Por Marlón García Arriaga
Hace un par de días mis amigos Álvaro López y Miguel Jiménez de la Cooperativa Nuevo Horizonte, Santa Ana, Petén, me enviaron unas fotos y videos que me hicieron saltar el corazón. Al principio no entendía la alarma que me expresaban pues parecían las típicas fotos de la estación seca en el Petén con sus pastos y hojas de sus árboles cafés. Hasta que leyendo su mensaje entendía que me habían enviado la foto de una ceiba cubierta de langostas. La plaga que actualmente tiene una alerta sanitaria por parte del Ministerio de Agricultura (MAGA) en Petén había llegado a su comunidad.
Similares a los saltamontes que siempre han estado en la naturaleza, pero de color café y naranja, se cuentan por millones y comen, cada una, el 100% de su peso por día. Gustan de lo verde tierno de la naturaleza y los campos de cultivo. No comen el fruto o los tallos, pero devoran sin importar si es pasto, árbol frutal, árbol maderero, milpa, etcétera.
Aunque la alerta sanitaria se inició desde julio del año pasado fue hace 3 semanas que un comunitario detectó su presencia en la parte noroeste de la cooperativa, en la región de “la Pinera” por lo que hoy mis queridos compas han tenido que preparar una ofensiva contra un nuevo enemigo de su seguridad alimentaria.
Entendiendo su comportamiento para el efectivo combate estratégico.
Las langostas son diurnas. Su voraz hambre está activa en sus cuerpos a la luz del sol. Y conforme va entrando la tarde se retiran por lo general a los bosques y descansan en las copas de los árboles, donde permanecen hasta la mañana siguiente. A veces desde su retirada o por la mañana pueden volar distancias entre 20 y 150 km por día. Eso sería el equivalente a que en 3 o 4 días podrían llegar a la región de Chimaltenango y Antigua Guatemala desde su actual avistamiento. Por eso, aunque no soy un experto en el tema, me hace exponer su gravedad y pido tu atención ante este fenómeno.
Al inicio según me cuenta Miguel, y como no había experiencia reciente, las primeras poblaciones afectadas al oeste del Petén en el municipio de la Libertad trataron de combatir la plaga con bombas de fumigación. Estas bombas tienen un motor que hace mucho ruido y causa que las langostas, que son sensibles a los sonidos, levanten el vuelo y la fumigación se vuelve ineficiente para su eliminación. Además desde la economía campesina “es lo posible” pues si contrastamos con el capital de los “palmeros” que pueden pagar avionetas que cobran por descarga U$700 las posibilidades “como siempre” son desiguales.
Los enormes campos de palma no son afectados por esta plaga pues la hoja de la palma no es el tipo de alimento que estos insectos buscan. No así la industria ganadera puede enfrentar enormes pérdidas.
La comunidad de Nuevo Horizonte desde las últimas 3 semanas ha tenido que lidiar con cinco ataques o avistamientos de esta plaga, por lo que desde su inicio han dado aviso a los técnicos del MAGA con quienes han comenzado a preparar una serie de estrategias. Los técnicos recogiendo y analizando la experiencia vivida en La Libertad han pedido a los comunitarios su alerta para así tomar medidas.
Especialmente han recomendado que se detecten los lugares a donde las langostas se retiran a pernoctar, por lo general en las copas de los árboles. Ya que en esa situación con drones logran ser fumigadas y aniquiladas. Experiencia que ha tenido un relativo éxito en su combate.
Las causas, los efectos y qué no hacer
Actualmente se especula la posible causa de esta plaga. Se le vincula con los efectos del cambio climático y se tienen noticias recientes de esta plaga en India y en México. También los técnicos del MAGA especulan sobre su posible vinculación como efecto de las recientes tormentas Eta y Iota, pero no es un dato comprobado. Actualmente estos técnicos se sienten sobrepasados a sus posibilidades en este combate debido a la velocidad y variabilidad de su desplazamiento. Uno de los brotes más grandes tuvo lugar en San Luis, Petén que por su tamaño tuvo que ser fumigado con helicópteros pero como apuntaba anteriormente su costo es enorme.
Un efecto indeseable, que mis amigos me dicen, es que la cura es también un mal. Ya que las fumigaciones se hacen con químicos pireproides los cuales no sólo aniquilan a las langostas sino a otros insectos como las abejas, mariposas, etcétera, al mismo tiempo que contaminan el agua. “No lo queremos pero no tenemos de otra.” Pregunté si las aves, que en Petén abundan, no ayudan a controlar la plaga pero al parecer más bien les huyen por la gran cantidad que son, salvo algunas como los siempre valientes zanates.
Un comunitario, Juan, capturó a varias y las dio de comer a su chunto, pero al cabo de unas horas el ave murió. Posiblemente por efecto de los químicos que estas ya portaban tras la fumigación. Sin embargo la idea no es descabellada ya que las langostas tienen un alto contenido proteínico, por lo que incluso podría ser apto para el consumo humano. ¡Pero ojo con la experiencia del chunto de Juan!
La situación parece aún no haberse solucionado y los entomólogos temen que este pueda ser un momento en que esta plaga ha comenzado un proceso de larvarización, por lo que se mantiene una alerta a un rebrote entre mayo y julio. Esto debido a que con la temporada de lluvia los campos verdes serán un buen alimento para las nuevas crías.
NO QUEDARSE PASIVO es una de las principales recomendaciones de aquellos que ya han tenido el problema. Sobre todo estar alerta y observar sus desplazamientos y tratar de coordinar con las autoridades para implementar las medidas que por el momento acá se exponen.
Juan, desmovilizado de las FAR del Petén, recuerda que en su niñez, hace unos 70 años, vivió una situación parecida. Las langostas vinieron y acabaron con todo. Él recuerda como su mamita logró hacer sobrevivir a sus hijos haciendo tortillas con semillas de ujuxte, plátano verde y el poquito de maíz que logró salvarse. El intercambio y la solidaridad entre vecinos jugó un papel crucial para la sobrevivencia.
Con la investigación histórica y económica que hago en la región he aprendido mucho de la gente que vive en forma organizada y de resistencia día a día en la faena agrícola. Vienen momentos duros para nuestra seguridad alimentaria y tener un pensamiento y actitud no solidarios y fatalistas… la verdad no se vale.