando la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia cambió un criterio de interpretación de la Constitución.

Los magistrados de dicho órgano habían sido nombrados el 1 de mayo de 2021, por la Asamblea Legislativa que ya tenía mayoría absoluta del partido oficialista Nuevas Ideas, sin seguir el procedimiento legal. El parlamento los eligió tras haber destituido a los que entonces la conformaban en un controvertido proceso calificado por la oposición como “golpe de Estado”.

La Sala está facultada para decidir si determinadas leyes o decretos presidenciales son contrarios a la Constitución, y era una de las instancias judiciales que había emitido veredictos contrarios a las políticas de Bukele.

Sin embargo, los jueces, señalados por Estados Unidos de ser “leales” al Ejecutivo de Bukele, apuntaron que la prohibición de la reelección inmediata es para un gobernante que haya estado en el poder por 10 años. Analistas y otras voces de la sociedad civil sostienen que es inconstitucional ya que seis artículos de la Carta Magna lo prohíben. Pese a ello, el mandatario siguió con sus intenciones de reelegirse y el 30 de noviembre de 2023 recibió una licencia del Congreso por seis meses para lanzarse a la campaña de reelección.

La semana previa a la elección del 4 de febrero, candidatos opositores denunciaron una campaña electoral desigual y con ilegalidades frente a la publicidad utilizada por el gobierno de Bukele a través de vallas y spots publicados en los medios de comunicación institucionales para llamar a la población al voto y enfatizar que la oposición busca “revertir las herramientas” que le han “ayudado a ganar esta guerra” contra las pandillas.

En esta contienda participaron 11 partidos políticos de los cuales solo seis inscribieron candidatos a la presidencia: ARENA, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Fraternidad Patriota Salvadoreña (FPS), Fuerza Solidaria (FS), Nuestro Tiempo (NT) y el oficialista Nuevas Ideas (NI).

Nuestro Tiempo y Arena denunciaron el martes 30 las irregularidades y el silencio del Tribunal Supremo Electoral ante la violación del Código Electoral. Según explicó el candidato a diputado por el departamento de La Libertad, del partido Nuestro Tiempo, Andy Failer, la campaña electoral fue atípica ya que no ha sido una competencia entre partidos políticos sino de partidos políticos contra el Estado. “Nosotros hemos cometido contra los recursos del Estado que se han puesto a disposición del partido oficialista y frente a eso la cancha es desigual”, dijo.

Entre las irregularidades que se dieron desde la convocatoria a las elecciones presidenciales y legislativas el pasado 6 de septiembre se encuentran: voto inducido a salvadoreños dentro del país y en el exterior, lo cual estaría violando el artículo 3 del Código Electoral sobre el voto libre; inexistencia del padrón electoral, funcionarios del gobierno que usaron recursos del Estado y medios de comunicación gubernamentales para realizar propaganda y la difamación a través de spots del gobierno que afirman que los partidos de oposición liberarán pandilleros al ganar las elecciones.

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El Salvador: candidatos opositores denuncian ilegalidades en campaña electoral

La abogada y analista, Ruth López, señaló que previo a la elección “no hubo árbitro. El TSE no puso orden”, en referencia a que, ante las denuncias de los candidatos opositores, el ente electoral guardó silencio e impuso algunas sanciones a propaganda oficialista durante la última semana de la campaña electoral.

Agregó que la oposición no tuvo acceso a la deuda pública, una desventaja ante los millonarios recursos sin control por parte del partido oficialista para la campaña electoral; se cambiaron las reglas electorales para favorecer a un partido político, y que el TSE no entregó credenciales a los partidos políticos de oposición por lo que algunos han estado ausentes en las actividades posteriores para revisar el conteo de votos.

Por aparte, la organización Cristosal enfatizó que la crisis electoral “no solo afecta a la democracia sino también socava los derechos humanos de la población al impedirles elegir a sus representantes de manera libre”.

