La República Democrática del Congo ha enfrentado una compleja historia política, marcada por conflictos armados, corrupción y desafíos socioeconómicos. La región oriental del país, en particular, ha experimentado violencia persistente, con conflictos étnicos y atrocidades que han llevado a desplazamientos masivos y una crisis humanitaria.
Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta
La República Democrática del Congo (RDC), anteriormente conocida como Zaire, ha experimentado una historia política compleja y tumultuosa. Colonizado por Bélgica en el siglo XIX, obtuvo la independencia en 1960. Desde entonces, el país ha enfrentado periodos de inestabilidad política, golpes de Estado y conflictos armados, destacándose el régimen autoritario de Mobutu Sese Seko (1965-1997), caracterizado por corrupción y represión.
A finales de la década de 1990, la Segunda Guerra del Congo sumió al país en un conflicto complicado con múltiples actores nacionales e internacionales. En 2001, Joseph Kabila asumió la presidencia tras el asesinato de su padre y buscó establecer un gobierno de transición. Las elecciones democráticas de 2006 llevaron a la presidencia a Kabila, quien fue reelegido en 2011 entre acusaciones de fraude.
En 2018, las elecciones marcaron un hito al ser la primera transición pacífica del poder, con Félix Tshisekedi asumiendo la presidencia, aunque surgieron disputas sobre la legitimidad de los resultados. Actualmente, la República Democrática del Congo enfrenta desafíos como conflictos armados, pobreza, corrupción y problemas de gobernabilidad. La estabilidad política sigue siendo frágil y el país trabaja para consolidar sus instituciones democráticas y abordar los problemas socioeconómicos. En este contexto, el país presenta una escena política diversa, con varios partidos políticos que reflejan una gama de intereses y perspectivas.
Entre los principales partidos, se encuentra el Partido del Pueblo para la Reconstrucción y la Democracia (PPRD), fundado por Joseph Kabila y que desempeñó un papel predominante durante gran parte del período posterior a la Segunda Guerra del Congo. La Unión para la Democracia y el Progreso Social (UDPS), liderada por Étienne Tshisekedi y continuada por su hijo Félix Tshisekedi, ha sido una fuerza significativa en la oposición. Además, la coalición política Frente Común para el Congo (FCC), encabezada por Kabila, jugó un papel destacado en las elecciones de 2018, respaldando al candidato presidencial Emmanuel Ramazani Shadary. Por otro lado, la coalición Lamuka, formada para las mismas elecciones, agrupó a diversos partidos y líderes de oposición, como Martin Fayulu y Moïse Katumbi. El Movimiento de Liberación del Congo (MLC), fundado por Jean-Pierre Bemba, también ha sido un actor relevante en la política congoleña, con Bemba ocupando cargos importantes y enfrentando desafíos legales a lo largo de su trayectoria
Desde la década de 1990, la región oriental de la RDC ha experimentado conflictos armados persistentes. En los últimos años, la violencia ha aumentado, con más de 7.380 civiles perdiendo la vida entre 2017 y abril de 2022, según el mecanismo de seguimiento de la seguridad en Kivu de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El noroeste del Congo ha sido escenario de conflictos y violencia que han llevado a numerosas atrocidades, incluyendo informes de actos que algunos han caracterizado como genocidio. A lo largo de las últimas décadas, grupos armados, milicias y fuerzas rebeldes han estado involucrados en enfrentamientos, exacerbando tensiones étnicas y sociales en la región. Estos conflictos han resultado en desplazamientos masivos de población, violencia sexual generalizada y asesinatos indiscriminados.
La situación humanitaria sigue empeorando en la parte oriental del país. Solo en enero de 2023, más de 200 civiles perdieron la vida en la provincia de Ituri, en una serie de ataques perpetrados por grupos armados irregulares que también destruyeron 2.000 hogares y cerraron o dañaron 80 escuelas. Al menos 52.000 personas se vieron obligadas a desplazarse en una provincia que ha acogido a 1,5 millones de desplazados internos. En Kivu del Norte, provincia vecina, los grupos armados reanudaron los ataques en marzo de 2022, provocando la huida de más de 521.000 personas.
Alrededor de 120.000 personas buscaron refugio en las cercanías de Goma, la capital de la provincia, que parece ser más segura; no obstante, aún necesitan ayuda. En total, 2,2 millones de personas han sido desplazadas en esta provincia que ha sido golpeada por el conflicto. El riesgo de desplazamiento es elevado, ya que numerosas áreas se ven afectadas por el conflicto. Las necesidades de protección son enormes y continúan aumentando, dado que el desplazamiento persiste.
La población civil, desafortunadamente, ha sufrido las consecuencias más devastadoras de estos eventos, con ciudades enteras siendo víctimas de atrocidades. La comunidad internacional ha expresado su preocupación y ha abogado por la intervención para poner fin a la violencia y abordar las causas subyacentes de los conflictos en el noroeste del Congo. Sin embargo, la resolución de estos problemas complejos sigue siendo un desafío significativo.
La ONU tuvo que salir a referirse a la situación a mediados de 2022 después de que fueran descubiertos 49 cadáveres de civiles, entre ellos, doce mujeres y seis niños, por «cascos azules» de la organización. Estos cuerpos fueron encontrados en fosas comunes en dos localidades de Ituri, tras ataques perpetrados por el grupo rebelde conocido como la Cooperativa para el Desarrollo del Congo (Codeco). Cerca de 5,8 millones de individuos requieren asistencia de emergencia debido al conflicto en la República Democrática del Congo.
La violencia en esa área se debe en parte a conflictos por recursos naturales, pero tiene sus raíces en las tensiones entre las comunidades lendu (agricultores) y hema (pastores), que ya causaron miles de muertes entre 1999 y 2003. Los ataques de grupos armados contra comunidades en la región resurgieron en 2017 y, en los últimos meses, se ha observado un aumento significativo de la violencia, especialmente por parte de Codeco. Este grupo, que representa a la comunidad lendu, se formó en 2018 como respuesta a los abusos del Ejército congoleño.
La situación en el Congo, especialmente en la región oriental, es alarmante, con conflictos armados, violencia étnica y atrocidades que afectan gravemente a la población civil. A pesar de la preocupación internacional, la resolución de estos problemas complejos sigue siendo un desafío significativo y la estabilidad política y la consolidación de instituciones democráticas son imperativas para abordar los problemas a largo plazo en el país.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: AP / Moses Sawasawa.
