Ser radio técnico en un mundo desechable: un oficio que poco a poco desaparece

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Créditos: Elemer Ponce / Prensa Comunitaria.
Tiempo de lectura: 4 minutos

“Soy el que repara lo que no funciona y me emociona poder hacerlo”, César Hernández, radio técnico de Sayaxché, Petén.

Por Elmer Ponce

En el municipio de Sayaxché, Petén, existe un oficio, que según sus practicantes, está viviendo una de las épocas más difíciles por el avance de la modernidad. Son contados los lugares donde la población acude cuando algún aparato electrónico no le funciona, especialmente radios y televisiones.

Uno de los radiotécnicos mejor cotizados en Sayaxché es Ubiter Flores, un hombre mayor, que ha dejado parte de su vida laborando como chofer y jugador de futbol y, que de manera empírica, aprendió a reparar radios. Algunas personas aún le buscan para pedirle que repare sus aparatos receptores.

Además de Ubiter, existe un negocio familiar que lucha por sobrevivir. En la calle frente al mercado se lee “Radio Técnico Hernández”, un negocio con paredes de madera y piso de tierra. Entre decenas de tornillos y piezas empolvadas se destaca una figura, la de César Augusto Hernández, que nos cuenta cómo se inició en este arduo empleo.

César, de 64 años, nació en Tiquisate, Escuintla y cuenta que llegó a Sayaxché en 1980, aproximadamente, en busca de oportunidades y de tierra para sembrar.

Foto: Elmer Ponce.

Sus primeros trabajos fueron chapeando potreros y botando montaña para sembrar frijol y maíz, pero las condiciones eran muy duras, así que en los siguientes años, decidió tomar un curso de Electrónica y Radio (radio técnico) por correspondencia, lo cual le dio un giro a su vida, ya que empezó a prepararse y a realizar sus primeros chapuces.

Con estudio y la práctica constante se convirtió en el radio técnico del pueblo. En esos años estaba en auge los radios de transistores, en los que se escuchaban la frecuencia en AM. Su hermano Jorge fue el siguiente en recibir los cursos y luego Jorge, su sobrino.

“Viajábamos todos los lunes a la ciudad Flores Petén y regresábamos en la tarde en el único bus que había en ese entonces, “la Méndez”, propiedad de Pedro Méndez, que en paz descanse”, relató.

Formaron un equipo de tres personas y, con los conocimientos adquiridos, rentaron un local a la orilla del río La Pasión, frente al mercado, ya que para aquellos años era la zona más concurrida. Así iniciaron su aventura con el negocio familiar al que llamaron: “Radio Técnico Hernández”.

“Posteriormente yo saqué el curso completo y mi preparación la hice en Retalhuleu con mi hermano Jorge. Juntos iniciamos en esta profesión y seguimos juntos por casi 40 años”, relató César.

“Los años 80 y 90 fueron los mejores, porque todo era análogo, la radio AM estaba en su apogeo y todo mundo tenía su radio. Recuerdo una marca de radio muy famosa la National, celeste. El transistor era lo que más les molestaba, la gente venía preocupada, pero aquí le dábamos solución a sus preocupaciones y se iban felices, porque la radio era su compañía en las soledades de las montañas o su reloj en la mañana”, narró César.

Entre los cientos de cables, tornillos y todo lo que acumulado en los últimos años, el sonido de la radio se escucha como recordando tristemente los tiempos pasados.

Foto: Elmer Ponce.

La modernidad está creando al “empleado pobre”

No hay duda que el mercado laboral está cambiando rápidamente. Muchas profesiones que hace tan solo unos años eran de las más estables, hoy se enfrentan al desempleo estructural, que va mucho más allá del efecto de la crisis económica en diferentes países.

En la historia de la humanidad los avances tecnológicos han acabado o rezagado con determinados empleos y han creado otros, pero pocos toman en serio que en los años venideros la desaparición de profesiones vaya a ser mucho mayor que nuestra capacidad para crear otras nuevas.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el deterioro de la actividad económica, generado por la pandemia de la COVID-19, dañó el mercado laboral. Un acelerado crecimiento del desempleo se observó durante el 2021, a pesar del crecimiento económico anunciado por las autoridades, seguido por una reducción del mismo durante el 2022.

Según se indica en el mismo informe de la OIT: “La pérdida de poder adquisitivo de los ingresos laborales es lo que da origen al llamado ‘fenómeno del trabajador pobre’”, que significa que las personas pueden vivir en situación de pobreza aun teniendo un empleo, incluso uno formal. “Si bien ello no es nuevo en una región con alta informalidad, su incidencia puede elevarse significativamente”, puntualiza el informe.

Actualmente, César relató que hay trabajo “para irla pasando”, pero no es igual como antes, ahora ven radios más modernos, incluso algunos que son desechables. En cuanto a la llegada de la TV con pantalla plasma, indicó que se han tenido que actualizar de manera empírica, ya que cuando no encuentran con facilidad la falla acuden a los videos de Facebook o YouTube, para encontrar la manera más fácil para arreglar el daño.

“Existe cierto temor que dentro de algunos años la gente deje de acudir a estos lugares, ya que ahora parece ser que todo viene desechable y este oficio se pone en peligro como muchos otros que quizá ya no se realizan”, comentó.

Foto: Elmer Ponce.

A su negocio llegan algunas personas de distintos municipios y comunidades de Sayaxché, porque es reconocido como uno de los mejores radio técnicos en la región, cosa que según dijo, le llena de mucha satisfacción porque se reconoce su labor, principalmente gente mayor que sigue usando aparatos análogos.

El salto de la radio frecuencia a la radio online despertó el interés de muchos radios escuchas a cambiarse a esta modalidad, debido a que cualquier persona puede compartir y escuchar música, noticias y cultura con miles de personas alrededor del mundo utilizando un teléfono celular.

En Guatemala poco a poco son menos las personas que compran o tienen un aparato de radio en sus hogares y esto reduce también la oportunidad laboral para otros, que en algún momento de la historia moderna tendrán que abandonar el barco que les ha proveído del sustento para sus familias.

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