Créditos: Juan José Guillen
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Por Demetrio Cojti Cuxil*

Este análisis busca realizar una apreciación resumida de lo que han sido y son las fortalezas de las Autoridades o Alcaldías Indígenas Ancestrales (AIA), que lideraron el levantamiento maya o «Ri Maya’ Yakatajik» y que dio lugar al Paro Nacional Indefinido todavía en curso. Se hará énfasis en aspectos de los pueblos indígenas, las comunidades y las alcaldías indígenas ancestrales. Entre estas últimas se enfatizará en la situación de la de Tz’oloj Ya’ (Sololá) y la de Chwi Meq’ena’ (48 Cantones de Totonicapán), que serán consideradas como sectores del Pueblo Maya, todavía marginados por el Estado guatemalteco.

Este levantamiento, según varios analistas, constituye un punto de inflexión o parteaguas en la vida política del país por su magnitud y generalización contra el desconocimiento de los resultados electorales ejecutado por el gobierno y sus golpistas. Así como en contra del tipo de democracia que se ha tenido hasta ahora, tal como lo abordan Diego Monterroso, Miguel Ángel Sandoval, y Marta Elena Casaús. Por su profundidad y longitud, puede decirse que sacudió la conciencia guatemalteca en materia de derechos ciudadanos electorales y de régimen democrático, pues casi nadie quedó ajeno a sus causas y objetivos.

El período analizado abarca el mes cumbre del levantamiento, específicamente las tres primeras semanas de octubre de 2023, con su zenit el día 9, fecha en que se paralizó el país con el mayor número de puntos de resistencia (entre 136 y 150). Si se ve el levantamiento como un evento de largo plazo, durará unos seis meses, del 12 de julio (fecha de inicio de las primeras movilizaciones contra la suspensión del partido Movimiento Semilla) hasta el 14 de enero 2024 (fecha en que tomará posesión el nuevo presidente). Esta es la perspectiva que tiene Carlos Figueroa Ibarra . Si se ve el levantamiento como un evento de corto plazo, durara 3 meses y medio, pues inició el 2 de octubre y perdurara posiblemente hasta el 14 de enero de 2024.

Algunos antecedentes y contexto

Los dos actores colectivos claves del Paro Nacional Indefinido son: por un lado, el gobierno conformado por el “Pacto de Corruptos” y los golpistas, que buscan invalidar o desconocer los resultados electorales de la primera y segunda vuelta electoral. Y por el otro, la sociedad guatemalteca en general, liderados esta vez por las AIA.

Desde una perspectiva histórica, las AIA son sobrevivientes de la persecución que el mismo Estado guatemalteco ha realizado contra ellas, desde 1871, año en que sucedió la revolución liberal, llamada así por la historia oficial. Mientras que para los indígenas, fue la revolución esclavista. Luego vinieron las Constituciones democráticas que, desde 1944, han instituido que los gobiernos municipales deben ser elegidos mediante partidos políticos.

Enseguida, consideraré algunos aspectos previos que ayudan a entender relativamente la opción elegida por las Autoridades Indígenas Ancestrales. La primera es que Giammattei, además de dirigir a su equipo de corruptos y golpistas, ha tenido acciones racistas hacía los indígenas. Basta con recordar dos hechos: el 9 de agosto del 2019, dos días antes de la segunda vuelta electoral, realizó un acto de racismo «puro y duro» consistente en recibir pleitesía medieval de y dejarse besar la mano por algunas jóvenes indígenas que participaron en el ya condenado festival folklórico de Cobán realizado ese mismo año.

Y, el 17 de julio del 2020, ya como presidente, en un dialogo programado con las autoridades ancestrales de Chi Xot (Comalapa), se enfureció y rechazó sus peticiones calificándolas de «una sarta de inconsistencias». Las autoridades ancestrales le pedían la atención estatal contra la COVID-19 por el colapso de los hospitales, y rechazaban el aumento del 300% de la facturación de la energía eléctrica, la actividad minera generadora de varios conflictos sociales, y la expropiación de sus bienes inmuebles por parte de entidades como la Iglesia católica.

Tres años más tarde, el 12 de octubre del 2023, Giammattei debió tragarse sus propias palabras cuando se vio obligado a reconocer a las AIA como líderes del Paro Nacional Indefinido y a recibir a sus delegados en casa presidencial para un primer diálogo bajo la mediación de la OEA.

