Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval

De una forma curiosa para decir lo menos, el evento electoral que finalizó en su primer momento el 25J con las votaciones de la primera vuelta, gradualmente está dando paso a un conjunto de anomalías dignas de un filme de suspenso. Dicho en coloquial guatemalteco, a la hora actual, nadie sabe nada de nada, nadie tiene ninguna certeza, salimos del mundo de la certeza jurídica para hacer ingreso en el mundo de la política a la chapina, con jueces y fiscales de por medio. En otras palabras, las autoridades del país en sus diferentes estratos, está mandando a la chingada los resultados de los votos. Así de grueso es el panorama que vivimos.

Y desconocer el resultado de los votos es lo que nos hace pensar que se quiere culminar una suerte de golpe de estado con vaselina. Y es aquí en donde entran otros de los factores que deberían ser de los primeros cuando hay una crisis como la actual. Digo que es crisis pues no puede ser calificada de manera diferente.

En este filme del absurdo, hay varios actores. El TSE que desde hace mucho tiempo da señales de que le quedó muy grande el traje. Ni son supremos y ahora se dedican a litigar antes que contar bien los votos. Y ello es parte de lo que en una democracia que se respete debería ser el primer punto de abordaje, no si las firmas o sellos de un partido están correctamente presentados. Quizás la vara de medida debería ser, los planteamientos programáticos, los postulados políticos e ideológicos, la presencia de escuelas de formación de cuadros, y todo lo que sabemos qué hace falta en los partidos políticos, pero que al TSE no le interesan pues prefiere verificar firmas y sellos.

Luego hay la inexplicable CSJ. No parece que haya mala voluntad al opinar sobre la misma, pero lo que si es cierto, es que tienen más de tres años usurpando un cargo que no les corresponde. Es lo que determina la constitución, no lo que se le ocurre a cualquiera de nuestros analistas políticos o jurídicos. La CSJ puede aprobar o rechazar amparos y otros recursos, pero esto deja igual a la ciudadanía que sabe que los magistrados tienen vicio original. Pero, si finalmente se toma uno u otro rumbo, pues ahí está la CC para corregir o aprobar lo actuado por los usurpadores.

Lo cierto del caso, es que pasamos de manera gradual a un esquema en donde los votos son lo de menos, o dicho en otros términos, la voluntad popular expresada en los votos, piedra angular de la democracia, hoy por hoy, vale nada en nuestro país, pues lo que se espera de un momento a otro, es que el MP, en un rol propio de la inquisición, meta sus narices en la papelería vieja y sin mucho sentido del TSE, para encontrar, a huevo, una prueba o semiprueba, o algo que parezca una,  de que el partido acusado, en este caso, Semilla, es autor del más descomunal fraude, sin parangón en la historia política de nuestra amada patria. Ver para creer.

De todo esto resulta, que las elecciones en segunda vuelta, previstas para el 20 de agosto, se encuentran hoy, como se dice coloquialmente, en la cola de un venado. Ello pues no se sabe si el MP girará órdenes de captura a los malos guatemaltecos afiliados a Semilla, o si la CC dará con lugar cualquier amparo que presente juan Pérez o pedro López, o si el nuevo registrador del TSE, que sustituye al vacacionista registrador que salió del país porque le tocaban sus vacaciones… no se sabe si a Panamá o la Cochinchina. Así las cosas y los hechos.

Es lo que todo mundo comenta en estos días. Lo grave de todo, es que la idea que el voto como el derecho más importante del ciudadano en democracia, está dejando de tener sentido. Esto a ciencia y paciencia de actores que deberían tener una actitud más beligerante en la defensa del voto ciudadano. Hablo del propio TSE, de los partidos políticos que en los días que han pasado luego del 25J, se han sumido en un silencio vergonzoso. Salvo un comunicado por aquí o por allá, con lugares comunes, con declaraciones vacías, como si todos se cuidaran de no molestar a las autoridades que ya vimos cómo actúan, para no perder el registro, o los beneficios de contar con una ficha partidaria.

Y hay también el PDH, cuyo silencio, ante la violación a los derechos humanos de los votantes, lo hacen parecer vicepresidente de la república, o sea parte de la orden del perejil. Ni vistos ni oídos. Felices de su condición de adorno. El país bien puede caerse, sus instituciones políticas irse al diablo, que estos personajes no dicen nada, pues todo indica que tienen el síndrome de los monos sabios. Este es el país que hay ahora, y éste es el país que queremos cambiar con el voto informado y masivo el próximo 20 de agosto.

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