Guatemala 1954-2023: ¿Y qué hubiera pasado si…?

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Créditos: Presa Comunitaria
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Contra todo pronóstico, Guatemala elige a un presidente realmente democrático por primera vez en 69 años. Preguntas cruciales para Estados Unidos, Canadá y la comunidad internacional.

Por Grahame Russell

El 20 de agosto de 2023, Bernardo Arévalo y Karin Herrera, del partido Movimiento Semilla, fueron elegidos presidente y vicepresidenta de Guatemala para el período 2024-2028.

Estas elecciones marcarán, cuando se realice la transición de poder el 14 de enero de 2024, el fin formal de 69 años de gobiernos antidemocráticos, corruptos, -open for global business- (abiertos a negocios globales), apoyados por los militares.

Sin embargo, no pone fin a los intereses de las élites gobernantes tradicionales, esos poderosos sectores políticos, económicos y militares conocidos en los últimos años como el “Pacto de Corruptos”.

Estas élites, que ahora tienen que abandonar el poder Ejecutivo durante al menos cuatro años, conservan un control considerable sobre la mayoría de los poderes del Estado y muchas instituciones y ministerios del gobierno. Dominan todos los sectores de la explotadora y rapaz economía “open for global business” de Guatemala.

Mientras millones de guatemaltecos empobrecidos y desposeídos desde hace tiempo (la mayoría indígenas mayas) celebran la victoria del partido Semilla, existen retos aparentemente imposibles de superar dentro de las fronteras de Guatemala que el gobierno entrante tendrá que abordar y solucionar.

¿Y qué hubiera pasado si …? 

Guatemala se enfrentará, además, a fuertes desafíos desde afuera de sus fronteras, específicamente las políticas y acciones de la “comunidad internacional” liderada por Estados Unidos, incluidos Canadá, la Unión Europea (UE), el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) e innumerables empresas transnacionales que operan -en asociación con las élites del Pacto de Corruptos- en los sectores de la producción de alimentos para la exportación, la minería, el turismo, las presas hidroeléctricas y la producción de prendas de vestir en maquiladoras.

Para entender los retos a los que se enfrentará desde afuera de sus fronteras, hay que hacer importantes preguntas sobre el papel y la responsabilidad de los Estados Unidos y la comunidad internacional, en los últimos 69 años de mantener relaciones políticas, económicas y económicas beneficiosas con sucesivos gobiernos del Pacto de Corruptos.

Bitter Fruit (fruto amargo): el golpe militar de EE.UU. en 1954

¿Cómo sería hoy Guatemala como país y pueblo, como Estado y gobierno, si Estados Unidos no hubiera planeado y orquestado un golpe militar en 1954?

El golpe de “fruta amarga” del 27 de junio de 1954 puso fin violentamente al único periodo de democracia real de Guatemala (1944-1954), aplastando diez años de reformas sociales, económicas, agrarias y de derechos humanos que estaban llevando a cabo los gobiernos del presidente Arévalo (padre del presidente entrante) y del presidente Jacobo Árbenz.

El golpe restauró en el poder a las élites económicas y políticas tradicionales, respaldadas por los militares, que habían estado en el poder entre 1931 y 1944, durante la dictadura del general Jorge Ubico, respaldada por Estados Unidos, y que son precursoras de los gobiernos del Pacto de Corruptos de la actualidad.

Canadá legitima el golpe de 1954 y promueve la minería

¿Cómo sería hoy Guatemala si Canadá no hubiera seguido el ejemplo de Estados Unidos en 1954?

Tras negarse a establecer relaciones diplomáticas con los gobiernos elegidos democráticamente en el poder entre 1944 y 1954, Canadá legitimó de hecho el golpe de 1954 al establecer relaciones diplomáticas con el gobierno respaldado por los militares en 1961.

Poco después, el gobierno canadiense apoyó abiertamente la llegada de INCO (International Nickel Company) a Guatemala para hacerse con el control de una vasta franja de territorios mayas Q’eqchi’ y comenzar una larga historia de minería violenta, dañina y corrupta que continúa hoy en día.

Masacres de “tierra arrasada” y genocidio contra la población civil

¿Cómo sería hoy Guatemala si Estados Unidos no hubiera respaldado al ejército guatemalteco y a los escuadrones de la muerte durante la represión y el terrorismo de Estado de finales de los años setenta, ochenta y principios de los noventa?

Cientos de miles de indígenas mayas – jóvenes y ancianos, hombres y mujeres – fueron asesinados y torturados, salvajemente masacrados y “desaparecidos” en campañas militares de “tierra arrasada” en el altiplano.

En cuatro regiones del país se llevaron a cabo genocidios contra las poblaciones mayas locales. Millones de personas fueron violentamente desplazadas de sus hogares y tierras, convirtiéndose en desplazados internos desesperadamente pobres (que seguían siendo perseguidos y asesinados por el régimen) o en refugiados buscando refugio en México, Estados Unidos y otros países.

Ignorando los acuerdos de paz

En 1996, se firmaron unos “acuerdos de paz” que establecían reformas y cambios serios para remediar algunas de las desigualdades, racismos e injusticias estructurales e históricas de Guatemala, poniendo fin formal a décadas de “conflicto interno”. Estados Unidos, Canadá y gran parte de la comunidad internacional declararon públicamente que apoyaban la plena aplicación de todos los “acuerdos de paz”.

¿Cómo sería Guatemala hoy si los “acuerdos de paz” no hubieran sido ignorados uno a uno, paso a paso, por los Pacto de Corrupto gobiernos?

¿Y si Estados Unidos, Canadá y la comunidad internacional hubieran exigido realmente la plena aplicación y el cumplimiento de los “acuerdos de paz”, en lugar de volver a -business as usual-, manteniendo y ampliando sus intereses económicos con 25 años más de gobiernos represivos y “open for global business” controlados por las élites tradicionales del Pacto de Corruptos?

Hasta hoy.

El pasado no se puede cambiar, pero hacer estas preguntas es algo más que una cuestión retórica.

Responder a estas preguntas mostrará cuáles han sido las políticas y acciones de hecho de Estados Unidos, Canadá y la comunidad internacional desde 1954.

¿El antes y después del 20 de agosto de 2023?

Se espera que el 20 de agosto de 2023 marque un antes y después transformador en la historia de Guatemala. El gobierno entrante del partido Movimiento Semilla y el pueblo guatemalteco ya están trabajando -con esperanza, cautela, nerviosismo- para comenzar a abordar los desafíos casi imposibles de superar que enfrentan las necesidades y el bienestar de la población mayoritaria.

¿Los estadounidenses y los canadienses, nuestros gobiernos y políticos, los medios de comunicación y los gobiernos responderán a estas preguntas difíciles, para, de ahí, exigir reformas y cambios serios en la forma en que ejercemos e imponemos nuestro poder e intereses a los países y pueblos pequeños y menos fuertes de todo el mundo?

¿O volveremos rápidamente a insistir en -business as usual- con los élites tradicionales, así persiguiendo agresivamente nuestros propios intereses políticos y económicos, a costo del bienestar de la mayoría de la población guatemalteca, del medioambiente y de las futuras generaciones?

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