A través de un comunicado divulgado el miércoles 7 de febrero, Cristosal también identificó durante la jornada electoral violaciones a la Constitución y normas electorales entre ellas: el uso del régimen de excepción por parte del Gobierno como herramienta para la coerción e intimidación de la población, el TSE no administró de manera transparente el voto en el extranjero al no informar sobre los mecanismos para garantizar la fiabilidad del proceso y tampoco aseguró la cadena de custodia de papeletas electorales y actas de las Juntas Receptoras de Votos (JRV). Reportes de la prensa local señalan que fueron encontradas papeletas fuera de las cajas en Morazán y otros lugares.

El periódico digital El Faro publicó un audio en el que la magistrada presidenta del Tribunal Supremo Electoral, de El Salvador, Dora Martínez, reconoce ante partidos políticos que al menos la mitad de los paquetes electorales no cuentan con las medidas de seguridad designadas por el Tribunal. En un comunicado publicado horas después, el TSE aseguró que los paquetes electorales fueron custodiados por la Policía Nacional Civil (PNC) “en todos los escalones del traslado”.

Un TSE cuestionado y sin resultados oficiales

Cinco días después de las elecciones, el TSE continúa bajo críticas y cuestionamientos por parte de los partidos políticos opositores y ciudadanos que denuncian fallas en el sistema electrónico para la transmisión de resultados que impidieron el conteo de los votos.

Entre estas deficiencias, los integrantes de las Juntas Receptoras de Votos denunciaban a través de redes sociales que el sistema electrónico duplicaba los votos, algunos centros de votación no contaban con luz, falta de equipo informático como módems mal configurados y sin capacitación de personal de soporte, así como falta de papel de seguridad para imprimir las actas.

“Ante el cansancio y la imposibilidad de hacer su trabajo, las JRV (Juntas Receptoras de Votos) dejaron los paquetes electorales en los centros de votación. Aunque el TSE asegura que no se perdió la cadena de custodia del paquete, los contendientes (excepto el oficialismo) no pueden asegurarlo”, afirmó la analista López. Ante estas irregularidades se configura un escenario de fraude electoral que no inició el día de las elecciones, sino desde antes, agregó la abogada, quien además lo calificó como un “fraude sistémico estructural”. El TSE para estas elecciones tenía un presupuesto de US$70,250,480.

Tras el cierre de los centros de votación a las 17:00 horas, se desencadenaron una serie de irregularidades que se reflejaron en el sistema electrónico que después de cuatro horas apenas contabilizaba el 13% de las actas escrutadas. A pesar de ello, el presidente proclamó su victoria frente a cientos de simpatizantes que llegaron al Palacio Nacional.

Mientras, brindaba un discurso en el que arremetió contra de la prensa, los magistrados del TSE mantenían el silencio. Aproximadamente a las 21:30 horas, brindaron su primera conferencia en el centro de operaciones ubicado en el hotel Hilton, en donde se esperaba dieran los resultados preliminares.

Pero la presidenta del TSE, Dora Martínez, dijo en menos de 20 minutos, que la jornada electoral había transcurrido sin incidentes y con éxito debido al “voto masivo” en el extranjero y a nivel nacional. Ante las denuncias de Bukele a través de las redes sociales y de medios oficialistas de salvadoreños en el extranjero que se quedaron sin votar debido a que los centros de votación “no quisieron extender el horario”, Martínez dijo que “tanta fue la participación de la ciudadanía que no bastó un día para la elección” a pesar que el voto en el extranjero estuvo habilitado días previos al 4 de febrero a través de la vía electrónica.

Por ello, ese domingo, el pleno resolvió habilitar una nueva fecha para que los salvadoreños en el extranjero que se quedaron sin emitir su sufragio acudieran a hacerlo en seis centros de votación de Estados Unidos. Sin embargo, tres días después de las elecciones dio marcha atrás a la medida. A través de la red social X, anunció el pasado miércoles que acordó “suspender dicho acuerdo y realizar las consultas respectivas con los organismos internacionales” sin explicar a qué organizaciones se refería.

