Por Miguel Ángel Sandoval
Este martes alrededor de las 13 horas, un despacho de Emisoras Unidas adjudicaba a un diputado de Libre la dirección de la movilización de emigrantes hondureños hacia los EEUU. Sin embargo el dato mas importante dado por una reportera, hablaba de unos 5 mil hondureños y no los 2 mil como se había dicho ayer lunes por la tarde y hoy martes por la mañana. Es un hecho sencillamente dramático que nos desnuda como región y por supuesto, especialmente a Honduras que fue noticia apenas hace unos meses, cuando se documentó hasta la saciedad un fraude electoral que entronizo en el gobierno al actual presidente, Juan Orlando Hernández.
Lo grave de la manera en que se dan las noticias sobre el éxodo de hondureños, es que con una facilidad de escándalo, se pretende dar al tema un giro político que en verdad no existe. Estamos ante un drama humano que en la región amenaza con convertirse en el pan nuestro. Ya antes, apenas en el 2014 supimos de los cientos o miles de niños no acompañados que hicieron el viaja hacia los EEUU por razones que cada que se puede se intenta olvidar.
Sin mucho misterio es necesario hablar de la falta de empleo, de la existencia de al menos el 50 % de la población en condiciones de pobreza o de miseria, de la falta impresionante de oportunidades, de la violencia social indetenible, de la corrupción o la impunidad que asola nuestros países. La información se detiene mucha mas en el pequeño detalle o ahora en la distorsión alrededor de un supuesto líder de ese movimiento migratorio masivo, como son masivos los problemas que originan ese impulso de irse de su país a esos miles de hondureños.
Autoridades guatemaltecas dicen con la mano en la cintura que no van a permitir migración ilegal, y cosas por el estilo. Mientras la gente en el oriente del país, pone a disposición vehículos para transportar algunos kilómetros el éxodo de hondureños. Familias guatemaltecas reparten alimentos, el Cunori se apresta a recibir a los integrantes de esa ola migratoria que nos desnuda como región. En suma, el drama humano recibe la solidaridad de la gente que como los emigrantes podrían cualquier día intensar un camino semejante.
El colmo son las declaraciones de Donald Trump que amenaza con suspender toda ayuda económica a Honduras. Como siempre con amenazas, con insultos, con bravuconadas, que no ayudan en nada a entender el grave paso que obligados por la violencia y la miseria han dado miles de hondureños. Hay que recordarlo: es la miseria y la violencia que han generado los aliados históricos de los EEUU. En Honduras como en Guatemala o en El Salvador. Los EEUU no son inocentes ni están lejos de la problemática que ahora destapan los integrantes del éxodo de hondureños.
Como son conscientes de su responsabilidad, dieron paso al llamado Plan para la Prosperidad, que en verdad no paso de zope a a gavilán. Ha sido un intento frustrado de mejorar en algo las condiciones socioeconómicas que obligan a tomar decisiones dramáticas como el éxodo de hondureños. En este momento de crisis migratoria, valdría la pena decir que lo que empuja a los dos mil o cinco mil hondureños al éxodo para huir de su país y de la miseria y la violencia, es lo mismo que tiene a dos millones o más de guatemaltecos en EEUU, y es también lo que ha llevado a otros tantos millones de salvadoreños a ese país. Que quede claro, no se han ido a turistear sino a no morir de hambre o de balas perdidas y de malos gobiernos.