Por: Francisco Rodas
En el caso Corrupción-Constructoras ya emergieron las víctimas. Unos y otros declararon que no tenían más remedio que aceptar la extorsión de Sinibaldi, porque no podían dejar de trabajar y estaban al borde del colapso. Suficiente para compadecerse de ellos.
Que me disculpen pero en este campeonato, ser contratista del Estado sólo lo merecen quienes paguen diezmo. En esto andan por lo menos hace 3 décadas; desde Cerezo digamos.
Así, cuando algún su cuate le restriegue en la cara que es un contratista del Estado, y lo dice con vanidad, no se le olvide que al final de cuentas usted pagó una obra mal hecha, sobrevalorada, la ganancia y el moco.
En este burdel sólo falta que los ex ministros del MICIVI declaren que ellos no podían negarse a recibir los regalos, por temor a que tomaran represalias contra su familia.