Foto de Isela Espinoza
Foto de Isela Espinoza

Luego de la breve conferencia, los magistrados se retiraron del salón sin responder preguntas de los periodistas. Minutos después Luis Guillermo Wellman y Noel Antonio Orellana salieron a responder preguntas para asegurar que no había problemas en el sistema electrónico y que se estaban tardando en dar los resultados preliminares ya que en Estados Unidos “se desbordó el proceso electoral. Eran filas de dos kilómetros y no alcanzaron a llegar”.

Wellman fue el principal portavoz y por momentos mostraba su molestia e incomodidad ante las preguntas de los periodistas. Ante la interrogante de cómo definir el voto nulo, ya que algunas mesas tomaban como válido a favor del presidente un posible voto nulo, Wellman dijo que se debía revisar el Código Electoral. “Ahorita se me olvida porque tantos artículos. Pero se lo voy a mandar con el encargado de prensa para que vean cuál es el voto nulo. Ahí no hay pierde porque está expresamente señalada por la ley”, afirmó.

En relación a la reelección de Bukele señalada de inconstitucional, el magistrado Wellman dijo que la candidatura del presidente “está fundamentada en la Constitución y en las resoluciones de la Sala de lo Constitucional. Los magistrados hemos trabajado con base a los parámetros constitucionales y a la ley. Eso nos da transparencia, ¿o no? Yo no soy opositor ni oficialista. Soy árbitro electoral”, explicó.

El magistrado también fue cuestionado sobre la autoproclamación del presidente como ganador para gobernar el periodo 2024-2029 y de la Asamblea Legislativa. Según Wellman el mensaje era una opinión personal del mandatario. “Nosotros somos los que damos los resultados oficiales. Lo que se diga fuera de aquí no es oficial hasta que nosotros no lo aseveramos”, agregó.

La jornada electoral del pasado domingo cerró con polémica por el fracaso del sistema y la imposibilidad de transmisión de datos para el escrutinio preliminar, por lo que el TSE declaró fallido el sistema y acordó abrir todas las urnas para el escrutinio final voto por voto.

El lunes, a través de una cadena nacional, el TSE admitió que “pese a todos los esfuerzos institucionales realizados, no fue posible concluir de la manera esperada” la transmisión de las actas de cierre y escrutinio.

El jueves 8 de febrero, el TSE anunció que el 98%, es decir 8,439 de las actas de la elección presidencial, ya habían sido procesadas y que este viernes 9 de febrero se darían a conocer los resultados “a primera hora” aunque faltaban escrutar 213 actas. Mientras, el voto electrónico para el extranjero ya se había procesado el 100% de las 82 actas de la Junta Receptora de Votos del Extranjero.

A las 10:00 de la mañana de este viernes, el TSE aún no brindaba la conferencia de prensa y solo actualizó los datos con el 99.11% de las actas correspondientes al voto nacional para presidente. “Los miembros de las mesas continúan trabajando con dedicación y esmero para brindar resultados en el menor tiempo posible”, se lee en el tuit que acompaña imágenes del sufragio.

Según los datos del TSE, Bukele habría obtenido 2,681,254 votos; seguido por el FMLN, que alcanzó el segundo lugar con 202,579; ARENA con 176,424, Nuestro Tiempo con 64,400, Fuerza Solidaria con 23,189 y FPS con 19,105.

En tanto, se registraron 59,558 votos nulos y 14,993 abstenciones. Sin embargo, aún queda pendiente el resultado de cómo quedó conformada la Asamblea Legislativa. Según el sitio web Escrutinio Preliminar 2024, hasta este viernes solo se registraban 434 actas procesadas de 8,562 es decir el 5.06%. Ahora, los candidatos opositores mantienen el pulso durante el escrutinio final que se realiza en un estadio. “¿Cuál es el miedo?”, afirmó Ramiro Navas candidato a la alcaldía de San Salvador del partido Nuestro Tiempo y quien participa en el escrutinio voto por voto.

Con estos resultados, el TSE cierra una semana marcada por la oposición que advirtió que defenderá “la voluntad del pueblo” y funcionarios del Ejecutivo que abandonaron sus funciones para participar en el escrutinio final pese a estar prohibido en la Constitución.

