Créditos: Obra de Paula Nicho
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Cinco artistas guatemaltecos fueron seleccionados para la 60 edición de la Bienal de Venecia que se presentará en la ciudad italiana de abril a noviembre del 2024. En la bienal más antigua del mundo, destacó este año la participación de tres artistas de origen maya, que presentan su visión del mundo y también se mostró de forma póstuma la obra de artistas que construyeron con su obra plástica la historia del arte guatemalteco del siglo XX.

Por Juan José Guillén

La Bienal de Venecia es uno de los circuitos mundiales del arte más importantes del mundo y este año recogió la obra de cinco artistas guatemaltecos que, junto a otros de todo el mundo, aportarán a la 60 edición de esta muestra internacional. Los artistas Margarita Azurdia, Andrés Curruchich, Rosa Elena Curruchich, Carlos Mérida y Paula Nicho llegan a Venecia a través de sus obras.

Este año la propuesta curatorial destaca por su disrupción. El primer curador latinoamericano invitado para conceptualizar la muestra fue Andriano Pedrosa, quien destaca la forma en que el arte construye narrativas antirracistas y antixenofóbicas. Además, porque 332 artistas de los cinco continentes comparten la característica de que nunca habían participado en una exposición internacional.

Extranjeros en todas partes, el nombre de la edición 60 de la Bienal de Arte, es un cuestionamiento directo a las políticas migratorias xenófobas que avanzan por todo el norte global en el que asistimos al ascenso político de grupos y partidos de ultraderecha, como la propia primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

El brasileño Adriano Pedrosa fue el seleccionado para elaborar la propuesta curatorial de la Bienal De Venecia 2024.

Desde Guatemala, la curaduría de Pedrosa ha destacado a cinco artistas fundamentales para entender la plástica y su contexto en la Guatemala del siglo XX. Margarita Azurdia, Andrés Curruchich, Rosa Elena Curruchich, Carlos Mérida y Paula Nicho comparten el hecho de que desarrollaron su obra artística en unas condiciones de adversidad cultural y política.

Extranjeros de todas partes recoge la obra, como un homenaje póstumo, a estos cinco artistas, que en Guatemala su obra es, en buena medida, desconocida. La única presencia de una artista viva para esta Bienal llega desde San Juan Comalapa, Chimaltenango, se trata de la artista Kaqchikel Paula Nicho.

¿Quiénes son los artistas guatemaltecos que participan de la 60 Bienal De Venecia? Acá compartimos un breve recorrido por sus obras.

Andrés Curruchich: (1891-1969)

El pintor Kaqchikel es originario de Chixot (San Juan Comalapa) en el departamento de Chimaltenango. Durante la primera mitad del siglo XX inició una notable escuela de pintura que erróneamente fue nombrada de forma racista por varios historiadores del arte como “pintura naíf”, una técnica que surgió en el siglo XX como una respuesta al arte académico y que busca representar la realidad de forma ingenua y sin pretensiones técnicas.

Fue hasta hace poco que el circuito del arte reconoció que es un error afirmar que esta tendencia es naif debido solamente a la aparente ingenuidad en la técnica. Por el contrario, las pinturas de Andrés Curruchich encuentran su valor no solamente en lo pictórico o la técnica, pues éstas también reproducen escenas de su pueblo, siendo una valiosa documentación de aspectos de la vida social y espiritual del pueblo indígena de Chixot.

Foto. Cortesía de Museo Ixchel

Sobre la forma en que esta tradición llegó a Comalapa, se dice que Curruchich fue estimulado para pintar por el sacerdote mexicano Fidencio Flores, quien se encontraba a cargo de la parroquia de ese municipio, en 1920, y fue él quien le transmitió algunos procedimientos para la representación pictórica. Sin embargo, probablemente Curruchich pintaba al principio con medios tradicionales antes de conocer la técnica al óleo.

Foto. Cortesía de Museo Ixchel

La importancia de que la obra de Andrés Curruchich llegue a Venecia, este 2024, después de 55 años de su muerte, es que él se suma a la lista de artistas reevaluados por la historia del arte que menospreció la importancia de su obra ya que Andrés Curruchich es capital para entender la escuela de pintura Kaqchikel de Chixot.

Su presencia, junto a la de Paula Nicho y Rosa Elena Curruchich, habla del peso de esta importante escena pictórica que la historiografía ha documentado muy poco. Son tres los pintores de Comalapa que se encontrarán en Extranjeros por todo el mundo confirmando la revalorización que se está haciendo de un género pictórico que por décadas no fue entendido por el racismo de la academia. En contraste con la tendencia que está haciendo visibles a artistas que fueron ignorados. Lamentablemente, como se verá con otros artistas seleccionados, Andrés Curruchich está alcanzando el prestigio y fama más de 50 años después de su muerte.

