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Tres días antes de la llegada de Juan José Arévalo a Guatemala circularon volantes que señalaban que había adoptado la nacionalidad argentina y otros de ser parte del nazismo alemán, mientras los sectores sociales le expresaban su apoyo y recibía mensajes de felicitación a nivel internacional. En Europa, los aliados derrotaban a la Alemania nazi. En el contexto nacional, el general Federico Ponce Vaides hacía de presidente interino después de la renuncia del dictador Jorge Ubico y la clase trabajadora se movilizaba para demandar mejoras laborales a la United Fruit Company que era dueña de los ferrocarriles y puertos.

Por Javier de León V.

El sábado 2 de septiembre, a las 4:30 de la tarde se exhibió en el cine Latino la película Lo que el viento trajo, del director mexicano José Benavides hijo. Esa tarde, quienes vivían en el barrio San Pedrito, de la zona 5 de la capital, y que ajustaron los 10 centavos para pagar la entrada podrían verla cómodamente desde la luneta y, a quienes les escaseaba el dinero, que por esos días de crisis económica para la clase trabajadora podría ser un lujo, lo harían por 5 centavos en galería.

Pero ese sábado, el viento de septiembre de 1944 traía más que una película mexicana producida en la década de los 40. Ese fin de semana se había anunciado la llegada de Juan José Arévalo Bermejo a Guatemala.

Así lo informó, el 1 de septiembre, la dirigencia de los partidos revolucionarios Renovación Nacional y el Frente Popular Libertador, que postulaban a Arévalo a la presidencia, diciendo que habían recibido un cablegrama de San José, Costa Rica, confirmando su llegada.

Frente Popular Libertador, Partido Renovación Nacional, Taracena Flores, Arturo. (1944-09-02). Llega mañana el dr. Juan José Arévalo. Recuperado el 26 de agosto: https://collections.lib.utexas.edu/catalog/utblac:72c14ad9-5d45-418f-899a-636e7fd22bca
Frente Popular Libertador, Partido Renovación Nacional, Taracena Flores, Arturo. (1944-09-02). Llega mañana el dr. Juan José Arévalo. Recuperado el 26 de agosto: https://collections.lib.utexas.edu/catalog/utblac:72c14ad9-5d45-418f-899a-636e7fd22bca

Arévalo, de 40 años, regresaba al país, después de haber pasado más de 10 años en Argentina en donde obtuvo la mayor parte de su formación, desde que en 1927 fue becado para continuar sus estudios. En 1934 logró un doctorado en filosofía por la Universidad Nacional de la Plata y fue docente en varias universidades. La represión del gobierno de Ubico fue la razón principal por la que Arévalo se exilió de Guatemala.

Por esos meses, relata Manuel Galich en su libro Por qué lucha Guatemala (Catafixia, 2015), el ambiente estaba cargado con el ánimo de las movilizaciones estudiantiles, magisteriales y de trabajadores que, en junio de ese año, lograron la renuncia de Jorge Ubico, el dictador que se mantuvo en el poder por 14 años, en los que favoreció a la United Fruit Company (UFCO), que además de tener el monopolio de la producción del banano, había sido beneficiada con la concesión de los ferrocarriles del Atlántico y el del Sur, el muelle de Puerto Barrios y líneas telegráficas.

Para acercarnos a las ideas que circulaban en ese septiembre alcanza con leer una publicación del medio escrito El Imparcial:

“La verdad sencilla y sin apasionamiento es que el pueblo todo de Guatemala estaba ya cansado del régimen cuyos procedimientos incubaron un descontento rayano [SIC] en la exacerbación […] Había fatiga popular […] y ansías vehementes de renovación. La dictadura llegó al máximum de capacidad para realizar su programa, si alguna vez se hubo de proponer esa tarea. […] Día a día surgen nuevos ciudadanos y se modifican las situaciones del pueblo, haciendo necesarios métodos de gobierno diferentes”.

Una multitud recibe a Arévalo

Ese domingo 3 de septiembre, después del mediodía, Arévalo llegó al país. Afuera del aeropuerto lo esperaba, desde las 9 de la mañana, una multitud que, según los medios de esa época, había llegado a pie, en bicicleta, en carro, en camioneta y otros tantos en moto, para recibirlo de su exilio en Argentina.

