Créditos: Prensa Comunitaria
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A menos de un mes de las elecciones, tres binomios presidenciales han sido eliminados del proceso electoral. Todos con una amplia base de votantes, uno de ellos incluso puntero en las encuestas. ¿Estas anomalías alcanzan para determinar si se está dando un fraude? El sociólogo Luis Mack opina que no, sin embargo, indica que a esta altura de las elecciones nadie puede predecir lo que va a ocurrir.

Por Regina Pérez

De pronóstico reservado, así califica el politólogo y sociólogo Luis Mack lo que podría ocurrir en el tiempo que falta las elecciones del 25 de junio. Existe la hipótesis de que esta judicialización de la política es para beneficiar a una candidata, sin embargo, esto no está confirmado y por lo tanto, no se puede hablar de un fraude electoral, señala.

A un mes de que la población acuda a las urnas, resoluciones judiciales de la Corte de Constitucionalidad (CC) y de la Sala Sexta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo han dejado afuera a los binomios presidenciales de Carlos Pineda y Efraín Orozco de Prosperidad Ciudadana; y el de Roberto Arzú y David Pineda, de Podemos.

Otra acción judicial de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI) busca investigar a otro de los candidatos, Edmond Mulet, del partido CABAL, mientras que a principios de mayo una resolución de la CC terminó con la esperanza del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) de participar con un binomio presidencial en las elecciones de 2023.

El binomio conformado por el MLP fue el primero en ser dejado fuera de las elecciones 2023. Foto Emmanuel Andrés

Por otro lado, con sus fallos el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y las Cortes están negando a una gran parte de la población el derecho de elegir a sus binomios presidenciables. Pese a este escenario, Mack considera que aún es posible rescatar el proceso electoral.

No obstante, de darse más anomalías, es incierto cuánto más pueda aguantar el sistema. “La resiliencia de la sociedad guatemalteca es muy alta, entonces yo creo que es a lo que le están apostando”, afirmó en una entrevista con Prensa Comunitaria.

PC: ¿Cómo ve el uso excesivo de los recursos judiciales para excluir a candidatos a la Presidencia?

LM: Me parece una medida antidemocrática, porque como han dicho algunos candidatos y algunos analistas, la democracia implica derrotar a los candidatos en las urnas, no en el sistema. A menos que sean razones muy profundas para dejarlo fuera como por ejemplo, un violador, un asesino confeso, una persona con claros impedimentos legales. Utilizar el mecanismo legal me parece una bajeza.

Pero eso lamentablemente no se remite solo a esta elección. Tenemos varios procesos electorales en donde se ha utilizado la descalificación legal como una medida política, porque básicamente es el uso del sistema judicial con fines políticos, lo que se llama justamente la judicialización de la política o la politización de la justicia. Pero sí es una medida antidemocrática a todas luces.

PC: ¿Cómo incide en la ciudadanía el hecho de que varios candidatos hayan quedado fuera de la contienda electoral, incluyendo aquellos que se denominan opositores al sistema?

LM: Esa es justamente la gran discusión, es decir, sobre si esas anomalías alcanzan para determinar un fraude, que es lo que algunos ya están diciendo. Algunos dicen que el fraude ya se cometió.

Quizás esto es lo más complicado, saber cuál es la consecuencia en el votante. A menos que uno pudiera tener la certeza de que es un candidato o candidata ganadora, no hay una noción específica sobre cuál es el impacto real, y ahí es donde tenemos el primer problema.  No tenemos una base estadística o sólida para determinar que los candidatos eliminados eran los posibles ganadores.

Excepto quizás en el caso de Pineda, sí había una medición de mayo de Prensa Libre donde se ponía como un aspirante muy fuerte. Dadas las características, si se ubicaba entre los primeros dos candidatos y, dada la animadversión a Sandra Torres (candidata de la UNE), había una posibilidad alta de que pasara a segunda vuelta y se convirtiera en presidente.