En el proceso de elecciones de 2023, el Movimiento Semilla fue el único que tomó en su plan de gobierno varias de las demandas indígenas. Más los derechos individuales que los colectivos. Y a la vez, en los debates grabados de las entrevistas televisadas y difundidas en pódcast, cuando se preguntaba a sus candidatos a la presidencia sobre una u otra demanda de los pueblos indígenas, daban una respuesta favorable acorde a su plan. Razón tenían y tienen los indígenas de apoyar pues el ascenso al gobierno de Semilla.

Otro aspecto a considerar es que para los pueblos indígenas, «mal con la actual democracia, pero peor sin ella». En efecto, con el actual sistema democrático a los indígenas les ha ido mal, pues los gobiernos no cumplen la legislación que le es favorable, y las políticas del Estado tienen a la mayoría de ellos (80%) en situación de pobreza y extrema pobreza, así como tienen a la mayoría de su niñez (61%), con desnutrición infantil.

Además, tienen activo un vigoroso proceso de etnocidio que ha hecho y hace que todos los idiomas y culturas indígenas estén en proceso acelerado de extinción, así como una quinta centenaria exclusión de la toma de decisiones en los tres organismos del Estado.

Pero les va peor en regímenes de dictadura, pues hay más posibilidades de que se repitan nuevos genocidios y más crímenes de lesa humanidad contra los pueblos indígenas. Es del conocimiento general que las causas que generaron el conflicto armado no han sido reducidas o desmanteladas. El 4 de octubre del 2012, los 48 Cantones vivenciaron la masacre de 6 de sus miembros y 34 heridos en manos del Ejército en el lugar denominado Alaska. Esto sucedió a pesar que ya Guatemala llevaba 27 años bajo el régimen democrático. En esa oportunidad se manifestaban contra el alto costo de la energía eléctrica y contra la supresión de la carrera de magisterio por el Ministerio de Educación.

  1. Fortalezas básicas de las Autoridades Indígenas Ancestrales

Veamos ahora algunas de las fortalezas básicas de los Autoridades o Alcaldías Indígenas Ancestrales, que les están ayudando a liderar y aguantar la gran demanda de organización y logística del actual Paro Nacional Indefinido.

  • Ser actores políticos moderados y con experiencia en movilizaciones sociales

Una de las ventajas que tienen a su favor las AIA para tener éxito en su convocatoria para el Paro Nacional Indefinido es que cuentan con el respaldo de sus respectivas comunidades tal como lo explica el IDEIPI y Miguel Ángel Sandoval. Además, tienen una imagen positiva ante la sociedad guatemalteca. Se les conoce como entidades que han realizado movilizaciones sociales por causas justas, predominantemente reactivas y para defender derechos regionales, sectoriales y hasta generales, pero sin llegar a ser antisistema.

No se les considera como organizaciones de izquierda que buscan cambiar estructuras sociales. Puede decirse que en el espectro de posturas políticas entre izquierda y derecha su imagen es la de ser organizaciones con posturas moderadas o de centroizquierda, que realizan movilizaciones en el marco de la ley. Esta imagen moderada explica en parte la adhesión y apoyo que recibieron de casi toda la sociedad guatemalteca.

Asimismo, son instituciones con experiencia en la lucha social contra el Estado cleptocrático y cooptado. Un breve recordatorio de las luchas que han emprendido nos indica que ambas AIA, a veces han actuado solas, y otras unidas. La de Sololá lideró un paro nacional y logró hacer que, en 2014, el Congreso derogara la Ley de Obtención de vegetales o Ley Monsanto. Por su lado, 48 Cantones, en 2022, logró sacar de la agenda del Congreso el anteproyecto comúnmente conocido como Ley de Criminalización (Iniciativa No. 5239, Ley contra Actos terroristas), que buscaba facilitar más la represión de las manifestaciones y de las protestas sociales.

Finalmente, en marzo de 2022, las dos organizaciones aunaron esfuerzos para derogar el Acuerdo Gubernativo 245-2022; Ley de Reformas al Acuerdo Gubernativo Número 5-2013, Reglamento de la Ley del Impuesto al Valor Agregado. Y que se archivara la Iniciativa 6165, Ley de Regularización e Incorporación de los Sectores Productivos Primario, Pecuario, Bovino e Informal al Sistema Tributario. Esta ley buscaba ampliar la base de contribuyentes de impuestos incorporando a los de la economía informal.

