Por Miguel Ángel Sandoval
El levantamiento indígena de octubre encontró una sociedad que quería vivir en democracia y dejar la barbarie de lado. Es de forma concentrada lo que ha estado ocurriendo. Por ello optamos por votar Arévalo y por apoyar el levantamiento indígena y de otros sectores sociales, como pudimos hacerlo. Quizás los únicos que insisten en querer llevarnos a un país en donde reine la barbarie son los que integran el pacto de corruptos en sus diferentes niveles.
Pero en medio de todo, la democracia se abre paso por caminos insospechados. Es el caso inicial del levantamiento indígena por la democracia, por el respeto del voto y por la transición pacífica de gobierno. Esa es la esencia de la movilización nacional que encabezaron las autoridades indígenas de nuestro país. A ello se la agregan los derechos de los pueblos indígenas históricamente conculcados.
A este escenario se agrega la defesa democrática del derecho a la manifestación que hizo el General Napoleón Barrientos, que hoy lo tiene en prisión. Todo por negarse a cumplir órdenes ilegales, espurias, que lo instaban a regresarnos a la barbarie represiva.
Hoy queda claro que queremos vivir en democracia, que la barbarie es solo la aspiración de un grupillo, poderoso, pero grupillo. Incluso Dionisio Gutiérrez, uno de los menos sospechosos de ser de izquierda ni siguiera moderada, antes bien, de derecha confesa, viene ahora decir que de su casa solo lo sacan muerto, pues no está dispuesto a vivir en medio de un régimen de barbarie.
Todas las maniobras legaloides fueron derrotadas. Todos los actos de corrupción político-electoral también. Solo queda el recurso de la fuerza, pero no tienen las herramientas para ello. Por esas razones, hoy podemos decir que a pocas horas del cambio de gobierno que se tiene que hacer sí o sí, la democracia está triunfando sobre la barbarie. En ello es necesario hacer hincapié: con la movilización social en defensa de los votos en las urnas. El próximo gobierno de Arévalo y Herrera que inicia el 14 de enero, tendrá una agenda complicada en un país por demás complejo. Su programa de gobierno tiene nuestro apoyo. Y agrego, el de muchas gentes que queremos vivir en democracia, lejos de la barbarie de los corruptos.