Los primeros en saludarlo, después de descender por las gradas del avión que lo trajo desde San José, Costa Rica, entre abrazos y lágrimas fueron Mariano Arévalo, su padre; y Elena Bermejo, su madre. También lo recibieron sus hermanas Blanca y Marina; y Mario y Javier, sus hermanos.

Inmediatamente lo recibieron Mario Méndez Montenegro y Manuel Galich, del Frente Nacional Libertador (FNL); y por Renovación Nacional (RN), Óscar Nájera Farfán y César Solís, de las dirigencias partidarias que lo postulaba como candidato a la Presidencia.

Afuera del aeropuerto Juan José Arévalo Bermejo, subido en un carro descapotable, lo primero que dijo frente a cientos de personas fue: “¡Qué viva Guatemala!”, provocando una ensordecedora respuesta de quienes esperaban escucharlo.

“Saludo a este generoso pueblo de Guatemala que a pesar de haber sido defraudado por los hombres, aun cree en los hombres” […] “Estoy aquí, entre otras cosas, porque yo quería volver a Guatemala. Quería volver y servir a Guatemala en lo poco que puedo” […] Estoy aquí llamado por vosotros, que es la única forma en que se puede ser candidato” […] “Traigo también el agua clara de mi vida, en donde no hay manchas que puedan señalarme aquellos que han traicionado a Guatemala. No hago solo la renuncia de mi vida … En el nombre de Dios y en el de mi patria, aquí, solemnemente ante vosotros… Hago renuncia de mi cuerpo físico, pero también pido a vosotros, os pido fe en mi palabra, disciplina en la lucha y renuncia de todo beneficio personal cuando lleguemos, como tiene que ser, al triunfo final”, continuaba el candidato mientras la asistencia aplaudía y gritaba “¡Viva Arévalo”!

Después de ese emotivo recibimiento, Arévalo se dirigió sobre la 7ª. Avenida sur, de la zona 9, pasó por la Torre del Reformador, llegó a la 18 calle, de la zona 1, y mientras seguía saludando a las decenas de personas, universitarias, trabajadoras y afiliadas de los partidos FNL y RN, un grupo de ciclistas se había unido a la caravana que finalmente llegó a la casa de la familia Arévalo, al final de la 8ª. Avenida de la zona 2.

Frente a la casa de su familia, Arévalo recibió nuevamente los aplausos de quienes lo habían acompañado en el trayecto desde el aeropuerto, las personas, muchas de ellas afiliadas a los dos partidos que los proponían como candidato presidencial, cantaron el himno y posteriormente le pidieron que tomara la palabra y lo hizo desde uno de los balcones de su casa. Después de las 20 horas de ese domingo, el recibimiento concluyó.

El recorrido del aeropuerto a su casa, para finalizar cerca del parque Isabel la Católica, duró aproximadamente unas tres horas. La expectativa de su llegada era tal que algunas personas, durante el recorrido comentaban entre sí distintas cosas sobre él. “¿Cómo será Arévalo?”, se preguntaba una persona.

“Está demostración ha de infundir respeto a quienes piensan que el pueblo es indiferente al desarrollo de la contienda política”, dijo uno de los asistentes que lo vio pasar parado y saludando frente a quienes llenaron las calles mientras le aplaudían y vitoreaban, en un carro descapotable que el profesor Adolfo M. Monsanto había facilitado para su movilización.

Los días previos a su llegada

Dos días antes de la llegada de Arévalo al país, la junta directiva de Renovación Nacional denunciaba que un “grupo de guatemaltecos”, desde el anonimato, había hecho circular en la población un volante en el que lo acusaban de haber adoptado la nacionalidad argentina.

Un día después, Óscar Nájera Farfán, de la directiva del partido, salió a desmentir y dijo a la prensa que había visitado al secretario de relaciones exteriores para preguntar si Arévalo había cambiado de nacionalidad y la respuesta que obtuvo del funcionario fue que no tenían conocimiento sobre la información que había circulado desde el 31 de agosto de ese año. Esa misma noche la directiva de Renovación Nacional se reuniría para organizar los detalles de la llegada de Juan José Arévalo.

La mañana del lunes 4 de septiembre, maestros de primaria denunciaron al partido Liberal Progresista, la organización fundada por Ubico, de haber distribuido en las escuelas de la capital y departamentales, propaganda contra el candidato presidencial, con fecha del 31 de agosto.

Las hojas, dijeron los maestros, llegaron a las escuelas en sobres con el membrete de la agrupación política y con el sello de hule de la misma. Las cartas fueron enviadas por correo y con goce de franquicia postal.

