Créditos: Juan Orlando Hernández
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El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández fue declarado culpable de narcotráfico por un tribunal federal de Nueva York el viernes pasado. La sentencia se prevé para el 26 de junio y Hernández podría ser condenado a cadena perpetua. Según el veredicto, en el gobierno de Hernández “se permitía a los narcotraficantes violentos operar con virtual impunidad”.  Entre los testimonios dados en el juicio se mencionan nombres de narcotraficantes guatemaltecos y la forma en la que vigilaban o trasladaban la droga de Honduras hacia Estados Unidos.

Por Prensa Comunitaria*

El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, (2014-2022) fue declarado culpable de narcotráfico por un tribunal federal en Nueva York, este viernes 8 de marzo. El departamento de Justicia de EE.UU. presentó tres cargos en su contra: conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, conspiración para poseer armas de fuego y dispositivos destructivos para el narcotráfico, y posesión de ese tipo de armamento durante la conspiración de narcotráfico.

El juicio que duró tres semanas contó con declaraciones de exfuncionarios públicos, miembros de carteles y otros testigos que describieron cómo grupos criminales se aliaron con el exmandatario e incluso financiaron su campaña de reelección a cambio de pavimentar carreteras remotas de Honduras con el objetivo oculto de facilitar el traslado de cocaína.

El 21 de abril de 2022, el Departamento de Estado de Estados Unidos extraditó a JHO, (como también es conocido por sus siglas) hacia ese país por haber recibido millones de dólares para usar su cargo público, las fuerzas del orden público y el ejército para apoyar a las organizaciones de narcotráfico en Honduras, México y otros lugares.

El juicio puso de relieve elementos de lo que fiscales definieron como “narcoestado” hondureño. En su primera semana, testimonios revelaron cómo grupos del crimen organizado financiaron campañas políticas y utilizaron a las fuerzas de seguridad del Estado para proteger los cargamentos de droga y desatar la violencia contra grupos rivales y ciudadanos hondureños.

Según los testimonios en el juicio, mientras el exmandatario decía a Estados Unidos ser su aliado en el combate a las drogas, en privado hablaba de “meter droga en las narices de los gringos”. Sin embargo, Hernández compareció ante el jurado la semana pasada para negar los cargos y testimonios en su contra.

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A los 55 años de edad, Hernández es el primer exjefe de Estado condenado por narcotráfico en EE.UU. desde el panameño Manuel Noriega, en 1992, y aguarda ahora una sentencia que podría llegar a cadena perpetua.

“JOH recibirá la misma condena que su hermano”, dijo Mike Vigil, el exjefe de Operaciones Internacionales de la Administración para el Control de Drogas (Drug Enforcement Administration, DEA).

El narcotráfico comenzó su influencia en Honduras en la década de 1970. Este país centroamericano se volvió clave en el trasiego de drogas en los años 90.  Este flagelo que empezó a infiltrarse en las instituciones públicas provocó el disparo de la violencia en Honduras hasta registras altos índices de homicidios.

Según Estados Unidos, el expresidente empezó a participar en estas actividades ilícitas alrededor de 2004 en una conspiración “corrupta y violenta” de tráfico de drogas con la que obtuvo millones de dólares para ascender a la cima del poder hondureño.

La acusación señala que Hernández “abusó de su posición como presidente de Honduras para operar el país como un narcoestado, con el fin de enriquecerse y de forma corrupta alcanzar y mantener el poder”.

Agrega que en ese proceso Hernández “corrompió las instituciones legítimas de Honduras”, incluidas partes de la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y el Congreso.

El fiscal general de EE.UU., Merrick Garland, sostuvo al conocerse el veredicto el pasado viernes que en el gobierno de Hernández “se permitía a los narcotraficantes violentos operar con virtual impunidad, y los pueblos de Honduras y Estados Unidos se vieron obligados a sufrir las consecuencias”.

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Los testimonios clave para el veredicto

Algunos de los testigos que declararon contra Juan Orlando Hernández están presos en Estados Unidos por narcotráfico y colaboraron con las autoridades en procura de aliviar sus propias condenas.

Uno de ellos fue Fabio Lobo, el hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo, y que cumple una pena de 24 años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico. Fabio Lobo aseguró haber entregado dinero a Hernández y que su propio padre recibió pagos del cartel local Los Cachiros. Pero el predecesor de JOH negó las afirmaciones de su hijo. En el juicio otros políticos hondureños también fueron señalados de tener vínculos con el narcotráfico.

Aunque Hernández negó los vínculos, el martes cuando subió al estrado para librarse de los cargos en su contra y el fiscal le preguntó si los traficantes tenían candidatos de su preferencia, respondió: “apoyan a todos o al menos tratan”.