Roberto Arzú, quien fue presidenciable de Podemos, también perdió la batalla legal. Foto Eslly Melgarejo

De todas maneras ahí no hay una certeza. Porque así como él pudo haberse impuesto en la segunda vuelta como la mejor opción, también pudo haber sido considerado como un mal candidato y, en ese escenario, Sandra Torres se convertiría en una opción.

Quizá es el caso donde más evidencia hay de que pudo existir una alteración de la voluntad popular. Pero considerando el entorno político y las características por medio de los cuales los votantes votan se puede decir que no hay arraigo partidario, no votan por convicción, sino por otras razones, en este caso, por el menos malo.

Incluso en el caso de Pineda hay algunos problemas metodológicos para argumentar que hay una alteración de la voluntad popular.  Es difícil saber cuál es el efecto real en los votantes, tras la salida de Pineda.

Están diciendo que a lo mejor algunos se van a desmovilizar, que van a optar por otras opciones, pero todavía estamos en el campo de la especulación. Lo que sí es lamentable es que si había un porcentaje de población muy alto que esperaba votar por estos candidatos, pues el sistema les está negando la posibilidad de optar por estas opciones. Sería lo más lógico, pero de ahí argumentar cuál es el efecto real en la política es bien difícil.

PC: Cuando comenzó el proceso una de las mayores críticas hacia el TSE era la discrecionalidad que tomó para inscribir a candidatos y dejar fuera a otros. En este momento, ¿cuál sería el cuestionamiento más grande hacia el Tribunal Supremo Electoral?

LM: Pues sería el mismo, que no ha sabido tomar decisiones o fundamentarlas adecuadamente. El segundo problema es que ha sido muy opaco en los procesos y en los procedimientos que en alguna medida ha ido desarrollando. Se le tuvo que corregir la plana porque hubo un intento de cambio de toda la infraestructura y el software y todo lo demás que el Tribunal intentó hacer en algún momento.

Introducir algunos elementos adicionales al proceso electoral sin explicar adecuadamente la fundamentación y, con esa estructura opaca se contribuyó justamente con esta idea de parcialidad y creo que el Tribunal se ha equivocado en la forma en que ha operacionalizado todo esto.

Hay que entender que el Tribunal está sometido a una circunstancia que es una ley poco clara, tiene muchos elementos ambiguos y esa discrecionalidad está basada entonces en ley, pero existe la actitud del TSE que no ha sabido comunicar adecuadamente sus decisiones y fundamentarlas. Es lo que sí se les puede reprochar a ellos.

PC: ¿Aguanta el sistema electoral si a estas alturas se retira a otro candidato?

LM: Ojalá que no lo hagan, porque parece que hay amenazas de otro par de candidatos que quieren eliminar, a Mulet por ejemplo. Ahora se habla de Villacorta y otros más. Y casualmente siempre son los candidatos que amenazan a los que van punteando.

Hay una hipótesis ahí de que quieren a como dé lugar impulsar la candidatura de una persona. Entonces sí eso se confirma, pues sí hay muchos más elementos para argumentar un fraude y eso va a deslegitimar el proceso electoral aún más.

Carlos Pineda, presidenciable de Prosperidad Ciudadana ofrece un discurso ante sus seguidores en la Plaza de Constitución. Foto Emmanuel Andrés

Yo creo que estamos todavía en el momento de rescatar el sistema electoral y el proceso electoral. Pero si se siguen dando estos casos, aquí justamente la pregunta es ¿qué tanto va a aguantar el sistema tantas anomalías?

Creo que la resiliencia de la sociedad guatemalteca es muy alta, entonces creo que es eso a lo que están apostando, que pase lo que pase, la gente no va a hacer nada. Eso es lo que está de pronóstico reservado, nadie tiene todavía una idea de qué es lo que va a pasar, pero la incertidumbre sí está aumentando a niveles críticos.

PC: En el tema de los votos, ¿qué podría pasar con el voto que se inclinaba hacia Pineda?

