Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval 

De acuerdo con informes periodísticos, a iniciativa del presidente electo, Bernardo Arévalo, se inició una serie de conversaciones (diálogos) que vienen a partir del 18 de octubre. A la fecha se habrían realizado tres reuniones, de las cuales no hay información clara, menos resultados. Y no podría ser de otra manera pues los temas de fondo merecen un tratamiento más profundo y acaso, un dialogo con otros actores, pues, a decir verdad, no es posible pensar que del dialogo actual, el empresariado vaya a modificar en algo su postura tradicional. Tampoco parece que los representantes indígenas hagan concesiones a la ligera, o que el gobierno electo asuma compromisos que no pueda dar cumplimiento. Eses es el nudo del asunto.

Hay sin embargo un tema que merece ser retenido. En este esfuerzo por encontrar algunas ideas para salir de la crisis actual, con las movilizaciones sociales, las dificultades de los empresarios para hacer negocios con tranquilidad, a pesar de los ataques claros a la democracia y el proceso electoral, no sabemos bien a bien que sectores de empresarios están invocados o asistiendo, de igual forma, no sabemos qué sectores o grupos de los pueblos originarios están convocados o están asistiendo. Solo sabemos que Bernardo Arévalo y Karin Herrera, si lo hacen.

Lo que, si está clarísimo, es que no hay expresiones del gobierno actual, del congreso como tal, de otros organismos de Estado, con lo cual el dialogo se reduce a tres actores: gobierno electo, pueblos indígenas y empresarios. Queda por establecer quienes, cómo y dónde. En fin, todo lo que hace falta para tener una idea clara de cuál es el proceso de dialogo, y si del mismo se pueden esperarse acuerdos. Al menos esa es la información con la que contamos.

Se podría adelantar que, si hay algunos avances, a juzgar por unas declaraciones de la vice presidente que al ser abordada por los medios decía, cito no de manera textual, que un paso era el fin de los bloqueos (no se sabe si es solo coyuntural). Pero de parte del sector empresarial todo sigue como siempre. Salvo alguna sorpresa que todavía no imaginamos. No han condenado de forma categórica las serias violaciones a la democracia y a los resultados electorales, como tampoco los ataques que no cesan en contra del partido de Arévalo. Mientras tanto, los precios siguen al alza, y ello es totalmente su responsabilidad.

No obstante, lo anotado si es una buena noticia que, como resultado del levantamiento nacional de los pueblos indígenas y la defensa por la ciudadanía de los resultados electorales, se haya iniciado un proceso de dialogo, o quizás solo consultas con dos actores centrales de la sociedad guatemalteca. Pueblos indígenas y empresarios, convocados por el gobierno que tomará posesión el 14 de enero de 2024.

Se tratará de un momento particularmente importante de la vida nacional, pues sería la primera ocasión que la víspera de iniciar un gobierno se plantea como necesario la consulta con los pueblos indígenas. Y como es difícil imaginar, por lo inusual, se convoca a la misma mesa a los empresarios, que se caracterizaron durante décadas y décadas, por ser alérgicos a pensar siquiera, en los derechos de los pueblos indígenas de nuestro país.

Creo que es un tema de interés que por razones que no atino a comprender se ha visto limitado o mal procesado por la sociedad guatemalteca. Queda la impresión que ese tipo de diálogos no cuentan con un amplio respaldo ciudadano por las muestras que durante los últimos años hemos tenido. Diálogos sin contenido, sin resultados y sin seguimiento. Por ello la sociedad guatemalteca no parece que este dispuesta a dar, sin ver resultados, su apoyo a este tipo de esfuerzos.

El ejemplo que puede ser el más revelador, es lo ocurrido con los Acuerdos de Paz. A pesar de todos los compromisos establecidos, que es bueno recordar, son de Estado y avalados por las Naciones Unidas, el resultado es realmente pírrico. Eso sí, se superó la guerra como la manera de resolver los problemas nacionales. Y uno de sus resultados fue que el dialogo como método para abordar diferentes temas se instaló en la sociedad guatemalteca. Y uno de los temas que es necesario resolver es el de que los mismos sean transparentes. Eso es un tema que tiene relación directa con la democracia. No hay democracia en privado.

Ahora, con los diálogos en proceso, se trataría de esfuerzos para fortalecer la democracia, en donde hay un nuevo actor de peso muy claro: son los pueblos indígenas que entran al ruedo, con identidad propia, organización centenaria reconocida, propuestas que convergen con las demandas del país, diciendo su palabra y acompañándola con sus acciones. Es por ello un esfuerzo loable, que se produce en un país convulsionado que espera salidas a la crisis como ya se ha dicho hasta la saciedad.

Y uno de los puntos principales es el combate frontal a la corrupción y la impunidad. En este terreno, infelizmente, el empresariado tiene mucho que decir y sobre todo aportar. Son muchos los datos que nos dicen de su participación en las mas diversas formas de corrupción, en lo cual, ya hay datos sólidos, y ojalá que en estos diálogos eso se haga parte de los temas que se aborden. No es solo la defensa y las proclamas democráticas, o el reconocimiento de los pueblos indígenas como actor. Hace falta medidas claras, concretas, que esperamos sean abordadas. Estamos atentos.

 

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