Fue en esta última movilización que las AIA se presentaron como una articulación de Alcaldías Indígenas Ancestrales, bajo la denominación de «Alianza de Pueblos Indígenas». Indicando que existía o se estaba organizando una especie de federación de autoridades del país, entre las que se incluyen la de Santa Lucia Utatlán, Nebaj, el Parlamento Xinka, etcétera. También mostró que tenían cierto conocimiento en materia de la lucha jurídica y social ante dependencias y organismos del Estado, y en materia de desplazamientos a la ciudad capital. En algunos casos llegaron a movilizar a más de 200 autoridades ancestrales con sus respectivas varas para manifestar en la ciudad capital.

Tanto la autoridad de Sololá como la de Totonicapán responde a los intereses de sus aldeas y cantones, localidades rurales que eligen a sus alcaldes comunales que los representa en la asamblea municipal. Obtienen su legitimidad y fortaleza institucional de dichas localidades. Pero ambas tienen también sus debilidades colectivas.

Así, en Chwi Meq’ena’ durante varias elecciones eligieron como autoridades públicas a los dos hermanos Arévalo (Édgar e Iván) que tenían fama de ser funcionarios deshonestos, y ahora, en estas elecciones del 2023, Édgar Arévalo volvió a candidatearse para ser elegido como funcionario, y los K’iche’ de Chwi Meq’ena’ eligieron como diputada a su hija, Sherol Ivanisse Arévalo, del partido Valor.

Las autoridades de Tz’oloj Ya’ tienen un buen sistema de democracia comunitaria, donde el mandato lo reciben de la asamblea de alcaldes comunales, pero en las elecciones del 2023, volvieron a reelegir a Allan Rodríguez, el diputado que ya fue presidente del Congreso (2020-2022) por el partido Vamos, el partido del gobernante Giammattei.

Sin embargo, estas debilidades no les quitan, hasta ahora, la aureola de ser las organizaciones indígenas más activas y victoriosas en las luchas sociales. Además de que no se debe endilgar a ambos municipios cabeceras, el voto total del departamento para elegir diputados.

En la autocrítica neutra y constructiva los K’iche’ de Chwi Meq’ena’, se dicen: «peleamos como leones, pero votamos como burros» (peleamos bien contra los corruptos, pero a veces los elegimos y reelegimos). O bien se dicen «Tenemos lengua de lámina, pero cerebro de block» (Hacemos largas críticas a los funcionarios corruptos, pero seguimos dándoles el voto masivo). Es una autocrítica colectiva constructiva, pues reconocen sus fortalezas, pero también sus debilidades, lo que puede ayudar a su mejoramiento (comunicación personal, Edelberto Soch, 20 noviembre, 2023).

La explicación de estas reelecciones de funcionarios corruptos o cercanos parece ser la enorme pobreza de la población y la falta de conocimiento del funcionamiento real del sistema electoral y partidista. Ambos factores hacen que intercambien su voto a cambio de los regalitos que les ofrecen los candidatos a alcaldías municipales, diputaciones, y presidencia.

En suma, es positivo que las AIA hayan sobrevivido al centenario desmantelamiento oficial de las Alcaldías Indígenas pues constituyen testimonios del sistema democrático comunitario indígena, y que hayan estado activas les ha dado experiencia en las luchas sociales en el marco de la ley. Es cierto que hasta ahora sus luchas han sido reactivas y predominantemente por asuntos sociales, económicos y políticos locales y regionales, y no siempre proderechos indígenas específicos.

  • La oportunidad de abanderar una causa justa general y el método de la lucha pacífica

Una segunda fortaleza que tuvieron y tienen las AIA es haber tomado como bandera la defensa de los resultados de las elecciones para presidencia, una causa común a todos los guatemaltecos, o al menos a los electores del Movimiento Semilla. Si las AIA hubieran abrazado la defensa o promoción de uno u otro derecho indígena, difícilmente hubieran tenido el apoyo y la adhesión de los ladinos urbanos y rurales de clase media. Su caballo de batalla es un asunto guatemalteco o de los cuatro pueblos.

Varios ladinos expresaron su satisfacción y admiración al ver a los indígenas manifestarse masivamente y hacer sacrificios a favor de la defensa del resultado electoral y del sistema democrático. Así, se pudo ver que los indígenas manifestaban portando más la bandera nacional que la bandera maya, y con cero reclamos sobre el colonialismo y el racismo.2

Estas acciones en defensa del interés común guatemalteco les generó simpatía, apoyo y solidaridad de parte de indígenas, ladinos urbanos y rurales y de la comunidad internacional. Pero el criterio étnico también jugó su papel. Además de la rabia por el irrespeto a los resultados electorales, los indígenas apoyaron y se involucraron por el «espíritu de pueblo» o el «espíritu comunitario». Este espíritu es el orgullo de pueblo y el sentimiento de lealtad hacia el pueblo de pertenencia.

