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El fascismo guatemalteco contraataca

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Créditos: prensa comunitaria
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Kajkoj Máximo Ba Tiul*

En este momento político Guatemala llama a todos y todas y, sobre todo, a quienes durante muchos años hemos soñado con un país diferente, a quienes hemos perdido a familiares, amigos, amigas, hermanos, hermanos, padres, madres, abuelos, abuelas, por la lucha incansable para instaurar la igualdad de derechos.

Quienes vivimos los años duros de las dictaduras militares, que nos azotó a finales del siglo XX, que dejó un saldo de más de 400 aldeas arrasadas, más de 200 000 muertos, además de desparecidos, algunos ya identificados y otros no sabemos de su paradero, más de un millón de desplazados, niños y niñas desaparecidas. A los jóvenes de hoy para que Guatemala Nunca Mas.

La guerra y las dictaduras nos sumieron en una cultura del miedo y de la indiferencia. Comenzamos a construir desde individualismo de la sociedad fría y conservadora, que destruye poco a poco el colectivismo de la comunidad. De los limites construidos de block y cemento, propio del desarrollismo gris. Dejando poco a poco los valores de la comunitariedad y asumiendo el individualismo-egoísta que se nutre del consumismo y el chatarrero.

Asumimos un concepto de religión que esperaba que los cambios tenían que venir de “Dios” y, por eso, se pensó que quemando candelas delante de cualquier imagen traería la paz y terminaría con los muertos y las desapariciones.

A los opresores y represores los llamamos padre y madre y a nuestros hermanos y hermanas que luchaban en el campo y la ciudad, para cambiar este modelo egoísta de sociedad, los perseguimos, los calumniamos, los lapidamos, los denunciamos y los convertimos en enemigos. Estos salvajes y asesinos, siempre se presentan como mansas palomas, como los protectores, los héroes y salvadores. Se presentan como los que traen la vida. Nos hicieron creer que nuestros abuelos y abuelas fueron engañados con espejos.

Pero nunca cuentan que estos “demonios del mal” solo ofrecieron muerte. Ante ellos había que aceptar vida o muerte, libertad o cárceles. Rebeldía, resistencia o persecución, opresión y represión.

Volvimos a la democracia, después de muchos años de violencia y muerte. Quisimos creer en la institucionalidad del Estado. No nos dimos cuenta que la institucionalidad seguía controlado por los mismos criminales de siempre. Por quienes nos siguen teniendo en condiciones infrahumanas. Por quienes nos persiguieron con la excusa del comunismo. Con la excusa que nuestro país no se convirtiera en una Cuba y ahora en una Venezuela, Nicaragua, Colombia, etc.

Estos criminales construyeron su proyecto político y social, pensándose ser los dueños del país. Viviendo de una Estado que cada vez es más flaco, pero tratando de sacarle la última gota de la leche. Por eso, cuando quisimos volver a la vida, “los dinosaurios seguían allí”, como lo dijo Augusto Monterroso. Los fósiles y los corruptos, estaban allí. Los criminales, ahora hijos y nietos, de los criminales viejos, están allí, para seguir con el proyecto depredador como suelen hacerlo lo chacales y fascistas. A los chacales, no les interesa el pueblo. Les interesa su proyecto, sus intereses, sus bolsillos, su familia, su seguridad.

Después de una victoria del pueblo, salen a relucir sus filosos colmillos, para acertarle el golpe mortal. Siempre ha sido esa su dinámica. Ante su incapacidad de construir y avanzar sobre las bases de la democracia y del Estado de derecho, se abalanzan en contra de un pueblo que sufre por el hambre y la desnutrición. Que carece de escuelas, de centros de salud, de medicinas, de carreteras.

Engañaron al pueblo con la idea del “come niños”, que “se les quitará las casas”, que se “llevara a sus hijas”, que “les quitaran las tierras”. Ahora, tergiversando la Agenda 2030, “que el matrimonio Gay”, que “la despenalización del aborto”, que “les quitarán sus animales”.

El nuevo fascismo guatemalteco, conformado por hijos e hijas, nietos y nietas, de quienes lo impulsaron y vivieron de él, durante muchos siglos en Guatemala, no se han dado cuenta que se están metiendo con el pueblo equivocado. Hoy el pueblo ya despertó. No es fácil que se le engañe con discursos cobardes y criminales.

Hoy, los fascistas, aglutinados en el “Pacto de corruptos” busca la forma de invalidar la decisión del pueblo en las urnas, porque saben, que, en la segunda vuelta, se están jugando su estancia afuera o dentro de la cárcel. No les importa la decisión ni la vida de la gente. Infunden miedo con temas que ni se encuentran en la Agenda 2030, o el miedo al comunismo, porque saben que Guatemala es mayoritariamente religiosa y conservadora. Para saciar su hambre de avaricia y corrupción.

El contraataque del fascismo actual, es para mantener el control del Estado y los negocios oscuros que saben tejer y controlar y por medio de los cuales se han enriquecido cada vez más. Por ejemplo, los proyectos de cemento gris en los municipios. Saben que sí se comienzan a abrir poco a poco los espacios democráticos, como el respeto a la decisión de los votantes en las urnas, se enfrentan a una población que ya se hartó de la corrupción y la impunidad.

La revisión de las impugnaciones que están haciendo a las actas del 25 de junio quiere asustar a la ciudadanía que “hubo fraude”. Utilizar a la CC, TSE, CSJ, es un recurso para continuar con el fraude que ellos iniciaron, al sacar del juego a candidatos no aceptados por ellos.

Porque según sus cálculos, los resultados de la primera vuelta serían: Torres/Zury o Torres/Conde y no Torres y Arévalo. Ahora está en marcha el último paso del fraude, no validar la primera vuelta y no permitir la segunda.

Entonces la disputa no es contra Semilla ni Arévalo, es contra un pueblo que ya está cansado de la corrupción y la impunidad. Si los dejamos, entonces, se instalará la dictadura del crimen organizado.

*Maya Poqomchi, antropólogo, filosofo, teólogo e investigador.

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