Créditos: Foto del Parque Intercultural de Quetzaltenango
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Este inmueble de más de 40 mil metros cuadrados se debate entre quienes quieren crear espacios artísticos, otros comerciales, pero al final, en ningún caso se cuenta con presupuesto.

Por Prensa Comunitaria

El Centro Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango (CIDEQ) nació en 2005, y desde entonces, el espacio ha estado en medio de disputas legales, de promesas incumplidas y falta de presupuesto para hacerlo sostenible.

Es un espacio de 40 mil metros cuadrados que en su interior guarda dos historias distintas, aunque de finales lamentables.

El primero, el nacimiento de un sueño de Occidente, el Ferrocarril Nacional de los Altos, que recorría de Xela a San Felipe, Retalhuleu. Poco más de 47 kilómetros que solo vieron pasar los vagones de aquel proyecto por tres años.

Y el segundo, la Brigada Militar 17-15 “Manuel Lisandro Barillas”, conocida también como Zona Militar 17-15, que en sus recuerdos guarda testimonios de desapariciones y torturas durante el conflicto armado interno.

Sus espacios por ahora han sido arrendados para instalar escuelas de baile, un gimnasio, y otros proyectos privados. La idea es agenciarse de fondos. Los museos siguen a la espera de encontrar eco y abrirlos en una ciudad a la que le han denominado “la cuna de la cultura”.

Los desaparecidos y enterrados

Durante años se ha dicho que en la antigua “Zona Militar 17-15” funcionaba un centro de detención al que llevaban a personas secuestradas y las torturaba el Ejército de Guatemala durante el conflicto armado.

Muchos estudiantes del Centro Universitario de Occidente (Cunoc), involucrados en las actividades de oposición a los gobiernos militares fueron llevados a esas instalaciones.

El profesor universitario y poeta quetzalteco, Héctor Rodas Andrade, hermano del dirigente estudiantil, Joaquín Rodas Andrade, desaparecido en marzo de 1984, señala que en este lugar deberían de realizar exhumaciones. Sospecha que su hermano podría estar allí.

“Siempre he tenido la sospecha, la idea de que en ese Centro Intercultural deberían de haber hecho, o hacer, exhumaciones. Presiento que hasta allí podría estar enterrado mi hermano Joaquín”, explicó.

Rodas Andrade asegura que es el único destacamento militar donde no se hicieron exhumaciones. “Seguro allí hay personas enterradas”, argumentó.

“Ese lugar es macabro. Conozco gente que entró a ciertos ambientes donde los rastros de tortura eran evidentes por la cantidad de sangre que había”, señaló.

El académico resalta que desde que se realizó el cambio a Centro Intercultural sólo se vio los intereses económicos de ciertas familias de Quetzaltenango.

“Se ha privatizado, se anuncia parqueo, hay un comedor adentro, se realizan tantos conciertos. ¿Quién administra esos fondos, quién los fiscaliza?, cuestionó.

“Ahora danzan y bailan desquiciadamente allí. En otros lugares se hace un museo de la memoria. ¿Hay algo que recuerde a las víctimas, a los quetzaltecos, a los estudiantes y a los catedráticos que fueron secuestrados y desaparecidos?, ¿Están sus nombres allí, en algún lugar?”, se cuestionó.

Recordar el Ferrocarril

El informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH): Guatemala, Memoria del Silencio, guarda algunos casos ocurridos en Quetzaltenango, y que vincula a personal de la “Zona Militar 17-15”.

El 15 de enero de 1981, por ejemplo, en la aldea de Cajolá Chiquito, en Cajolá, Quetzaltenango, miembros del Ejército destacados en esa base militar y agentes de la Policía Nacional (PN) detuvieron a Jose Hüinil López, dirigente indígena y fundador de una organización social. Nunca más se supo de él.

Un años más tarde, el 15 de enero de 1982, en la aldea El Rincón del municipio de San Martín Sacatepéquez, el Ejército, también destacados en la “17-15”, detuvieron a Antonio Vásquez y Vásquez, que era alcalde auxiliar y Alberto Castillo Rodas, ambos colaboradores de la Organización del Pueblo en Armas (ORPA). A la fecha se desconoce su paradero.

El caso de Joaquín Rodas Andrade sigue siendo un enigma. Era un estudiante de Agronomía del Cunoc de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC).

Tenía 23 años cuando fue secuestrado el 2 de marzo de 1985. A las nueve de la mañana hombres armados se lo llevaron en los alrededores de su casa en la ciudad de Quetzaltenango. Es una de las más de 100 personas registradas por el Diario Militar. Y uno más, el que vivió la familia Molina Theissen.