Excesiva presencia del “bukelismo”

La jornada electoral del 4 de febrero inició a las 5:00 de la mañana para los salvadoreños convocados a integrar la Juntas Receptoras de Votos. Dos horas después la mayoría de los 1,595 centros de votación habilitados a nivel nacional abrieron sus puertas para recibir a 5,473,305 millones de salvadoreños para elegir a presidente y 60 diputados para la Asamblea Legislativa.

Pero un porcentaje de estos centros abrieron con media hora de retraso debido a que algunas mesas receptoras de votos no lograron ser integradas por las cinco personas como establece el Código Electoral, sino que con el mínimo (tres).

En tanto, otros ciudadanos que acudieron al llamado fueron rechazados al momento de buscar integrar las Juntas Receptoras debido a que las mesas asignadas ya tenían a otras personas sin especificar su procedencia.

Con estos contratiempos, las mesas receptoras de votos abrieron las urnas con el voto de policías y militares previo a recibir el de la ciudadanía. Durante un recorrido de Prensa Comunitaria junto a otros medios de comunicación centroamericanos, los centros de votación al aire libre y cerrados contaban con un número excesivo de vigilantes o fiscales del partido oficial, Nuevas Ideas, que impulsó la reelección de Bukele. Con menor cantidad se observaron a vigilantes de Gana y Vamos.

Según el magistrado Orellana los partidos políticos tuvieron las acreditaciones y quienes no contaban con vigilantes eran responsables de “explicar las razones por las cuales no designaron”. La diputada y candidata a la reelección por el partido Vamos, Claudia Ortiz, recordó que esta práctica de asignar más de tres vigilantes de Nuevas Ideas a las mesas receptoras de votos se observó en las elecciones de 2021, generando caos y presión al momento del escrutinio. Así como la integración de las Juntas Receptoras de Votos con personas afines a Bukele.

En los centros de votación, algunos con menos de un metro de distancia, era recurrente encontrar una carpa con jóvenes que “guiaban” a los votantes. Algunos ayudaban a movilizar a personas de la tercera edad o con alguna discapacidad, en una desbordante amabilidad.

En otros centros de votación como la escuela Concha Viuda de Escalón y la Avenida Olímpica, los simpatizantes de Bukele se apostaban en las afueras con banderas de Nuevas Ideas que ondeaban al ritmo de batucadas. Ambos lugares fueron los centros de votación más grandes de San Salvador. En Concha Viuda de Escalón estaban habilitadas 24 mesas cada una con 700 electores.

Mientras, la Avenida Olímpica recibiría 26,000 votantes en 38 mesas receptoras de votos. En este centro de votación al aire libre, acudieron varios funcionarios públicos, hermanos de Bukele y el mismo presidente junto a su esposa, Gabriela Rodríguez, para a emitir su voto.

Previo a la llegada de Bukele, la Avenida Olímpica era resguardada por un fuerte despliegue de militares y policías. El ingreso a los reporteros, fotoperiodistas y “creadores de contenido” era precedido por la revisión de sus pertenencias. Mientras, vayas de metal resguardaban los costados de las mesas receptoras de votos.

En tanto, un animador con un megáfono pedía a más de 30 simpatizantes gritar consignas a favor de Bukele entre ellas: “¡Cinco más, cinco más!” en referencia a la reelección mientras ondean banderas celestes del partido oficialista.

A la señal de que el presidente estaba por llegar, el animador ordenó a los seguidores en una vaya humana que poco a poco fue acuerpada por decenas de militares y agentes de seguridad privada que a golpes impidieron el paso de personas ajenas, entre ellos fotoperiodistas.

A las 15:00 horas, bocinas a todo volumen reproducen la canción It’s the End of the World as We Know It (Es el fin del mundo tal y como lo conocemos), de la banda de rock norteamericana R.E.M. una y otra vez por más de 15 minutos que dura la presencia del presidente, quien primero acompañó a su esposa a ejercer el voto.

