Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Santiago Bastos Amigo

Nadie duda que el papel de los pueblos indígenas ha cambiado a raíz de su notoria participación en defensa de la democracia durante el pulso mantenido durante la segunda mitad de 2023. Pero ¿Cuál será su papel de ahora en adelante? ¿Cómo va a ser la relación de los actores indígenas con el Ejecutivo? ¿Cómo van a concebir tanto el gobierno como estos actores la política étnica?

Algunas de las demandas hechas por actores mayas e indígenas en general reclamando mayor participación en espacios institucionales de Estado, así como la ceremonia con que se acogió al binomio presidencial nos hace recordar aquellos años noventa e inicio de la primera década del siglo XXI en que el multiculturalismo marcaba la pauta de la política étnica en Guatemala 

La hipótesis no es tan descabellada. Desde aquellos años, los actores indígenas han avanzado hacia propuestas mucho más cuestionadoras, pasando del multiculturalismo a la plurinacionalidad y de los actores estatales a los comunitarios.

Pero el Movimiento Semilla guarda relaciones y similitudes con los equipos que pusieron en marcha las políticas multiculturales de aquellos años; y sus propuestas reformistas tienen más relación con este modelo que con las propuestas plurinacionales más en boga actualmente. También hay actores indígenas que reclaman la reposición de los espacios ganados entonces si los gobiernos regresan a actitudes menos agresivas que los vividos estos años de extractivismo y persecución criminal.

Las políticas multiculturales del Estado guatemalteco

Después del proceso de paz y del reconocimiento logrado con el Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas (AIDPI), los actores indígenas reunidos en el entonces llamado Movimiento Maya cuentan con una legitimidad y una presencia que no había antes, pero están debilitados por años de negociación con el Estado que habían atenuado la relación con las bases. Además, dependen de la voluntad política de los gobiernos, puesto que tras el fracaso de la Consulta Popular de 1998 no hay una obligatoriedad constitucional para poner en marcha las políticas multiculturales negociadas.

A partir de estas elecciones, durante los dos siguientes gobiernos, se crea el formato de política multicultural en Guatemala. Se llama a figuras mayas reconocidas a puestos de gobierno, como el Ministerio de Cultura, el Viceministerio de Educación, o la Secretaría de la Paz; que se complementan con otras figuras en puestos visibles, como cuando Rigoberta Menchú en el segundo de estos gobiernos se convierte en Embajadora de Buena Voluntad del gobierno. Ellos conformaron el “rostro maya” de esos gobiernos.

También se abre una serie de espacios políticos dentro del Estado construidos con base en reclamos mayas, que son manejados por mayas y se dedican a las temáticas de los mayas. Algunas de estas instancias fueron creadas antes del AIDPI, como la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG), fruto de uno de los primeros reclamos mayas; el Fondo de Desarrollo Indígena Guatemalteco (FODIGUA), creado a raíz del 92 con fondos españoles en una especie de multiculturalismo desarrollista; la Dirección General de Educación Bilingüe (DIGEBI), que manejaba el 5% del presupuesto del Ministerio de Educación. Otras instancias surgieron del mismo proceso de paz: la Comisión Presidencial Contra la Discriminación y Racismo (CODISRA), que debería actuar como procuraduría en cuestiones de discriminación y racismo, y la Defensoría de la Mujer Indígena (DEMI) surgida como espacio específico de una alianza entre organizaciones indígenas y feministas.

Además, durante aquellos años, prácticamente en todos los ministerios se abrió una oficina “de asuntos indígenas”, “étnicos”, “multiculturales”, “de cultura y mujer”, o algo así.

Todos estos espacios eran dirigidos por profesionales mayas y funcionaban con fondos de la cooperación internacional. Fueron conocidos como “las ventanillas” y definidos como “incrustaciones institucionales” en un contexto en que no había voluntad política por hacerlos funcionar. El manejo de lo étnico se complementa con cambios en el discurso: ya no se habla de indígenas, sino de los pueblos; las “ceremonias mayas” inundan la parafernalia oficial mientras la bandera cuatricolor maya aparece en todos los actos relacionados con estas políticas. Lo “maya” pasa de ser una construcción contrahegemónica a ser manejada desde el Estado, por activistas mayas, pero desde el Estado.

Este periodo se acaba con las elecciones de 2008, ganadas por un supuesto socialdemócrata que plantea que la “cara maya” del Estado la va a dar él, pues es ajq’ij (sacerdote maya). Nombra un empresario maya como Ministro de Cultura y hace ondear la bandera maya como Bandera de los Cuatro Pueblos, despojando a los mayanistas tanto de sus espacios como de sus símbolos. Rigoberta Menchú había liderado la creación de un partido político abiertamente mayanista, en el que reunió a muchas de estas figuras que habían estado trabajando desde el Estado. Obtuvo un 3% de los votos de la elección presidencial.