Según los narcos que testificaron, habrían contribuido en las campañas electorales con sobornos. Alexander Ardón, otro hondureño que está preso en EE.UU. por narcotráfico, dijo que financió campañas de Porfirio Lobo y de JOH, además de haber comprado votos para ser él mismo alcalde de El Paraíso, un municipio del departamento de Copán limítrofe con Guatemala.

El exalcalde relató que entregó US$2 millones a Lobo antes de las elecciones, de 2009 y, en una reunión entre ambos donde también participó Hernández, les formuló tres pedidos: estar a salvo de investigaciones de fiscales, un empleo público para su hermano Hugo y mejoras en las carreteras de su municipio para agilizar el pasaje de la cocaína hacia Guatemala.

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Poco después, Lobo fue electo presidente, el entonces diputado JOH pasó a presidir el Congreso Nacional y a Hugo Ardón lo nombraron jefe de la agencia estatal encargada de las carreteras en Honduras, desde la cual dio contratos a empresas que lavaban dinero del narco, según la acusación.

Alexander Ardón también logró que un policía de su confianza en Copán, Juan Carlos “El Tigre” Bonilla, fuera nombrado jefe de la Policía Nacional hondureña para proteger sus negocios.

Bonilla y Mauricio Hernández Pineda, otro expolicía hondureño que colaboró con Ardón y, primo de JOH, eran coacusados en este caso y se declararon culpables justo antes del juicio al expresidente.

Ardón calculó que con la ayuda del poder hondureño movió sin problemas unas 250 toneladas de cocaína.

Dijo que lo hizo asociado con narcos como Tony Hernández, un exdiputado hermano de JOH, y Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, ambos condenados a cadena perpetua en EE.UU., relató el diario británico BBC Mundo.

Guatemala en la trama hondureña

En el proceso judicial contra el exmandatario hondureño, Ardón también reveló cómo se introducía droga a través del mayor puerto de Honduras y cómo se resguardaba en montañas entre Guatemala y Honduras.

Según su testimonio, la droga solía viajar en camiones cargados con hasta 1,5 toneladas desde San Pedro Sula a la frontera con Guatemala, rumbo a EE.UU., protegida con fusiles de asalto y hasta bazucas en zonas montañosas.

Según una trascripción del juicio divulgada por el diario La Prensa, Ardón señaló que para mover al menos 250 toneladas de droga contaba con colaboradores y armas ofensivas como AR-15, M-16, 9 milímetros, AK-47, e incluso “bazucas para destruir carros”. Contó que a veces hicieron estallar con bazucas vehículos blindados en las zonas montañosas entre Guatemala y Honduras.

Ardón también mencionó a algunos guatemaltecos entre ellos los primos Ronald Enrique Salguero Portillo y Otto René Salguero Morales, quienes se declararon culpables de narcotráfico en Nueva York, en octubre del 2022. Ambos eran proveedores de cocaína del cartel de Sinaloa.

El exalcalde de Copán también mencionó en su testimonio al guatemalteco Mario Ponce, capturado en Honduras y extraditado luego a Estados Unidos, como una pieza clave para la expansión del cartel de Sinaloa en la región. Ponce fue condenado 25 años de cárcel, por narcotráfico, en 2012.

En 2015, varias fincas del narcotraficante pasaron a poder del Estado de Guatemala, la mayoría de las cuales se encontraban en Playitas, Morales, Izabal, uno de sus centros de operaciones para el trasiego de droga.

“Perversión del Estado”

Los sobornos a los principales partidos políticos de Honduras también procedían de Los Cachiros, según el testimonio de Devis Leonel Rivera Maradiaga, antiguo líder del grupo de narcotraficantes. Maradiaga describió la entrega de sobornos de entre US$100.000 y US$250.000 a Carlos Zelaya y Mauricio Villeda. Zelaya es el actual vicepresidente del Congreso de Honduras y cuñado de la presidenta Xiomara Castro. Villeda es el líder del Partido Liberal. Tanto Zelaya como Villeda afirmaron que las acusaciones eran “falsas”.

JOH gobernó Honduras durante dos mandatos consecutivos, pese a que la Constitución del país prohibía la reelección presidencial.

Un tribunal judicial, de mayoría oficialista, le permitió postularse nuevamente en unas elecciones de 2017 plagadas de irregularidades, que desataron protestas masivas con varios muertos cuando el presidente fue declarado ganador.

Aunque algunos sectores en Honduras celebraron que el expresidente fuera declarado de narcotráfico, analistas opinan que la condena hará poco para impedir que el flujo de cocaína cese o repare el sistema corrupto instalado en el país centroamericano.

“Lo que ocurrió durante los gobiernos de Lobo y Hernández fue una perversión completa y total del Estado”, dijo según el profesor hondureño Lester Ramírez a InSight Crime. “No se construye un narcoestado durante la mayor parte de 15 años y luego se le da la vuelta en un par de años. Eso no va a ocurrir”, agregó.

*Con información de diarios internacionales

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