Foto. Cortesía de Museo Ixchel

Carlos Mérida (1891-1984)

El artista guatemalteco naturalizado mexicano es quizá el más reconocido de esta selección. Su obra es ampliamente reconocible en el paisaje urbano de la Ciudad de Guatemala ya que el artista plasmó su obra desde el muralismo en la arquitectura de varios edificios públicos construidos especialmente en el Centro Cívico de Ciudad de Guatemala, durante los años 50 y 60.

Foto de Internet

La 60 Bienal de Venecia recupera y nombra las condiciones de migración y exilio, pero sobre todo de “tránsito”, que los propios artistas tuvieron que vivir durante el desarrollo de su obra. El trabajo de Mérida transcurrió entre Guatemala y México, país en el que más tarde terminó viviendo una suerte de autoexilio frente a la guerra civil que vivía Guatemala.

Foto de Internet

Mérida gozó de un reconocimiento casi inmediato en la creciente escena del muralismo mexicano, movimiento en el que propuso una visión abstracta y geométrica, separándose del estilo narrativo y realista que propusieron sus contemporáneos mexicanos. Además, es importante destacar que Mérida fusionó en la arquitectura a través de su muralismo, elementos esenciales del arte mesoamericano como el color y la composición con cánones occidentales como los materiales y la propia técnica mural.

Foto de Internet

La presencia de Mérida en esta 60 Bienal de Venecia es una importante mención al aporte de un artista extranjero a una escena tradicionalmente asociada al nacionalismo mexicano. El artista originario de Quetzaltenango si bien goza de fama en Guatemala (el Museo estatal de Arte Moderno lleva su nombre) es poco reconocido en el extranjero.

Margarita Azurdia (1931-1998)

Fue una destacada artista antigüeña de la pintura, escultura, escritora y considerada una de las pioneras del performance en Guatemala y Centroamérica. Al igual que los seleccionados guatemaltecos de Adriano Pedrosa, a pesar de que su obra fue poco valorada en su momento, hoy se acepta que es imposible hablar del arte conceptual y especialmente la historia del performance en Guatemala y Latinoamérica sin hacer mención de su obra.

Azurdia exploró temas innovadores para su época como la corporalidad, la relación entre percepción y tiempo y las posibilidades de la sacralización de nuestro mundo. Además, su obra exploró los conceptos de autoencuentro y creatividad desde la mirada feminista, siendo una de las primeras artistas en nombrarse de esta forma en los años 80. Además, cuestionando el conservadurismo de la sociedad guatemalteca de aquella época, razón por la cual su obra encontró cierto rechazo y menosprecio, incluso, de la misma comunidad artística de esos años.

Margarita Azurdia – De la serie: Homenaje a Guatemala. Foto: Cortesía Museo Reina Sofía

Es hasta el 2020 con la exposición retrospectiva de Margarita Azurdia Todo es una, en el museo de Arte Moderno Carlos Mérida, que se reconoció que su incansable obra artística realizada a lo largo de su trayectoria se ha convertido en una “referencia de interés histórico para el país” como se afirmó en esa exposición.

Azurdia retó los cánones del quehacer artístico en Guatemala, desafiando al propio público, a la escena y también a la artista misma. Hoy se habla de Azurdia como una de las pioneras en la construcción del arte conceptual de la región, cuya personalidad rebelde y enorme espíritu investigativo le llevaron a crear piezas de arte en las que aún hoy sus espectadores no terminan de descubrir los universos que poblaron su imaginación.

Otra característica que marcó su obra es la relación profunda que tenía con su proceso creativo, al grado de que durante varias etapas de su trabajo va cambiando su nombre y firmando de forma distinta, según la etapa en la que se encuentre. Así tenemos en Margarita Azurdia a Anastasia Margarita, Margot Fanjul y Margarita Rita Rica Dinamita, cada una nombra el momento de su vida en el que se encontraba asumiendo el cambio y la transformación como parte de la naturaleza humana.

Margarita Azurdia – De la serie: Homenaje a Guatemala. Foto: Cortesía Museo Reina Sofía

Se trata de una artista de gran complejidad creativa con la que nuevamente la historiografía del arte no fue inmediatamente justa. Pasaron al menos 20 años de su muerte para que en Guatemala se montara una exposición lo suficientemente robusta como para explicar su complejidad e importancia para la construcción del arte contemporáneo en Latinoamérica. Todo es una la antología de su obra, presentada en 2020, fue el inicio del interés de académicos e investigadores sobre esta artista y, en 2022, el Museo de Arte Moderno “Reina Sofía”, de España, anunció una exposición para dar más luz a la obra de esta artista guatemalteca.