El primer escenario es que se desmovilice, que no vaya a votar. El segundo, es que migre a alguna otra opción y aquí la pregunta es hacia quién va a migrar. Hay algunas hipótesis y varias encuestas que están determinando qué porcentaje puede ir hacia uno y otro.

Insisto, el problema de Guatemala es que los votantes no tienen convicciones sólidas, porque no es por la calidad de los candidatos o la calidad de la propuesta, sino porque siempre analizan quién es el menos malo. Entonces en esa perspectiva, hacia donde se va a ir es una moneda en el aire. Porque el punto es que los que se fueron con Pineda no estaban conformes con ninguna opción. Estrictamente hablando, depende de cómo se desarrolla la campaña en este mes que venga, si va a haber algún golpe de fuerza de alguno de los candidatos que los posicione.

Entonces, la conclusión es que el proceso electoral sigue más abierto y más dinámico que nunca. Yo no me atrevería a dar un pronóstico a estas alturas, es difícil.

PC: ¿Puede algún candidato beneficiarse y acoger a esa población que ya había decidido votar por Pineda?

LM: Claro. Pero todo depende de qué tanto se conecte con esa población y qué tanto demuestre que es una alternativa plausible para los votantes. A eso me refiero, a que el proceso electoral sigue abierto. Quien logre conectarse va a ser el ganador.

PC: La decisión contra Pineda también afecta a candidatos a nivel nacional del mismo partido, ¿podría esto provocar más puntos de conflictividad electoral de los que se tenían previsto?

LM: Es probable, pero no lo creo, insisto, creo que la resiliencia es muy alta. A menos que algunos de estos personajes tenga mucho poder para movilizar ciudadanos y que tenga mucho interés en desestabilizar, pero de lo contrario no lo creo. Ha habido tantos escenarios pesimistas que se han hecho en los últimos años y no pasa nada. Probablemente no.

PC: ¿Se puede hablar de una falta de legitimidad del proceso electoral o de un fraude electoral?

LM: De falta de legitimidad sí, de fraude todavía está pendiente. Fraude significa que hay una alteración de un ganador y que a ese ganador se le niega y que puede haber una imposición de un candidato perdedor.

Ese detalle todavía no está del todo claro. Eso lo vamos a saber cuando ya se desarrolle el proceso electoral. Por ejemplo, si en el día de la elección finalmente gana o pasa a segunda vuelta la candidata que ya se había dicho que fue eliminada, ahí hay una sospecha de que hay una alteración, porque todo el proceso fue forzar a que se diera esto.

Si no pasa a segunda vuelta esta candidata en particular creo que no va haber mayor problema. Ese es el primer elemento. Segundo elemento, qué van a decir las misiones de observación electoral que hay en Guatemala, porque hay muchos observadores, muchas personas, muchos analistas que están poniendo el ojo en Guatemala.

Entonces, si al final en la primera vuelta hay muchos actores conjuntos que digan “hay un fraude” pues obviamente va a haber una contundencia. Si hay algunos que dicen fraude y la mayor parte dice que no, entonces no va a pasar nada, todo depende del nivel de credibilidad y consenso que hay en torno a qué fue lo que ocurrió y eso está pendiente de saberse.

El tema del fraude está en ciernes, pero no podemos cantar que ya va a haber un fraude, eso es imposible que se pueda hacer a estas alturas.

PC: Actualmente Guatemala atraviesa una regresión autoritaria, ¿se vislumbra algún cambio dependiendo del candidato o candidata que llegue a la Presidencia?

LM: Si ganan los que están previstos, no va a haber un cambio. Si gana alguno de los que se consideran como una alternativa que están entre el cuarto y quinto lugar por ahí, a lo mejor sí. Pero como ciudadano estoy haciendo todo lo posible para hacer conciencia en los ciudadanos que todavía tenemos tiempo de rescatar el sistema y la democracia.

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