A partir de este momento, lo multicultural pierde presencia en el Estado guatemalteco. Las figuras mayas ya no forman parte de gobiernos, las ventanillas indígenas van siendo fagocitadas por la lógica burocrática y partidista y “los derechos indígenas” desaparecen del discurso oficial.

Conclusiones mínimas

El multiculturalismo, como forma de gestionar la diversidad, no busca resolver las causas estructurales que crean desigualdad a partir de la diferencia, sino resolver parte de sus efectos legalizando y reconociendo los sujetos surgidos de ellas. Si esto se hace de una forma cosmética en un lugar donde la dimensión étnico-racial es estructurante básica de la sociedad y sus dinámicas, no es capaz de resolver mucho.

En Guatemala, el multiculturalismo como política pública fue algo episódico, que como llegó, se fue. Estuvo asociado al proceso de paz y cuando éste terminó, también desapareció: estaba tan vinculado a este proyecto reformista de país, que no pudo dar más de sí. Visto ahora, podemos decir que el multiculturalismo sirvió al Estado de Guatemala para legitimarse internacionalmente, dar salida a unos reclamos y unos actores que demandaban presencia, como eran los mayas organizados; y así poder hacer una transición política que llevó a un cambio de modelo económico que finalmente, iba en contra de todo ese proceso y su misma intención.

En este contexto, esos actores indígenas que venían constituyéndose como sujeto político desde antes, aprovecharon este momento de legitimidad para fortalecer su discurso y su propia identidad y se apropiaron de los instrumentos legales y políticos generados desde la multiculturalidad cuando fueron necesarios para defender su misma existencia ante el despojo extractivista.

¿Multiculturalismo hoy?

¿Volverán las ceremonias mayas a ser parte de los rituales políticos de diversa índole? ¿Volverán ciertos atores indígenas a pensar en espacios-ventanillas en el Estado como forma de resolver la desigualdad étnico-racial estructural en este país? ¿Se pensará desde el Estado en un reconocimiento acotado como forma de resolver las presiones de los pueblos indígenas? ¿Cómo será la relación de todo esto con el extractivismo?

¿Será que no hemos terminado con el multiculturalismo?
Estemos atentos…

 

Bibliografía mínima sugerida sobre el multiculturalismo en Guatemala

Bastos, Santiago y Manuela Camus (2004) Entre el mecapal y el cielo. Desarrollo del movimiento maya en Guatemala, Guatemala: FLACSO / Cholsamaj.

Bastos, Santiago y Aura Cumes, coordinadores (2007) Mayanización y vida cotidiana. La ideología multicultural en la sociedad guatemalteca.

3 Volúmenes Guatemala: FLACSO-CIRMA-Cholsamaj.

Bastos, Santiago y Roddy Brett, compiladores (2010) El movimiento maya en la década después de la paz, Guatemala: FyG Editores
Cayzac, Hugo (2001) Guatemala, proyecto inconcluso. La multiculturalidad, un paso hacia la democracia. Guatemala: FLACSO.

Cojtí, Demetrio, Waqi’ Q’anil (2005) Ri K’ak’a Saqamaq’ pa Iximulew. La difícil transición al estado multinacional. El caso del estado monoétnico de Guatemala: 2004. Guatemala: Cholsamaj.

COMG (1991) Rujunamil ri Mayab’ Amaq’. Derechos específicos del Pueblo Maya, Rajpopi’ ri Mayab’ Amaq’. Guatemala: Consejo de Organizaciones Mayas de Guatemala.

COPMAGUA, 1994, Qasaqalaj Tziij, Qakemoon Tziij, Qapach’uum Tziij. Nuestra palabra iluminada, nuestra palabra tejida, nuestra palabra trenzada. Guatemala: Coordinadora de Organizaciones del Pueblo Maya de Guatemala

Esquit, Edgar (2003) Caminando hacia la utopía. La lucha política de las organizaciones mayas y el Estado en Guatemala. Guatemala: Instituto de Estudios Interétnicos. Universidad de San Carlos de Guatemala.

Hale, Charles (2007) “Más que un indio”. Ambivalencia racial y multiculturalismo neoliberal en Guatemala. Guatemala: AVANCSO.
PNUD (2005) Diversidad étnico-cultural: la ciudadanía en un estado plural. Informe de Desarrollo Humano 2005. Guatemala: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Sieder, Rachel, editora (2002). Multicuturalism in Latin America. Indigenous Rights, Diversity and Democracy. Londres: Palgrave Macmillan-Institute of Latin American Studies.

 

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