Margarita Azurdia – De la serie: Homenaje a Guatemala. Foto: Cortesía Museo Reina Sofía

Su llegada a la Bienal de Venecia es una importante presencia en esta edición ya que nos presenta la obra de una artista que tuvo que romper con el “establishment creativo” para abrirse paso en la exploración de procesos creativos que rompieran el canon y que resultaran en obras que tenían resultados muy distintos a lo que acostumbraba verse en las galerías por aquella época. Es su ruptura con esta tradición la que abrió nuevas rutas tanto para otras artistas mujeres como para ella misma, como se aseguró en 2020.

Rosa Elena Curruchich (1958-2005)

Fue la primera mujer pintora en San Juan Comalapa. Es nieta del pintor Andrés Curruchich, quien también está compilado en esta Bienal de Venecia. Curruchich abuelo inició allí la tradición de la pintura al óleo en la década de 1930. Rosa Elena siguió sus pasos, pero no basada en las enseñanzas de su abuelo. Su ejercicio artístico se dio en medio de la negativa de su familia, en un contexto machista que impedía a las mujeres aspirar a ser pintoras, obligándole a ser autodidacta y expresarse desde una especie de clandestinidad. Ocultando, en su comunidad, su oficio de pintora e incluso frente a su familia.

“Cumple 10 días su nacimiento el niño”, obra de Rosa Elena Curruchich.

La presencia de Curruchich en Extranjeros por el mundo es particularmente significativa puesto que ella vendió su obra por muchos años en la clandestinidad, mientras comerciaba otros productos en Antigua Guatemala, de allí el pequeño formato de sus pinturas, algo fácil de ocultar y transportar. La clandestinidad, la censura y el tránsito son temas centrales que los artistas guatemaltecos están poniendo de manifiesto en Venecia.

“El sacerdote hace ceremonia en las montañas”, obra de Rosa Elena Curruchich

La pintora creó desde sus posibilidades pequeños espacios para reflejar su mundo. Lugares que retratan las costumbres, cotidianidad, religión, los vínculos familiares y comunitarios de San Juan Comalapa, en Chimaltenango. Tal y como su abuelo lo haría 30 años antes. Entre otras cosas, la importancia de su obra reside en que, siendo la primera mujer Kaqchikel en apropiarse de la tradición pictórica comalapense, enfatizó desde el profundo ejercicio de la observación la importante presencia de las mujeres en los procesos sociales de la vida en Chixot.

“El niño siempre le sale sangre en su naris, para curar se quema la hoja de higo”. Por Rosa Elena Curruchich

“Para la investigación, la historia que escribimos y para los artistas, es vital entender la ruptura que supuso Rosa Elena en un contexto patriarcal”, comenta el investigador maya K’iche’, Diego Ventura Puac Coyoy, al referirse a la importancia de su obra.  Rosa Elena comenzó a pintar a mediados de los años 60, en un momento histórico en el que la norma en la pintura de su comunidad estaba limitada y resguardada por los hombres.

Conoce más detalles acá:

Rosa Elena Curruchich, los mundos que propuso la primera mujer pintora de Comalapa

Paula Nicho Cumez

La pintora Kaqchikel de San Juan Comalapa es la única artista viva, de la selección guatemalteca realizada por el curador Adriano Pedrosa. Cumez pertenece a la tercera generación de la larga tradición pictórica que ha perdurado en ese pueblo de Chimaltenango.

Nicho se inició desde muy joven como una artista heredera del arte del tejido que aprendió de su madre y ocho hermanas, tal y como ha dicho, su primer contacto con el arte fue desde lo textil y por eso su obra refleja patrones y composiciones en donde el tejido suele estar presente.

Foto. Cortesía de Paula Nicho

¿Cómo se inició la pintora en la pintura y qué diferencias encontramos ya en la tercera generación de pintores de Comalapa? Tal y como la artista relató para una entrevista, en 2023, un día su abuelo, un aprendiz de segunda generación del primer pintor de Chixot Andrés Curruchiche, le dijo a Paula: “El tejido que hacen es lindo, pero es un arte laborioso”. En ese momento Paula Nicho consideraba que el tejido que ella y sus hermanas elaboraban era solo una actividad. Sin embargo, su abuelo, además de pintor era diseñador de alfombras en Chixot durante la Semana Santa. Al darse cuenta del potencial que Paula tenía para tejer le sugirió buscar otro arte además del tejido.

Foto. Cortesía de Paula Nicho

Así y también gracias al incentivo de su esposo, se inicia la prolífica carrera de una artista Kaqchikel que, si bien enfrentó con dificultad la incursión a esta práctica, afortunadamente no repitió el ciclo de las dos generaciones anteriores de pintores de su municipio. A diferencia de Andrés Curruchich y Rosa Elena Curruchich, Nicho ha expuesto en Japón y Estados Unidos y su obra es ya reconocida por la escena contemporánea del arte guatemalteco.

