Los Xinka, el pueblo en constante resistencia que impulsó las manifestaciones

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Créditos: Glensa Salazar
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

La población Xinka se unió a las manifestaciones en defensa de la democracia, desde el 2 de octubre, convocando junto a otras autoridades indígenas la toma de acciones para exigir la renuncia de los cuatro funcionarios de justicia señalados de intentar dinamitar el proceso electoral.

Por Rony Ríos

El pueblo Xinka, regido por sus propias autoridades por medio del Parlamento Xinka, es un conjunto de comunidades abandonadas por el Estado, que velan por la población que está resistencia, aunque eso implique entregar su vida.

Los Xinka son un pueblo ubicado en las regiones de Jutiapa, Jalapa y Santa Rosa, dueños de tierras comunales, incluida la montaña Xalapán.

Como lo han hecho antes, el 2 de octubre salieron a manifestarse, convocando junto a otras autoridades indígenas, como los 48 Cantones y la Alcaldía Indígena de Sololá, en defensa de la democracia.

La población Xinka se organizó, salió y tomó puntos en el oriente del país. El principal fue El Boquerón, en Cuilapa, Santa Rosa, donde normalmente habilitan el paso por 20 minutos cada ocho horas y por la noche permanece cerrado.

Se organizaron y se distribuyeron por grupos para mantener la toma del punto carretero y, aunque cada grupo genera sus propios acuerdos, la forma general de la administración en esta zona es la de la abrir del paso cada ocho horas.

Otro de los puntos tomado en Santa Rosa es en la aldea Amberes, en Santa Rosa de Lima. En este punto la liberación del tránsito se da paso vehicular por 30 minutos a las 6:00 horas, 12:00 horas y 18 horas.

Un pueblo revitalizado que pelea por la democracia

Hasta hace algunas décadas se estimaba que no habían más de cinco mil personas del pueblo Xinka en el país, en parte destruidos durante la invasión española, el conflicto armado interno y otras acciones que mermaron la identidad cultural y la demografía de la población.

Sin embargo, en 2022, al menos 268 mil personas se identificaron como Xinka, lo cual, según sus autoridades ancestrales, se debió a un fuerte trabajo de identidad cultural para recuperar sus raíces.

Los Xinka, considerando sagrados los cerros porque desde su altura han conseguido tener el control de sus territorios, se revitalizaron y el 2 de octubre se movilizaron para defender los embates a la democracia ejecutados desde el Ministerio Público (MP) y orquestados desde una alianza denominada el “Pacto de corruptos”.

La población se sometió a los procesos democráticos establecidos por funcionarios, mayoritariamente ladinos, consiguiendo que Bernardo Arévalo, un candidato que se posicionó en pro de los derechos de la población indígena, ganara la presidencia.

Sin embargo, esa victoria se vio empañada por las acciones del MP que incluso llegó a irrumpir en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para secuestrar las actas en las que fueron consignados los resultados.

Ante estos hechos, las autoridades indígenas mayas y Xinka acordaron comenzar una serie de acciones para manifestarse en contra de los golpistas y exigir su renuncia, identificando dentro de estos actores a la fiscal general Consuelo Porras, el jefe de la FECI Rafael Curruchiche, la fiscal Cinthia Monterroso y el juez Fredy Orellana.

El alcalde de Moyuta, Jutiapa, Roberto Marroquín, es un aliado del oficialismo e intentó retirar a los manifestantes el 9 de octubre, el Parlamento Xinka rechazó la reacción violenta y sus acompañantes que “de forma abusiva intentaron desalojar a los manifestantes ubicados en el bloque de la ruta a Pedro de Alvarado”.

El pueblo que defendió su territorio y sus elementos

El pueblo Xinka está distribuido en ocho departamentos, pero la población se concentra principalmente en Jutiapa, Jalapa y Santa Rosa. La población tiene una historia de casi tres mil años y su cosmovisión se centra principalmente en el espíritu del viento, del agua y del fuego, los tres elementos que, según su cosmogonía, dan origen al tiempo y el espacio en el universo.

Desde sus orígenes el pueblo Xinka se tuvo que defender de la usurpación de sus territorios, ya que con la llegada de los españoles para la “colonización” sufrieron una guerra en la defensa de su territorio.

Según varios cronistas españoles, el pueblo Xinka demostró gran resistencia, pero el uso de armas desconocidas para las comunidades y el gran número de mayas esclavizados obligados a pelear entre ellos les impidió ganar esta guerra; fueron derrotados dos veces y los españoles les describieron como “valientes guerreros”, pero en 1575 los europeos sometieron a la población.

Muchos Xinka fueron tomados como esclavos y tuvieron que pelear junto a los españoles para conquistar territorios salvadoreños, otros fueron obligados a trabajar para los europeos en varios proyectos, incluyendo la construcción del Puente de los Esclavos en Cuilapa, Santa Rosa.

Sin embargo, esta solo es una de las batallas a las que el pueblo Xinka se ha tenido que someter para garantizar su paz, sus territorios y sus recursos. 

La mina, otro conflicto

Es por esa razón, el pueblo salió en 2017 para manifestarse en contra del proyecto minero ubicado en San Rafael de las Flores en Santa Rosa. Durante meses, el pueblo Xinka manifestó sobre la ruta de ingreso a la mina.

Tras esas manifestaciones y acciones legales presentadas, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ordenó suspender la licencia de explotación minera a los proyectos El Escobal y San Juan Bosco de la mina San Rafael.

Los manifestantes señalaron que, durante las operaciones de la mina, se registraron varios temblores en varias comunidades y también que se estaban mal utilizando sus recursos, principalmente la tierra y el agua.

La Corte le dio la razón al pueblo porque no fueron consultados por el Ministerio de Energía y Minas (MEM) antes de conceder la licencia de explotación. Fue hasta agosto de 2023 cuando representantes del Parlamento acudieron a las instalaciones de la mina para que realizaran un recorrido y pudieran constatar que cumplían con los estándares de no contaminación del agua.

Esta es una de las victorias de la resistencia del pueblo Xinka, pero a la largo de su historia ha ganado algunas batallas. Una de las más grandes derrotas fue el asesinato de Exaltación Marcos y la desaparición de Roberto González.

En 2013 los dirigentes comunitarios integrantes del parlamento Xinka en Santa María Xalapán, Jalapa, Roberto González, presidente y mayordomo de ese municipio, Rigoberto Aguilar, presidente indígena de la comunidad, Exaltación Marcos, secretario de la junta directiva de Santa María Xalapán, y Roberto López, fueron víctimas de un ataque.

El 19 de marzo fue encontrado en un vehículo el cuerpo de Exaltación Marcos, secretario de la junta directiva de Santa María Xalapán, quien fue asesinado. Rigoberto Aguilar y Roberto López lograron escapar, pero resultaron con golpes y señales de tortura, mientras que el presidente del Parlamento Xinca desapareció.

Así como resistieron los ataques a sus dirigentes, los intentos de ejecutar proyectos mineros que les afectan y las acciones contra el pueblo durante el conflicto armado, así resiste el pueblo Xinka para defender la democracia.

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