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Créditos: prensa comunitaria
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

“la nueva crisis insoluble para la dictadura Ortega/Murillo, apenas da inicio”

El jueves 9 de febrero, 222 presos nicaragüenses fueron sacados de las prisiones y enviados al destierro, con nacionalidad cancelada. Así dos líneas dicen lo vulgar que se entronizo en la dictadura de ese país que encabeza el engendro bicéfalo: Ortega y Murillo. Ante el asombro de los demócratas o revolucionarios del mundo, se consumó un acto de barbarie que deja pálida a la democracia o a la revolución, del color que sea.

Pero no hay vulgaridad dictatorial aislada. Uno o dos días después, la dictadura de Ortega Murillo, condeno a 26 de cárcel, al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, con cargos como hablar mal del país, desestabilizar al gobierno, conspirar, etc. A lo cual le suma los nuevos agravantes según el dictador: El obispo es arrogante, loco, energúmeno, por negarse a salir del país al destierro junto con los 222 nicaragüenses que aceptaron ir al destierro, sin saber hacia dónde iban, solo con la certeza que dejaban las cárceles orteguistas.

Esto es la forma, pero el fondo que importa es el giro que adquiere ese gobierno, al que aún existen personas que insisten en considerar “sandinista”, lo cual hace años que dejo de ser, para convertirse en cualquier cosa, incluyendo una dictadura del estilo Somoza y otras tantas que inundaron el trópico centroamericano y caribeño en los años mediados del siglo pasado. Mientras tanto, el Vaticano y el Papa Francisco, levantan la voz por el obispo de Matagalpa y otros dos sacerdotes que aún se encuentran guardando prisión. La nueva crisis de la dictadura de ortega/Murillo, apenas inicia.

Ahora por decreto se le quita la nacionalidad de 222 nicaragüenses, como si fuera quitarles hacia fin de año o nuevo ciclo fiscal, las multas no pagadas por mal estacionamiento o exceso de velocidad. Pero lo irónico del asunto, es que llegan a los EEUU quienes negociaron con Ortega-Murillo la liberación de los 222, que en el curso de 24 horas se convierte en cambio constitucional y decreto de destierro, etc. Pero así funcionan las dictaduras.

Hay países, como España, que ni lerdos ni perezosos ofrecen la nacionalidad a todos los 222, lo cual está por verse. Otros países están haciendo ofrecimientos parecidos. Mientras que los EEUU solo les dan una visa transitoria con permisos de trabajo para obtener una residencia de mayor duración. Es el teatrito que sigue después del hecho ominoso de quitar la nacionalidad, que, por cierto, como dice uno de los expulsados, esta no se quita ni se da por decreto.

Pero ahora el obispo de Matagalpa se convierte en el motivo de más escarnio a los nicaragüenses. 26 años de cárcel, al siguiente día que pudo haber volado hacia el destierro, es demasiado para creerlo. No hay sistema de justicia en el mundo que funcione de esa manera. “Como no quisiste irte en el avión de los desterrados, pues te pongo 26 años de cárcel, porque me da la gana”. Así son los dictadores. No hay vuelta de hoja. Conste que en Guatemala no cantamos mal las rancheras.

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