Créditos: Presa Comunitaria.
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El imperio, tácticamente, pierde la cara 

Por Edgar Gutiérrez Girón 

La administración Biden quiere al Ejército guatemalteco de su lado. Le dio equipo de patrullaje terrestre por el equivalente a 4.4 millones de dólares con el claro propósito de que sirva como fuerza de contención de migrantes.

¿Es apuesta operativa, o es apuesta política? (La pregunta no es retórica.)

La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, un prestigioso centro de estudios y promoción de los derechos humanos, con alta resonancia en las esferas políticas) publicó la semana pasada una crítica aplastante e impecablemente documentada sobre esta decisión.

En dos palabras le dice a Biden que traiciona sus principios de política y que se dispara al pie. Que devalúa inutilmente su causa central por la democracia, en EE.UU. y el mundo.

Hasta ahora el equipo regional de Biden no ha dado pie con bola en Guatemala, ni en el resto de Centroamérica. La estrategia de ir a la causa-raíz de las migraciones en la región, ha sido implícitamente boicoteada por los pequeños y desprestigiados gobiernos, más concentrados en acumular poder autocrático corrupto, toreando plácidamente sus compromisos internacionales.

Los gestos de amistad de Biden con Giammattei quedaron burlados desde julio 2021. Las sanciones simbólicas de cancelación de visas han tenido bajo impacto, salvo en el puñado de empresarios con reputación e intereses comerciales que proteger; además, fueron seleccionados con mala puntería.

La clásica política de Washington, “garrote y zanahoria”, no está funcionando (quizá por primera vez) en 150 años. Y el gobierno demócrata tampoco quiere levantar olas. Así que Giammattei -también los presidentes Bukele, y quizá Ortega- permanece en el mejor de los mundos. Por ahora.

La estrategia de Washington es inviable y sus tácticas incoherentes. Nadie le entiende. Desdibuja su poder imperial en una zona económicamente marginal y de alta sensibilidad geopolítica.

¿Algunas cosas podrían cambiar después de las elecciones de medio término en EE.UU. el próximo martes 8 de noviembre? La tradición es que el partido en el poder pierde una o las dos cámaras. Las medidas de intención de voto ahora están muy ajustadas. Atediéndonos a la media, los demócratas perderán la Cámara de Representantes y podrían mantener el Senado, donde se cocina la política exterior.

El Pacto de Corruptos decididamente le apuesta a los radicales republicanos de Trump, los llamados MAGA (Make America Great Again), y los empresarios que financian campañas allá, no acá (donde se los comieron las redes políticas corruptas y los narcos), fondean a través de sus millonarios despachos hasta tres senadores. Confían que Marco Rubio (Florida) se impondrá finalmente contra la recia demócrata Val Demings.

Como sea, en los próximos meses se van a recomponer alianzas políticas y se ajustarán las tácticas, pues la inercia no conviene a los factores de poder. Salvo a Giammattei.

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