En 2022, en la procesión de Navidad, los cofrades colocaron en las manos de la imagen de Santiago Apóstol, el patrono del pueblo de Santiago Atitlán, Sololá, una bandera de Estados Unidos, en homenaje a las personas migrantes maya Tz’utujil, quienes piden la protección del santo, antes de partir a ese país en búsqueda de oportunidades.
Por Diego Petzey
La imagen de Santiago Apóstol sale en procesión por las calles de Santiago Atitlán en cuatro ocasiones del año. La primera procesión del patrono del pueblo Tz’utujil se realiza en Semana Santa; la segunda durante la solemnidad de Corpus Christi, en junio; la tercera en la fiesta patronal del pueblo que se celebra el 25 de julio; y la cuarta en las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
En la última procesión realizada en diciembre pasado, los cofrades tuvieron la idea, por primera vez, de colocarle una bandera de Estados Unidos a la imagen del santo, en homenaje a las personas migrantes que buscan llegar a ese país y a quienes ya residen allí.
Durante la procesión, la imagen de Santiago Apóstol recorrió las calles de Atitlán en la noche del 24 de diciembre, hasta llegar a la iglesia católica de la localidad, donde estuvo una semana y el 1 de enero reciente retornó de nuevo a la casa donde se resguarda y venerada por los habitantes.
“Es un homenaje a nuestros hermanos migrantes”
Miguel Pablo, habitante y cofrade de Atitlán, asegura que, en las primeras tres procesiones del 2022, la imagen de Santiago Apóstol portó la bandera de España y la de Guatemala, pero en la procesión de diciembre, al santo se le colocó una bandera de Estados Unidos, en homenaje a las personas maya Tz’utujil que han migrado hacia ese país del norte. Además, como muestra de agradecimiento por quienes han logrado cumplir esa meta “se realizó una ofrenda que consistió en renovar toda la ropa con la se visten las imágenes”, dijo.
“Muchas personas que deciden migrar hacia Estados Unidos vienen a pedir la intercesión de Santiago Apóstol para que los proteja en su camino”, aseveró el cofrade.
Por su parte, Salvador Mendoza, un joven de 27 años, graduado de perito contador, relató que en los últimos meses del año pasado, casi en todas las misas había una o hasta tres intenciones que pedían protección a personas que emprendían un viaje hacia Estados Unidos o personas que estaban allá y pedían bienestar en sus trabajos.
A decir de Mendoza, muchas personas migran principalmente para buscar desarrollo y mejorar el bienestar de sus familias, ya que en Guatemala las condiciones de vida son cada vez más complicadas.
La difícil situación para las familias
Dolores Quievac, integrante de la Asociación Comunitaria Manos de Atitlán, que trabaja en procesos de empoderamiento a mujeres y acompañamiento comunitario a familias en emprendimientos económicos, indicó que las causas de la migración son estructurales y políticas que impactan de manera negativa la vida de las personas y que estas no se pueden ver de manera aislada o individual.
Esta situación se agrava, según el integrante de la Asociación, por varios factores. Uno de ellos está asociado a la forma de educar a la niñez y juventud en las comunidades. “Cuando el sistema les indica a los padres de familia que ir a una escuela es la única forma de encontrar desarrollo económico y profesional, entonces ya no enseñan otras formas de trabajo propias de las poblaciones indígenas a la niñez. Por ejemplo, cuando los jóvenes se gradúan ya no hay oportunidades laborales, esta situación aumenta el desempleo y la frustración en las juventudes”, dijo.
Para la Asociación que dirige Quievac es importante trabajar de forma paralela la educación oficial y las formas propias de educación de los pueblos indígenas, en este caso de la población Tz’utujil. “Por eso nosotros apoyamos la educación oficial pero también reforzamos las habilidades y prácticas laborales propias de la población para que ambas formas de educación puedan complementarse”, afirmó.
Por último, Quievac dijo que el costo de la canasta básica cada día aumenta, simultáneamente incrementa la crisis alimentaria. Por ejemplo, la libra de carne a inicios del año pasado costaba a Q 30 y a finales llegó a costar Q 37; la libra de carne con hueso costaba a inicios Q 18 y a finales llegó a costar Q 25; y así sigue mencionando el aumento de varios productos de alimento básico para una familia.
Mi primera navidad lejos de mi familia
Carlos es un joven migrante que vive en Nueva York, Estados Unidos. Dijo en una entrevista a Prensa Comunitaria que llegó a ese país a mediados de diciembre pasado tras vencer una difícil travesía que duró 45 días, desde que salió de su casa hasta el destino.
El joven migrante, quien prefirió identificarse con un seudónimo, asegura que fue la primera vez que pasó las recientes fiestas de fin de año lejos de su hogar. En Santiago Atitlán dejó a su esposa y un hijo de años.
“Primeramente Dios empezaré a pagar el préstamo que hice para pagar el viaje hasta aquí y después con el dinero que gano sostendré a mi familia y construir mi casa”, indicó Carlos.
Según Carlos, él pagó más de cien mil quetzales para un viaje de 15 días hasta su destino, sin embargo, los guías de viaje o denominados “coyotes” le indicaron que se tuvieron que demorar más de un mes por los constantes operativos para detener la migración irregular entre la frontera de México y Estados Unidos.
Respecto a las remesas familiares, a finales de diciembre, Álvaro González Ricci, presidente de la Junta Monetaria y del Banco de Guatemala (BANGUAT), dijo a varios medios de comunicación que cerraron el 2022 con 18 mil millones de dólares, equivalente al 18% del Producto Interno Bruto (PIB). Para este 2023 se estima que las remesas familiares alcanzan los 19 mil 402 millones de dólares.
El funcionario de BANGUAT calificó el 2022 como el mejor año en la historia en cuanto a ingresos por remesas para Guatemala, sin mencionar los miles de guatemaltecos que de forma obligatoria migran hacia Estados Unidos, como principal destino, ante la falta de empleo y con el fin de sostener a sus familias.