Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Fernando Espina

Los ataques a la democracia han venido de mal en peor en este proceso electoral en Guatemala y me temo, al igual que otros analistas y abogados que tienen experiencia en política y justicia, que no se detendrán con los resultados de la segunda vuelta del 20 de agosto. Mi impresión es que buscarán anular judicialmente la existencia del partido Semilla y con ello quitarle todos los cargos públicos que haya obtenido en esta contienda electoral, es decir, diputados, alcaldes, concejales y la presidencia, si es que la gana.

No voy a entrar en detalles del enredado proceso judicial y su posible sentencia contra el Semilla, principalmente para no darles ideas o argumentos. Sin embargo, me parece muy difícil que una vez oficializados los resultados de la segunda vuelta, alguna corte nacional o internacional pueda evitar la cancelación judicial del partido. Bueno, en realidad la única posibilidad que veo es que quienes representan al verdadero poder económico en el país muevan sus alfiles para que los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) resuelvan, fundados en ley, a favor de Semilla y en contra del MP. No es una movida fácil, porque sería traicionar a quienes los nombraron, pero rinde mejores frutos la lealtad al capital que a los políticos.

Esta semana preelectoral será sin duda muy movida y llena de pequeñas cosas que la harán volverse muy tensa. Todos estamos a la expectativa de por dónde va a saltar la liebre. Yo pienso que no hay que perder la perspectiva e ir un paso a la vez. El primer paso y el más importante para la ciudadanía es salir a votar de forma masiva el 20 de agosto por Semilla. Mientras más votos reciba Semilla más difícil será argumentar un fraude electoral. Además, a diferencia de las dos segundas vueltas anteriores, en esta ocasión la UNE es el vehículo electoral del sistema político que no quiere perder y que hará todo lo que pueda para evitarlo, por eso se necesitarán muchos más votos para ganarle.

Una contundente victoria de Semilla dirá a quienes quieren desaparecer el partido cuánta gente está con ellos y les permitirá medir una posible reacción popular. Por otro lado, le dirá al gran capital, el actor que puede cambiar las cosas, que la turbia jugada de los políticos pone en riesgo sus intereses, porque ante una posible revuelta nacional no se puede prever un resultado ordenado y pueden terminar perdiéndolo todo. Vea bien que dije “posible”, pues veo difícil que en Guatemala se den revoluciones y revueltas nacionales violentas no organizadas por el Estado, ese espíritu lo mataron durante el conflicto armado interno, que duró 36 años. Pero la gente está cansada y cualquier cosa puede suceder.

Me parece muy importante recalcar que Semilla no es una alternativa cualquiera a los políticos tradicionales. Es una buena opción para empezar a reconstruir la institucionalidad del país y la confianza de la gente en la política y en la democracia. Es un partido que aportará a la administración pública una mezcla de la experiencia y honradez de profesionales muy reconocidos y comprometidos con mejorar el país, con el idealismo y dinamismo de muchos jóvenes profesionales, que han demostrado estar dispuestos a dar la batalla contra las fuerzas oscuras que han hecho de la corrupción su medio de vida.

Por eso, a mí me parece que en estos momentos votar por Semilla no es sólo votar por un partido político, es votar para defender la democracia.

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