Además, la carrera de Nicho debe entenderse desde el esfuerzo colectivo de sus generaciones antecesoras, tan solo una generación antes, Rosa Elena Curruchich, que también se encuentra en la muestra internacional, debió pintar desde la clandestinidad absoluta por ser mujer. Nicho por su parte inició un esfuerzo colectivo junto a otras mujeres pintoras que rompería con el molde sobre cómo pintar desde Comalapa, es así como junto a otras mujeres fundan el grupo de Mujeres Pintoras Kaqchikeles de Comalapa, que a pesar de disolverse relativamente rápido fue el inicio para que otras encontraran en la pintura un ejercicio artístico válido e importante, el monopolio de la pintura para los hombres comenzó a desaparecer a partir de la conformación de este grupo.

Foto. Cortesía de Paula Nicho

Lo onírico, ese mundo de los sueños, está siempre presente en la obra de Paula Nicho, además de la identidad Kaqchikel y de su identidad como mujer, nos presenta varios elementos recurrentes en su obra, como la relación entre el ser humano con la naturaleza. La extensa obra de Nicho es la continuación definitiva del esfuerzo de muchas mujeres por posicionarse en la escena del arte a pesar de los obstáculos del sistema que, por casi tres generaciones, prohibió a las mujeres acercarse a los pinceles en Comalapa. De esta forma Adriano Pedrosa cierra el ciclo histórico con figuras claves de la pintura de Chixot. Estamos ante una Bienal de Venecia histórica para Guatemala, porque si bien es cierto que artistas como Aníbal López o Regina José Galindo han participado de la muestra, es la primera vez que la representación indígena llega con tanta fuerza a esa ciudad italiana.

Una propuesta de Bienal a pesar del avance del neofascismo italiano

La propuesta de una Bienal en Venecia, en este 2024, ha estado marcada por hechos históricos que no son casualidad en un país en donde el neofascismo está ganando popularidad. Es la primera vez que la invitación para conceptualizar la muestra internacional llega a un curador latinoamericano, se trata del brasileño Adriano Pedrosa, quien actualmente está a cargo del Museo de Arte de São Paulo, Brasil.

El título Stranieri Ovunque (Extranjeros en todas partes), nombre que lleva esta 60 Muestra Internacional de Arte, proviene de una serie de obras de la agrupación francesa Claire Fontaine y al nombre de un colectivo en la ciudad italiana de Turín que luchó contra expresiones racistas y xenofóbicas en Italia alrededor del 2004.

En febrero de 2023, Italia aprobó una regulación que limita los rescates marítimos de migrantes. Foto de EFE

Como el propio curador ha afirmado a través del sitio oficial de la muestra internacional: “El telón de fondo de la obra es un mundo plagado de múltiples crisis relacionadas con el movimiento y la existencia de personas a través de países, naciones, territorios y fronteras, que reflejan los peligros y trampas del lenguaje, la traducción y la etnicidad, expresando diferencias y disparidades condicionadas por la identidad, la nacionalidad, la raza, el género, la sexualidad, la riqueza y la libertad. En este paisaje, la frase extranjeros por todas partes tiene –al menos– un doble significado. En primer lugar, que vayas donde vayas y estés donde estés siempre encontrarás extranjeros: ellos/nosotros estamos en todas partes. En segundo lugar, que no importa dónde te encuentres, siempre, de verdad y en el fondo, eres extranjero”.

El director artístico de la 60 edición de la Bienal de Venecia, Adriano Pedrosa, delante del pabellón central de la muestra, intervenido por el colectivo amazónico MAKHU

La llegada de Meloni en octubre del 2022 como jefa de gobierno italiana puso de manifiesto el alarmante avance del neofascismo a Italia, un país que históricamente ha sido entrada de migrantes de todas partes del mundo (El Puerto de Venecia es un claro ejemplo) y que ahora recrudece sus políticas migratorias e invita a la comunidad europea a implementar acuerdos racistas y xenofóbicos para impedir, infructuosamente, la llegada de migrantes a la península italiana.

La periodista y política Giorgia Meloni se encuentra al frente del Gobierno de Italia, desde los 15 años ha declarado abiertamente su simpatía por el neofascismo italiano. Foto de Internet

Quizá la respuesta de La Bienal de Venecia y, del propio Pedroza, no sea directamente hacia la jefa de gobierno Meloni, pero nos habla de un contexto en el que urgimos reconocer las expresiones multiculturales en un mundo que está retrocediendo en materia de derechos humanos y políticas migratorias más dignas. La palabra “tránsito” ha sido mencionada en la obra, no solo de los cinco artistas seleccionados, sino en los más 300 artistas de todas partes del mundo que de abril a noviembre de 2024 pondrán en debate desde Venecia las políticas migratorias de Italia y de los países del mundo.

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