Congreso de arqueología 2023. Nuevos descubrimientos del mundo Maya

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Por Nan Chiqui Ramírez

ixlajuj@gmail.com

El dos de diciembre tuve la oportunidad de asistir al Congreso de arqueología 2023 en la Ciudad de Antigua Guatemala. Diez ponencias resumidas para dar a conocer aspectos importantes que iluminan la comprensión de nuestro pasado ancestral Maya.

Resonaron las voces de arqueólogos como Mary Lou Ridinger, Anaite Ordoñez, Beatriz Barcarcel, Gustavo Martínez, Enrique Hernández, Cesar Castañeda, Josephine Thompson, Douglas Mauricio, Edgar Suyuc y Richard Hansen director de Proyecto Cuenca del Mirador.

Como Ajq´ij que bien traducido de los idiomas mayas, soy Contadora, conservadora del tiempo Maya, como aclaran las autoridades indígenas en resistencia en Guatemala, mi interés en la labor de los arqueólogos es cada día mayor.

Autodidacta de la cultura Maya desde 1965, voy comprendiendo cómo la gobernanza ancestral sigue presente en las organizaciones ancestrales comunales.

Para comprender eso, es necesario conocer el origen de nuestra presencia en el área mesoamericana desde tiempos remotos.

Los estudios recientes del Ingeniero Cesar Castañeda sobre “El cambio cultural, vegetación y lagunas de El Mirador” son de lo más reveladores.

Nos explica Castañeda que al finalizar la última glaciación la zona que actualmente conocemos como Maya, estaba llena de lagos y lagunetas hace unos 10 mil años, y que en ese ambiente se ubicaron los primeros pobladores. Cerca del agua.

Muchos arqueólogos consideran que el maíz fue domesticado hace unos 9 mil años. En esa misma área.

Los cambios climáticos, la presencia humana a través del tiempo, fue secando esos lagos convirtiéndolos en pantanos. Proceso que podemos observar en la actualidad con los lagos de Amatitlán, Atitlán, laguna del Comendador al igual que en otros muchos países.

Los pobladores se fueron adaptando a esos cambios climáticos. La presencia humana bien nutrida, a través de miles de años aumentó. Recordemos de paso que en este continente no hubo pestes que mermaran la población.

Las rutas comerciales se expandieron en el llamado “Mercado de la Ritualidad” junto a las observaciones astronómicas, la escritura, la matemática, los calendarios, las técnicas agrícolas, el idioma. Y sobre todo la Cosmovisión y filosofía de vida Maya que los aglutinó.

Desafortunadamente los académicos no toman en cuenta la importancia de la vida espiritual de los pueblos originarios, que, en el caso de los Mayas contemporáneos de los Olmecas, fue la base en la construcción de grandes complejos urbanos, de la gobernanza, el orden social, político y desarrollo cultural y económico.

La costumbre ancestral de sembrar, cultivar y cosechar la tierra por varios años y después dejarla descansar sigue vigente.

Podemos comprender entonces como según afirma Richard Hansen, que la Cuenca del Mirador fue habitada, abandonada y vuelta a habitar. Porque esa Cuenca como otros centros urbanos, sufrió la sobrepoblación, la deforestación, la sequía, el colapso no una, sino varias veces.

Sí, regresaron ya no a la orilla de los lagos, regresaron a los pantanos y sibales donde habitaban sus ancestros. Y construyeron de nuevo, sobre los edificios existentes y revitalizaron sus siembras con nuevas técnicas agrícolas, aprovechando las heces humanas, los orines, el lodo de los pantanos para fertilizar, cosechar y alimentar a esa población que de nuevo creció, y de nuevo deforestó en la locura de hacer toneladas de cal para construir entonces, edificios más grandes que los anteriores. Las grandes calzadas que unieron las urbes llenas de color.

Difícil de creer, pero esas son las evidencias.

Recientemente vi un documental en donde campesinos mexicanos asegurando que “Con mierda no hay cosecha que se pierda”, pues la siguen utilizando como lo hacían los japoneses y otras culturas en todos los continentes y que ahora está siendo considerada una alternativa ecológica.

Michael Coe y otros académicos afirman que era un mosaico de técnicas agrícolas, adaptadas a los diferentes suelos, a los nuevos cambios climáticos.

Y si, aquí entra de nuevo la Cosmovisión ancestral Maya pues el YITZ, la esencia misma de las cosas, nuestras secreciones como la savia del árbol, la miel, la gota de cera de la vela, la lava del volcán, nuestro sudor, orina, nuestras lágrimas, la sangre son sagradas y están allí, para ser apreciados, aprovechados para nuestra subsistencia.

Quizás entonces en la costumbre de dar y recibir entendamos porqué en el pasado se ofrendaba nuestra propia sangre, el autosacrificio para agradecer a K ‘awiil el regenerador de toda la vida existente.

Si, agradecemos por la vida y la vida de los nuestros, por el aire que respiramos, la tierra que nos nutre, la luz que nos ilumina, por la oscuridad y el silencio para el descanso, por el trabajo diario que dignifica, por la muerte que libera.

Quizás logremos entender la gobernanza ancestral en este continente, que aquí en Guatemala Las Autoridades Indígenas Ancestrales (note, no son jefes, son servidores públicos) están demostrando que es más efectiva que la democracia conocida hasta este momento.

Tenemos mucho que aprender.

 

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