Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval

El día 26 de julio, la nota de todos los medios radiales, televisivos, tanto de Guatemala como de otros países y cadenas internacionales, dieron la información que la OEA a petición de cinco países había pedido una declaración formal de condena a los abusos de las autoridades guatemaltecas, hacia quienes defendían elecciones libres, democráticas y transparentes, y el respeto irrestricto a los resultados de las urnas el 25J. Así como la denuncia del acoso al partido Semilla quien debe ir al balotaje del 20 de agosto.

En una gestión sin precedentes en los últimos años, Colombia, EEUU, Canadá, Chile y Antigua-Bermuda, se dirigieron al comité permanente de la OEA con esa solicitud. La amplitud política de la demanda no puede ser ocultada, por más que se intente, y a pesar de los ires y venires de cancillería guatemalteca, que fue desbordada por los acontecimientos y por la dimensión de la demanda que se planteaba por el grupo de los cinco.

En dos platos, la OEA que de manera general no presenta un desempeño ajustado a su mandato y a las formas democráticas, es en esta ocasión conminada por un grupo de países que la integran a asumir una actitud de clara condena un país que esta, por la vía de sus acciones, en franco alejamiento de las normas democráticas, de los principios de un estado republicado y del estado de derecho.

Finalmente no hubo declaración para molestia de algunos gobiernos, pero si se consigue en cambio, que el secretario de la OEA, Luis Almagro, visite el país el fechas muy próximas, En verdad la visita corresponde a una situación de emergencia pues entre miércoles y lunes, que es la fecha programada, no media más que un par de días hábiles, para iniciar una semana en la que deben tener consultas con todos los sectores de la sociedad guatemalteca, no solo de las instituciones más señaladas, sino de todo el espectro que está involucrado en el proceso que se desencadena a partir del 25J.

Esta situación planteada en los marcos de la OEA es una más de todas las gestiones internacionales y posturas expresadas en los últimos días. Y vale la pena decir que quizás los EEUU han sido los mayores exponentes de la preocupación con la que se analiza o se visualiza la situación del proceso electoral guatemalteco y el desarrollo de una variable nacional del low fare (guerra judicial) que no ha vacilado en poner a disposición de la corrupción el MP y una judicatura, con lo cual el tema adquiere niveles de escándalo a nivel internacional.

A tal grado ha llegado la preocupación que se expresa desde diversos países, que los EEUU principal socio comercial, destino de los migrantes, y líder dominante en esta región, advirtieron con aplicar sanciones comerciales de alto grado, como podría ser el arancel extraordinario hasta de un 30% a los productos guatemaltecos, incluyendo el eventual retiro de nuestro país del TLC suscrito hace ya algunos años.

Es obvio que esta postura de los EEUU, que en ocasiones la expresan sin la menor diplomacia o el menor cuidado, ha sido como un electroshock para el sector empresarial guatemalteco, para sectores políticos y medios de comunicación, que se han dado cuenta que no se puede vivir gozando de los beneficios de las relaciones internacionales, sin tener el buen cuidado de mantener un comportamiento democrático, pues de eso se trata el tipo de relaciones de esta parte del continente.

Pero para sectores empresariales lo central fue las advertencias de aranceles, pues con ellos, de manera automática se iba hacia una crisis económica de alcances insospechados. Asimismo, al hacer cálculos rápidos, sobre que esos aranceles iban a favorecer a las economías de la región, que fácilmente podrían ocupar esos nichos de mercado. Ni hablar de una eventual expulsión del TLC.

Pues si algo no se puede olvidar, es que las relaciones multilaterales no sirven para engañar a unos y otros, a pedir favores a unos y otros, sino para intentar, lo mejor que se pueda, construir una comunidad de estados independientes que tengan objetivos comunes o al menos parecidos. Y esto es lo que se pierde con las actitudes que buscan desconocer el resultado del 25J.

Un tema no menor, es que ahora que se produce la acción de la OEA, y debe tener lugar su visita inquisidora la semana que inicia el lunes 31 de julio, la misión no podría dejar de tomar en cuenta su visita anterior cuyo informe y recomendaciones languidecieron en medio del olvido, así como el agravamiento de conductas antidemocráticas y corruptas, que han dado espacio para que los EEUU por medio la lista Engel, señale a no pocos funcionarios de la justicia, tanto en la parte de investigación criminal como en las judicaturas.

Es de tener presente, que el hecho que una resolución de la OEA se haya postergado por la visita programada, no significa que el tema se haya resuelto, ni mucho menos, y no implica que más adelante, se pueda plantear, incluso como emergencia, la necesidad de una nueva reunión por parte del organismo.

La lupa internacional sobre nuestro país es ahora mucho más severa por muchas razones. Una de ellas es que, de forma real, con una visión estratégica de la geopolítica, hoy por hoy, Guatemala constituye la última frontera de los EEUU hacia el sur del continente y ello no puede pasar desapercibido por nadie. Pero, además, porque no se puede vulnerar de la forma grotesca como en el caso nuestro, un proceso democrático que, a pesar de todo, sobrevive.

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