Créditos: Mardoqueo Matías
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Durante esos más de 20 días que ocuparon las calles y carreteras principales de Huehuetenango, principalmente, la carretera Interamericana, las autoridades indígenas no se ausentaron ni un día en los kilómetros 270 y 271.

Por Paolina Albani y Blanca Jiménez

Los pueblos Mam, Awakateko, Chaltiteco y Popti’ de la zona fronteriza entre Huehuetenango y México, se unieron al paro nacional y tomaron las calles como parte de una movilización pacífica para presionar al gobierno a que despidiera a la jefa del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras; a los fiscales Rafael Curruchiche y Cinthia Monterroso, además, del juez Fredy Orellana, luego de que pusieran en marcha un complot para deslegitimar los resultados de las elecciones presidenciales del 25 de junio y 20 de agosto pasado.

El 2 de octubre, cuando la movilización fue convocada por los 48 Cantones de Totonicapán, la Alcaldía Indígena de Sololá y otras autoridades indígenas; en Xi’naj Xo’j, en el kilómetro 263 de la ruta Interamericana que une con la frontera de México, se unieron al llamado las autoridades indígenas de los municipios de Santa Bárbara, San Sebastián H, San Ildefonso Ixtahuacán y grupos pequeños de los municipios de Chiantla, Aguacatán y la cabecera de Huehuetanango, además de los dirigentes progresistas del área de los Huistas (Jacaltenango y San Antonio).

Huehuetenango se unió al paro nacional para exigir que se respetaran los resultados electorales, pero también aprovecharon la oportunidad de exponer antiguos reclamos no resueltos por el abandono del Estado.

Como el despojo histórico que los pueblos indígenas han sufrido a manos de corporaciones, las prácticas nocivas del capitalismo depredador que ha privatizado el acceso a los recursos naturales y, en el caso específico de Santa Bárbara, por las afectaciones que las muertes maternas y casos de desnutrición infantil que prevalecen en el área como resultado del poco acceso a servicios de salud y a medicamentos. Además de la pobreza.

El cansancio fue un gran catalizador de la movilización. Pese a ello, Huehuetenango se mostró preparado para defender uno de los últimos espacios de libre determinación como lo es el voto popular.

La organización comunitaria

En las calles, se organizaron a partir de los distintos liderazgos comunitarios y asignaron turnos para cubrir las tomas de 12 horas, de 6 de la mañana a las 6 de la tarde. El 5 de octubre, se unieron los mercados de la cabecera departamental y los transportistas a la resistencia pacífica. Esto amplió las tomas dejando inmovilizada el departamento, casi por completo.

Sobre la carretera Interamericana, de la ruta a La Mesilla frontera con México, los municipios maya Mam: Santa Bárbara, San Sebastián H, San Rafael Petzal, San Juan Atitán, Santiago Chimaltenango, Colotenango y San Pedro Necta tomaron tres puntos en cada municipio.

Foto de Blanca Jiménez

Las familias se organizaron para llevar alimentos y hacer los tiempos de comida en las tomas. Migrantes en los Estados Unidos, las iglesias Católica y Evangélica aportaron granos de maíz para alimentar a los manifestantes.

Durante esos más de 20 días que ocuparon las calles y carreteras principales de Huehuetenango, principalmente, la carretera Interamericana, las autoridades indígenas no se ausentaron ni un día en los kilómetros 270 y 271.

Portando sus varas que los identifican como tal, llamaron a los integrantes de los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocode) y a las autoridades electas, a respaldar de forma voluntaria lo que denominaron como “lucha por la dignidad y respeto al voto”.

El 19 de octubre, San Juan Ixcoy del área norte de Huehuetenango cambio su estrategia y se reorganizó en caravanas para viajar hacia la capital e integrarse a la manifestación frente al MP del barrio Gerona, en la zona 1.

“Llevamos más de 500 años de discriminación y racismo, y 36 años de conflicto armado en Guatemala, y nos siguen pisoteando, por eso salimos como jóvenes y organizaciones a apoyar. Una de las virtudes de los pueblos es manifestar en paz para vivir en plenitud, mientras el Estado y el gobierno solo se encargan de crear odio y conflicto entre nosotros”, expresó Alonzo Aguilar de San Juan Ixcoy.

Una de las primeras caravanas de Huehuetenango, en llegar fue la de San Pedro Soloma.

Pasado el 21 de octubre, cuando los dirigentes de las manifestaciones decidieron dar una tregua al gobierno y abrir las carreteras para el paso de camiones del transporte pesado, los pueblos del territorio norte de Huehuetenango anunciaron que entrarían en asamblea permanente, mientras que las autoridades ancestrales maya Chuj, Q’anjob’al, Popti’, Akateko y Mestizo viajarían a Huehuetenango para entregar un memorial al gobernador y continuar exigiendo la salida de los fiscales y el juez detrás del golpe de Estado.

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Huehuetecos exigen al gobernador pronunciarse ante crisis política en el país

El pueblo de Santa Eulalia se preparó para una nueva movilización el 30 de noviembre, al no conseguir los resultados de la tregua de tres días con el gobierno.

En esa oportunidad, hicieron un llamado para que los diputados del departamento condenaran la crisis política por el golpe a las elecciones. Cosa que no ha ocurrido.

Tras el cambio de autoridades de los 48 Cantones, el movimiento de resistencia del norte de Huehuetenango ha prometido afianzarse. Pedro Toledo, dirigente de la resistencia en Santa Eulalia, refirió que confían en las nuevas autoridades escogidas y en su organización para lograr los “cambios fuertes estructurales en el gobierno”.

En tanto, los pueblos originarios de Huehuetenango continuarán respaldando las movilizaciones para depurar el MP, acciones que en buena medida, las mujeres han liderado y acuerpado de forma constante.

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