Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval

Uno de los temas que se discute con pasión en estos días es el llamado de Bernardo Arévalo para que la ciudadanía le acompañe en la presentación de un amparo ante la CSJ. Es un pulso democrático y político, no jurídico. Es un tema de legitimidad y de ilegitimidad. Es una muestra de que el próximo gobierno deberá contar con la gente para impulsar sus políticas y no terminar la relación con la gente en el momento de las votaciones y del conteo de los votos. Es algo más. Son los primeros pasos de una alianza entre nuevo gobierno y la gente que lo votó. Es un recorrido inédito que se inicia. Es el presidente electo que convoca a la población, para defender la democracia y por supuesto, el voto y el resultado de las urnas.

Ahora vemos que, de parte del binomio ganador con una amplia mayoría en las votaciones, les dice a los organismos encargados de administrar la justicia: ojo, no están cumpliendo con sus funciones y, además, están usurpando funciones que no les corresponden. Es el caso del MP que ha querido suplantar al TSE como encargado del proceso electoral. Todo en una abierta violación de la constitución, y como muestra de ello, el ataque sistemático al partido Semilla por parte del MP en abierta usurpación de las funciones del Tribunal Electoral.

Ese es uno de los ejemplos. El otro se encuentra en las resoluciones sibilinas de la CC. La verdad sea dicha, si algo ha caracterizado a la CC es, por lo menos, el uso de un lenguaje ambiguo. No aborda la defensa de la constitución y en ocasiones se ha prestado al juego de intereses políticos espurios. Las muestras son muchas. Por ello se recuerda con nostalgia el rol de la CC en la época del Serranazo, que llevo al martirologio de Epaminondas González Dubon.

Sin ir muy lejos, en el caso presente, cuando la CC no se anima a resolver de acuerdo a lo que se le solicita por el TSE, y traslada el expediente a la CSJ, ¿por razones de competencia? Sabiendo que la CSJ es la menos competente de todos los organismos de justicia del país pues, como sabemos, usurpan por más de tres años un cargo para el que no fueron electos ni nombrados, sino que lo hacen por falta de ganas en el congreso de la república. Es la farsa en varios actos.

Recuerdo el caso de los crímenes de lesa humanidad. Ante la condena por genocidio al general Ríos Montt, la CC anuló la misma argumentando “errores de procedimiento” en una resolución de escándalo, al intervenir en una decisión judicial de un tribunal colegiado. Es una muestra más de eso que se denomina, dos pesos y dos medidas. Por suerte la resolución de la CC, de la que ya nos olvidamos, no deja la condena en el olvido. La condena por genocidio es de 80 años y así quedara en la historia del país, a pesar de la CC.

Es por este conjunto de anomalías, en verdad escándalos que atentan contra la democracia, por parte de la CC, la CSJ o del MP, o del TSE en su ámbito de competencia, que el presidente electo, Bernardo Arévalo, opta por llamar a la ciudadanía a que le acompañen a presentar una querella más, ante un organismo espurio desprestigiado, desautorizado. Pero que es necesario evidenciar todo esto, para más adelante, poder iniciar un proceso de profunda reforma del sistema judicial entero de nuestro país. Pero para ello, la ciudadanía, nosotros, debemos acompañar a quién es hoy nuestro presidente: Bernardo Arévalo.

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