Conoce más detalles acá:

La historia inconclusa de Joaquín Rodas Andrade, 39 años después

Por las víctimas

El 27 de septiembre de 1981 el Ejército detuvo a Emma Guadalupe Molina Theissen y la trasladó a la Zona Militar 17-15, “Manuel Lisandro Barillas”.

Estuvo en ese lugar bajo custodia ilegal durante nueve días. Fue sometida a severos interrogatorios, golpes, tortura y violación sexual. Logró escapar por una ventana.

El 6 de octubre de ese mismo año, presuntos especialistas del Ejército ingresaron por la fuerza en la casa de la familia Molina Theissen.

Allí estaban Marco Antonio Molina y Emma Theissen Álvarez, hermano de 14 años y su madre, respectivamente. Los militares golpearon a la madre y le colocaron grilletes a Marco.

Luego metieron en un costal al niño y lo pusieron en la palangana de un picop con placas oficiales.

La familia Molina Theissen no volvió a ver nunca más a Marco Antonio. Según el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), la desaparición fue como represalia por la huida de Emma y por la actividad política de la familia en general.

En 2004 el caso fue llevado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH). Esta entidad declaró a Guatemala como el responsable de las violaciones sufridas por la familia Molina Theissen.

Ordenó investigar los hechos e identificar, juzgar y sancionar a los autores intelectuales y materiales de la desaparición forzada de Marco Antonio.

El juicio inició el 1 de marzo del 2018. Durante dos meses y medio, el Tribunal de Mayor Riesgo C conoció evidencias documentales, testimoniales y periciales que los llevaron a sentenciar a los militares implicados en el caso.

El 23 de mayo de 2018 el Tribunal sentenció a cinco militares retirados por la desaparición en 1981 de Marco Antonio Molina Theissen.

Hugo Ramiro Zaldaña, Francisco Luis Gordillo Martínez, Manuel Antonio Callejas Callejas y Benedicto Lucas García fueron condenados por su rol en la desaparición forzada del joven Marco Antonio Molina Theissen y la violación y tortura de su hermana Emma Guadalupe en 1981, durante el conflicto armado.

Los militares recibieron condenas entre 33 y 58 años de cárcel, por los delitos contra los deberes de la humanidad, violación con agravación de la pena y desaparición forzada.

Los abogados de la familia Molina Theissen, durante el juicio en 2018, hicieron varias peticiones al Tribunal de Mayor Riesgo “C” para que el Estado reparara los daños provocados por la desaparición de Marco Antonio y las violaciones de las que fue víctima su hermana, Emma Guadalupe.

Una de las solicitudes fue que la Zona Militar 17-15, donde Emma Guadalupe permaneció detenida ilegalmente por el Ejército, fuera convertido en un museo de la memoria.

Ellos participaron en forma directa en el operativo para arrestar, torturas y violar, por nueve días, a Emma Guadalupe. Cuando ella escapó, procedieron a la detención y desaparición de Marco Antonio.

El 9 de junio 2023 un Tribunal concedió a Lucas García, Callejas y Callejas, y Gordillo Martínez, prisión domiciliaria sin vigilancia.

Museo del Ferrocarril

En 2004, durante el gobierno de Óscar Berger, se cerraron las operaciones de la Brigada Militar 17-15, la intención primaria de las élites quetzaltecas fue recuperar el espacio para rescatar el sueño “del Ferrocarril de Los Altos”. Se pensó en un complejo de museos y espacios educativos artísticos para rememorar aquel medio de transporte que funcionó entre 1930 y 1933.

Este lugar fue clausurado en 2005, según lo dispuesto en los Acuerdos de Paz de 1996.  El Acuerdo Gubernativo 577-2007, concede la administración del predio a la Asociación Consejo para el Desarrollo Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango. El usufructo por la utilización es por 50 años, es decir, hasta el 2065.

Esto le dio vida al Centro Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango (CIDEQ), como un espacio para la promoción cultural y artística en Quetzaltenango.

El objetivo original era reposicionar el recinto arquitectónico de la Antigua Estación del Ferrocarril de Los Altos en el ideario colectivo, a través del fortalecimiento de las culturas, la promoción y gestión artística, las industrias creativas, la memoria histórica y promoverse como un centro de convenciones”.

Pero desde su creación ha causado enfrentamientos entre grupos de poder político y social en Xela. Desde que se desconoce la forma en que usan los fondos cuando rentan el lugar para eventos masivos, hasta para el parqueo al público que se habilitó en una de sus áreas.