Si algún indígena emprende una lucha hay que ayudarle a que tenga éxito, pues su éxito o su fracaso recae sobre todos: «Con mayor razón si se trata de nuestros mayores o de nuestros líderes tradicionales, y de organizaciones heredadas por nuestros abuelos». Con las AIA de otros municipios, las que se encontraban debilitadas por diferentes circunstancias y las que se encontraban incipientes por su reciente reactivación, ocurrió algo distinto. Se involucraron en el levantamiento por razones cívicas y étnicas, y encontraron la oportunidad de darse a conocer, de fortalecerse y de concurrir al Paro Nacional generando articulaciones con otras AIA y generando actividades culturales durante los plantones o puntos de resistencia.

Lo importante es que un efecto del Paro fue que se reinstitucionalizaron las AIA. Las aldeas y cantones de municipios, así como los barrios y zonas de los centros municipales, se percataron que estas eran y son para representarlos y defender sus intereses y derechos colectivos. Mientras que los Consejos Comunitarios y Municipales de Desarrollo, como mecanismos del Estado, son para ejecutar proyectos de obra gris con las aportaciones anuales de la municipalidad y hacerle el juego a la corrupción de las corporaciones municipales, gobernadores y diputados.

Con el apoyo de miembros del Pueblo Ladino al Paro Nacional, también jugó el criterio étnico, pero por motivos diferentes: «Si los indígenas, que son menos guatemaltecos, más atrasados o ignorantes, emprenden la lucha por la defensa del resultado electoral, con mayor razón, nosotros los ladinos que somos los verdaderos guatemaltecos, más instruidos y más listos en asuntos políticos».

Otros ladinos en cambio, más igualitaristas que han entendido que los indígenas son tan guatemaltecos como cualquier otro, solo que miembros de pueblos históricos y culturalmente diferenciados, aceptaron positivamente la convocatoria y apoyaron la causa como pudieron. Algunos dando apoyo logístico, como familias, o instituciones, otros participando en los plantones. De esa manera, pudo verse a ladinos de clase media, adherirse a los plantones realizados en los diferentes puntos de las carreteras del país y de la ciudad capital, o generando sus propios puntos de resistencia. Se estimó que durante el Paro Nacional, las AIA coordinaban unos 40 puntos de resistencia, pero el resto eran ejercicio puro de ciudadanía y de civismo contra los gobernantes corruptos.

La metodología de lucha también fue y es una fortaleza. Se ha venido manifestando por convicción y no por conveniencia, que implica luchar por ideales y principios y no para autopromoverse o para obtener la satisfacción de intereses personales o sectarios. El motivo de la lucha ha sido la defensa de la fuente de legitimidad del futuro gobierno, un hecho que el gobierno de Giammattei busca desconocer.

Otra dimensión de esta metodología ha sido la modalidad pacifica, en el sentido de no violencia y no enfrentamientos con las fuerzas del orden sino, lo más posible, negociaciones y acuerdos para mantener tanto el derecho a la circulación de unos como el derecho a la manifestación de otros. Esta dimensión de la lucha ciudadana de las AIA se vio reforzada con el cambio de política de las fuerzas del orden (policía, antimotines y ejército), que hasta ahora, no han utilizado la fuerza física o la violencia contra los manifestantes a pesar de una resolución de la Corte de Constitucionalidad que les ordenó hacerlo (expediente 1,322-2023 del 11 de octubre pasado).

Se dice que los jefes de la PNC se negaron a seguir las órdenes del ministro de Gobernación. Y se dice también que el Ejercito de hoy ya no es el de ayer, aquel que declaró al Pueblo Maya como «enemigo interno» (1975-1985) y contra quien ejecutó genocidio y crímenes de lesa humanidad.

Resumiendo, puede decirse que los AIA, con buen tino, decidieron asumir con determinación la bandera de la defensa de los resultados del voto electoral, así como mantuvieron su estilo de lucha social pacífica, que les ha generado un apoyo generalizado y algunos resultados positivos.

  • La capacidad para realizar un paro indefinido

En la historia reciente de las autoridades mencionadas no aparecen registros de paros nacionales indefinidos, por lo que está fue la primera vez que lo realizan. Algunos analistas han indicado las posibles fuentes de financiamiento del evento: posible dinero de la USAID como lo dijo Marcelo Colussi pero que Leonor Hurtado desmintió; dinero de injerencistas extranjeros, como lo dijo Giammattei. O dinero de las remesas como parcialmente acertó Carlos Mendoza, etcétera.