Un día después, el medio El Imparcial, entrevistó a Juan José Arévalo, y entre otros temas, el periodista que conversó con él y que lo describió por sus ojos azules profundos, manos grandes, una frente amplia y carismático, le preguntó si había adoptado la nacionalidad argentina. Arévalo respondió que era un tema que había estudiado con abogados guatemaltecos y argentinos antes de aceptar la candidatura.

“Se llegó a la conclusión de que yo jamás, ni un solo segundo, he perdido mi ciudadanía guatemalteca”, respondió Arévalo. El señalamiento, agregó, “proviene de un núcleo de gentes que tienen un concepto ya venido a menos de lo que es la nacionalidad. En nuestra constitución, el concepto de ciudadanía ya no responde a la moderna actitud de hombre. ¡Qué hablen lo que quieran!”.

En esa ocasión, Arévalo dijo que los mensajes que intentaban desacreditarlo le favorecían y le hacía campaña. Además, añadió, que de ganar la elección, daría importancia a la independencia de los tres poderes del Estado y agregó que sobre esa independencia “sería fácil levantar la democracia en Guatemala”.

La noticia de la llegada a Arévalo como candidato a la presidencia despertó la esperanza de cientos de personas guatemaltecas que veían en su figura una oportunidad de construir un país distinto que había dejado atrás, al menos de manera formal, una dictadura que había durado 14 años.

Pero el entusiasmo no fue únicamente a nivel nacional. El 6 de septiembre, desde Chile, la Confederación Americana, el magisterio y la Federación de Educadores enviaron un cablegrama celebrando “la candidatura presidencial del doctor Arévalo y constituye honra al profesorado del continente”.  En esa misma comunicación, firmada por el diputado César Godoy y el profesor Alejandro Ríos, agregaron que confiaban en el pueblo, los estudiantes y las fuerzas nuevas guatemaltecas para asegurar el triunfo.

En la misma fecha, un grupo de mujeres que se autonombraban como “inquilinas arevalistas del mercado central” entregó un pliego saludando la llegada de Arévalo a Guatemala. El grupo dijo del candidato que veían en él “un hombre democrático de limpieza de espíritu incomparable que hará de Guatemala una verdadera Guatemala libre”.

Un día después, la Asociación de Estudiantes “El Derecho”, de la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, anunciaron que pedirían la entrega de un doctorado honoris causa de la Universidad de San Carlos (USAC) al doctor Juan José Arévalo, por sus méritos científico y por la labor docente que desarrollo en otros países. A esa petición se sumaron los estudiantes de la facultad de Economía

Seis días después de la llegada de Arévalo, las paredes de los comercios de la sexta avenida, de la zona 1, amanecieron tapizadas con propaganda en su contra. En una de esas hojas se leía el mensaje: “Alerta Guatemaltecos”, acompañado de una fotografía del candidato bajando del avión y al mismo tiempo saludando con la mano derecha en alto y dos cruces esvásticas complementando la foto. Al pie de la hoja, se leía “Cómo vino de argentina el galán Chapi-nazista, hizo el saludo fachista al bajar del avión”, firmado por el Frente Nacional Obrero.

Las publicaciones de la época dijeron, ese 9 de septiembre, que la mano derecha de Arévalo había sido dibujada, pues en las fotos que se le sacaron en esa ocasión en la misma sostenía un sobrero y en la izquierda un cartapacio. En la segunda hoja se acusó a Arévalo de pertenecer a una organización nazista, la cual estaba firmada por cinco nombres apócrifos.

En esa ocasión un grupo de personas identificadas como arevalistas rompieron las hojas que habían sido colocadas, presuntamente, durante la madrugada de ese sábado. Sobre esa información falsa, Arévalo había respondido en la entrevista que sostuvo el 5 de septiembre, en la que habló sobre la tendencia totalitaria de que se acusaba a Argentina.

La llegada de Arévalo despertó el miedo en algunos de los sectores conservadores de la época, vinculados al dictador Ubico. La campaña que lo señalaba de asumir la nacionalidad argentina fue solo una muestra, quizá, la primera de muchas que vendrían, y que se concretó años más tarde con el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz Guzmán con la participación de grupos anticomunistas, militares y oligarcas que contaron con el apoyo abierto e incondicional del gobierno de Estados Unidos.

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