El ritmo de la canción es contagioso. Pero el coro sintetiza los cambios que Bukele ha venido desarrollando desde 2021 y que coincide con su discurso de que en el país centroamericano “nunca nadie se había preocupado por la seguridad” y que hoy El Salvador “es un ejemplo” para la región.

Minutos después, por otro lado, de la Avenida Olímpica volvió a ingresar en un carro del que se bajó y saludó a sus simpatizantes. Mientras, juegos pirotécnicos sonaban en un ambiente irreal rodeado por más de 100 cámaras fotográficas y cientos de celulares de simpatizantes o creadores de contenido que buscaban captar su imagen.

Entre empujones y agresiones de los guardias de seguridad y policías, el mandatario y candidato se retiró del lugar no sin antes saludar de nuevo a sus simpatizantes mientras en inglés terminaba de sonar It’s The End Of The World As We Know It, And I Feel Fine (Es el fin del mundo tal como lo conocemos y me siento bien). El tema también fue utilizado por el mandatario para anunciar a sus simpatizantes que se acercaba el momento de su aparición en el balcón del Palacio Nacional y al final de su discurso.

Bukele goza de uno de los índices de popularidad más altos en la región, a pesar de los múltiples reportes sobre violaciones a los derechos humanos durante su mandato y sus polémicas con el orden constitucional vigente.

El 1 de junio de 2019, Bukele tomó posesión como presidente de El Salvador tras obtener el 53% de los votos (1,434,856 sufragios), sin necesidad de una segunda vuelta. Su primer triunfo en las urnas rompió con 30 años de bipartidismo en el país centroamericano, entre Arena y el FMLN.

Su mandato se ha caracterizado por dar órdenes a sus ministros a través de redes sociales, impulsar la ley para incorporar el Bitcoin a la moneda nacional y la “guerra contra las pandillas” que le llevó a decretar un estado de Excepción aprobado, desde marzo de 2022, para combatir el alza de los homicidios hasta la fecha.

Sin embargo, analistas aseguran que, el 2021, marcó un antes y un después de la cooptación de las instituciones del Estado que responden a los intereses de Bukele. El primer periodo de su gestión termina con denuncias de vulneración de los derechos humanos, entre ellos la libertad de expresión y una frágil democracia, según organizaciones y la sociedad civil del país.

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El domingo los salvadoreños eligieron a presidente, vicepresidente y 60 diputados que integrarán la Asamblea Legislativa, un hecho que no ocurría desde 2009. La toma de posesión será el sábado 1 de junio de 2024.

El domingo 3 de marzo, los salvadoreños volverán a acudir a las urnas para elegir a alcaldes e integrantes de los 44 concejos municipales, así como a 20 integrantes del Parlamento Centroamericano (Parlacen).

En este pulso, analistas opinan que el mandatario podría perder algunas alcaldías debido al descontento de la población por su gestión local. Sin embargo, la reconfiguración de los 262 municipios de El Salvador que, desde el año pasado se agrupan en 44, podrían quitar ventaja a los candidatos opositores.

El presidente ratificó la Ley Especial de Reestructuración Municipal luego que 67 diputados del Congreso, de los 84, la aprobaran tras más de cinco horas de debate. La normativa entrará en vigor el 1 de mayo de 2024. Desde entonces habrá 44 alcaldes, 44 síndicos y 372 concejales: en total 460 alcaldes en todo el país, cifra considerablemente menor que los 3.000 actuales.

Bukele consideró la aprobación como un hito histórico, mientras la oposición la califica como un movimiento electoralista que solo beneficia a su partido Nuevas Ideas.

Tal como sucedió con el cambio de fórmula con la que se calcula la cantidad de escaños que ganan los partidos. Según analistas electorales, la votación del pasado domingo afectará directamente a los partidos minoritarios. La disminución de 84 a 60 diputados también agrava el escenario democrático ante la disminución de partidos representados en la Asamblea. El cambio de la fórmula ocurrió ocho meses antes de las elecciones generales.

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