Por Stef Arreaga
En el momento más crítico de la pandemia provocada por la covid-19 en Guatemala, este 19 de junio se hizo publica la destitución de Hugo Monroy como titular del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), junto con los viceministros.
En su lugar, fue juramentada este viernes por el presidente Alejandro Giammattei Amelia Flores, médica y cirujana con especialidad en virología, y cuatro viceministros que integrarán su equipo.
La destitución del exministro Monroy responde parcialmente a la presión social. En su contra pesan señalamientos por falta de transparencia en su administración y solicitudes de destitución de parte de diputados y de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH). Aún así, el presidente Alejandro Giammattei dijo: “le pedí favor al Dr. Monroy que se ocupe de la dirección de la unidad médica con quienes realizaremos la construcción de siete hospitales”. Además aseguró que hacía cambio de cartera por el cansancio del médico y la necesidad de hacer transformaciones en este ministerio.
Solicitaban su destitución
Frente a los cientos de casos diarios y decenas de muertes por covid-19 en medio de un sistema de salud colapsado, varios sectores demandaron la destitución del ministro Hugo Monroy, porque a su criterio, no estaba cumpliendo él y los viceministros con las necesidades básicas y urgentes para hacer frente a la pandemia del coronavirus.
El 27 de mayo, la bancada legislativa del Movimiento Semilla pidió destituir a Monroy luego de varias citaciones en donde consideraron que el jefe de esta cartera, no tenía conocimiento ni experiencia en administración salud pública. Además, según lo manifesstaron los legisladors había generado inestabilidad por no establecer un equipo sólido de trabajo, por no rendir cuentas ni brindar información solicitada por el Congreso y finalmente por su incapacidad de coordinación con otros actores del sector salud.
El 29 de mayo, diputados de la bancada Winaq pidieron la destitución del ahora exviceministro Monroy a través de una misiva dirigida al presidente Alejandro Giammattei, por considerar que no estaba realizando sus labores de la forma correcta y a criterio de ellos no era la persona capaz, idónea y honrada que demanda la Constitución para asumir este cargo.
Así mismo, la comisión de salud integrada por 18 diputados de distintas bancadas, pidió el 10 de junio la destitución de Monroy luego de un proceso de fiscalización, donde determinaron la ineficiencia en la administración de este ministerio frente a la emergencia sanitaria por provocada por el coronavirus. El informe presentado mencionó que el Ministerio de Salud contó con los fondos suficientes pero la ejecución presupuestaria fue ineficiente, así como los procesos de compras de insumos médicos.
El Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas Andrade, también recomendó la destitución de Hugo Monroy. En una carta abierta dirigida al presidente Alejandro Giammattei el 23 de mayo, Rodas Andrade aseguró que las decisiones de Monroy no habían sido materializadas y estaban generando retrasos en la ejecución de los fondos. También recomendó al presidente hacer mejoras puntuales en la red hospitalaria.
Falta de transparencia en datos oficiales
Manuel Sagastume, exjefe del departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, informó a través de una carta con fecha del 2 de junio, dirigida a Monroy, que en varias ocasiones se le comunicó sobre los datos reales de fallecidos por covid-19. Sin embargo, estos datos no fueron oficializados por el exjefe.
Cuando este medio entrevistó a Sagastume, el 28 de mayo en una citación que le hizo la bancada Semilla en el Congreso, le preguntamos sobre los datos que no coincidían, el médico no supo contestar, sobre todo al tratarse de personas fallecidas. Ese mismo día Sagastume, según su carta de renuncia, le habría hecho llegar al ministro Monroy un informe con los casos actualizados de fallecidos por covid-19 en el país y la recomendación de hacer públicos esos datos. A pesar de ello, no lo hizo y según mencionó no sólo fue esa vez la recomendación de dar datos reales, sino en repetidas ocasiones.
El viernes 5 de junio, luego del dato oficial, el ministro en conferencia de prensa informó que no eran 20 las personas fallecidas de ese día, sino 58. Esto causó duda e incertidumbre en los medios de comunicación, pero se concretaron a decir que se trataba de un error en el sistema.
El 15 de junio Sagastume presentó un informe a la bancada Semilla, donde se indicaba que hasta el 12 de junio se registraban 371 muertes por coronavirus, pero Monroy para esa fecha había oficializado 351.
Por su parte, el ingeniero Gerardo Santeliz, asesor de la cartera salubrista, durante la transmisión de actualización de casos del martes 16 de junio, aseguró que se estaban realizando tareas de auditoría de sistemas y que habían identificado más de 90 usuarios que tenían accesos para poder hacer inserciones, modificaciones y eliminación de datos.
El despido de Sagastume no se hizo oficial sino hasta esta semana, pero según el epidemiólogo le habían removido del cargo verbalmente desde el 1 de junio.
La nuevas autoridades
Esta mañana se supo extraoficialmente de la remoción de Hugo Monroy. Horas más tarde, el despacho presidencial informó de la designación de nuevas autoridades en el Ministerio de Salud.
Al frente de este ministerio ahora se encuentra Amelia Flores, quien fue viceministra técnica durante el Gobierno de Óscar Berger. Además, es médica patóloga con especialidad en microbiología, epidemiología y salud pública. También fue jefa del Laboratorio Nacional de Microbiología.
Este equipo será quien asuma los retos presentados para enfrentar esta crisis sanitaria en el país, que hasta el momento ha dejado 449 fallecidos y casi 12 mil casos positivos. Además cuenta con un presupuesto de Q.14,527 millones de los que las autoridades anteriores solamente ejecutaron el 5%. Por otro lado, tendrán que enfrentar hospitales colapsados y según el último informe presentado por el exviceministro German Scheel, 135 médicos y 188 enfermeros y auxiliares contagiados con covid-19. A esto se le suma que somos el país de la región con menos pruebas por millón por habitante para la detección de este virus y la falta de camas hospitalarias y respiradores para enfrentar la crisis.