Lo que se ignora generalmente es la capacidad de autofinanciamiento de las autoridades. Antes de 1871, cuando funcionaban las cajas comunales, y durante la colonia hispana, tenían capacidad hasta de financiar los eventos de la Iglesia católica y de los gobiernos. Ahora, por la persecución sufrida y la precariedad de vida en que se les ha mantenido, solo tienen una capacidad relativa. Con sus propios recursos financian tanto al personal de los pocos servicios públicos que tienen a su cargo, y los distintos eventos que realizan durante el año.

Además de ello, y con ocasión de este levantamiento anticorrupción, hubo tres fuentes adicionales de financiamiento: los inmigrantes que siguieron enviando remesas pero que a la vez indicaron el porcentaje que debía ser destinado para apoyar al levantamiento. Las donaciones en especie de parte de pequeños empresarios y dinero en efectivo realizados por miembros de las comunidades y ciudades cercanas a los plantones o puntos de resistencia. Y las colectas realizadas una vez por semana entre los vecinos de los barrios y zonas de los centros urbanos. Con estas soluciones, los aplantonados contra el golpe de Estado casi siempre tuvieron oportunidad de alimentarse al recibir en picops o en microbuses comida llevada en ollas y cacerolas, o bien docenas y centenas de cajas de comida chatarra.

Tirarse a encabezar un paro nacional indefinido es palabra y tarea mayor, pero las AIA no se hubieran lanzado a realizar el mismo si no tuvieran un repertorio de posibilidades o recursos dentro de sus vivencias. Tornaron en ventaja comparativa las desventajas de la economía informal (baja productividad, pobreza, empleo inseguro, desempleo, ventas ambulatorias, ingresos de sobrevivencia, etc.). El dormir en la intemperie o en los corredores de edificios públicos lo han hecho o han visto que lo hacen los vendedores ambulantes que buscan los días de mercado, y los jornaleros en busca de trabajo. El abandonar temporalmente su ciclo de actividad productiva lo han hecho casi todos los que están ligados a la actividad agrícola y comercial, por tanta inseguridad generada por enfermedades, guerras internas, bloqueos de rutas y desastres naturales. El pasar hambre o no tener los tres tiempos de comida diaria por razones de pobreza, lo han vivido o tienen familiares o vecinos que viven en tales condiciones, etc.

Con ese capital de posibilidades más la rabia contra el golpe de Estado técnico, han resistido y están realizando el Paro Nacional Indefinido. Claro, también ha ayudado la organización de comunidades y organizaciones que se alternan en su participación para reforzar y acuerpar los puntos de bloqueo, tanto en el paro nacional generalizado como durante el actual punto de resistencia frente al edificio central del Ministerio Publico.

En resumen, los AIA tenían probabilidades de soportar un paro nacional indefinido, con los recursos propios y con los aportes que podían recibir, así como por las precariedades de vida a las que están acostumbrados o les son cercanas.

  1. Cierre

Podemos decir que, el Maya’ Yakatajik o levantamiento indígena que desembocó en el nunca visto Paro Nacional Indefinido liderado por AIA, fue debidamente acuerpado y está siendo apoyado por los distintos sectores y pueblos de Guatemala. Debido a que los convocantes tienen fortalezas que les hizo y les hace aceptables para la mayoría y, porque asumieron, ante todo, la bandera del interés general por sobre el interés particular.

Este Paro Nacional ya tuvo algunos resultados internos para los pueblos indígenas como acrecentar la unidad entre ellos (articulaciones que se tejieron). Y entre los ladinos, talvez, alguna disminución del quinto- centenario racismo contra los indígenas. Gracias a las AIA, los indígenas están demostrando que pueden ser tan buenos guatemaltecos como cualquier criollo y ladino, y los ladinos están reconociendo, esta vez, que los indígenas son ejemplo a seguir.

* Miembro de la nación kaqchikel, miembro del Pueblo Maya.

2 Este modo guatemaltequista de actuar, desde luego, contradice la conducta general de los activistas mayas, los que siempre han demandado el reconocimiento o el cumplimiento de uno u otro derecho indígena. La pregunta que plantea esta conducta es cuándo serán planteadas y cuáles serán las demandas indígenas que se presentarán al gobierno y a la sociedad. Por ahora, todos están de acuerdo en que las AIA «no están pidiendo nada para ellas».

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