De hecho, el 12 de enero de 2018, se inauguró el Museo de Historia de Quetzaltenango como seguimiento al proyecto de la Biblioteca Pública Municipal del CIDEQ.

La recuperación de la memoria histórica del conflicto armado interno no ha sido prioridad, aunque se han hecho intentos a partir de la habilitación del Museo de La Memoria, en uno de los sótanos del CIDEQ.

Pero las peleas por el espacio continúan. En 2022, el concejo de Xela, liderado por el alcalde, Juan Fernando López revocó el usufructo que se había otorgado a CIDEQ.

En su momento la comuna alegó que no se cumplían con las condiciones acordadas y que el lugar se encontraba abandonado.

Durante ese mismo año, la organización Sacándole Brillo a Xela (SBX), que dirigía Aldo Herrera, hijo del exgobernador, Marco Aníbal Herrera Alvarado, fue desalojado del lugar.

De hecho, Herrera Alvarado, fue el primer presidente del Consejo Intercultural cuando fue gobernador de Quetzaltenango.

Luego de las disputas legales y solicitar una auditoría de la Contraloría General de Cuentas (CGC), finalmente la organización dejó el lugar. En la actualidad SBX hace oposición en el concejo quetzalteco, porque en las pasadas elecciones fue segundo lugar por unos 4 mil votos menos que el partido Humanista, que logró reelegir a López Fuentes como alcalde.

Atrás quedó aquella sede militar que causó terror desde 1945, cuando se habilitó en el espacio del Ferrocarril. De hecho, en 2012, durante el gobierno de Otto Pérez y con el impulso del exdirector del Fondo Nacional para la Paz, Armando Paniagua, exdiputado quetzalteco, se propuso rescatar el CIDEQ e instalar en ese lugar la Academia Regional de la Policía Nacional Civil que finalmente la llevaron a Huehuetenango.

Un compromiso

Berenice Cita, actual directora del CIDEQ, dijo que en la actualidad trabajan en cuatro ejes, entre ellos, la dignificación de la memoria histórica.

“El edificio tiene varias capas de historia. Primero era una montaña, luego la antigua estación del Ferrocarril de Los Altos, después la Zona Militar 17-15, Manuel Lisandro Barillas y en el 2005 nace el Centro Intercultural”, recordó.

“Actualmente tenemos la exposición virtual ‘Habitar los archivos’. Se abrieron los sótanos del lugar, algo que nunca se había hecho”, detalló.

En febrero pasado inauguraron esta exposición en el Museo de La Memoria, organizada por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH).

Sobre ese Museo de la Memoria, Cita afirma que es parte del trabajo que se busca realizar, sin embargo, detalla que la falta de recursos económicos es una de las limitantes.

“El mes pasado se presentó ante los medios el Museo de la Memoria Histórica, empezamos con exposiciones físicas y virtuales. Desde ya se está trabajando con las exposiciones, la asociación es autosostenible, no tiene fondos de algún ente, los pocos fondos se realizan con puras actividades lucrativas”, detalló Cita.

En el Centro Intercultural se tiene espacio de alquiler para ferias, conciertos, así como de parqueo, la administración explica que estos fondos son los que sirven para realizar el pago de la planilla de los trabajadores, así como la restauración del lugar.

“En el plan estratégico que está contemplado de 2024 a 2028, durante estos años estaremos trabajando en estos proyectos. La gente que trabaja en la memoria histórica está trabajando ad honorem, se pretende crear el Museo de la Memoria, pero no le puedo dar el tiempo específico”, resaltó la directora.

¿Qué hay?

El CIDEQ está conformado por diferentes asociaciones privadas y públicas como la Red Nacional de Grupos Gestores, (dirigida por el empresario Roberto Gutiérrez, que impulsó el usufructo en 2005), Mesa Económica de Quetzaltenango, Mesa de Concertación, entidad de sociedad civil que actualmente aglutina el Colectivo Ciudadano de Quetzaltenango; y representantes del Concejo Municipal de Quetzaltenango, Gobernación Departamental y la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala.

En el sitio web del CIDEQ, se especifica que actualmente la CDAG tiene uso sobre algunas instalaciones del lugar.

En el lugar están las asociaciones de gimnasia, judo, taekwondo y karate. También están la academia de salsa Studio 54, la Pinacoteca Municipal, el Museo Ixkik del Traje Indígena, la Biblioteca José Manuel Montúfar Aparicio, Museo del Ferrocarril de Los Altos (pendiente de relanzamiento), Marimba de Conciertos de la Municipalidad de Quetzaltenango, fuerzas básicas de la Asociación de Fútbol de Quetzaltenango y Xelajú Naranja.

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