105 días de resistencia en defensa de la democracia

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 5 minutos

Por Leonor Hurtado Paz y Paz

Las Autoridades Ancestrales de los 48 Cantones de Totonicapán convocaron y dirigieron el 2 de octubre de 2024, la digna resistencia frente al Ministerio Público, para defender la democracia nacional y el voto ciudadano; amenazados por las autoridades corruptas del gobierno del presidente Giammattei. A este levantamiento se unieron muchos Pueblos Indígenas, así como comunidades Xincas y mestizas. Colonias populares de la ciudad Capital se unieron activamente realizando plantones y manifestaciones en sus colonias, y en puntos estratégicos de la ciudad. Esta enorme movilización fue una muestra de júbilo, esperanza y determinación expresada con baile y cantos ante la valentía y coraje de las Autoridades Indígenas Ancestrales.

Cientos de ciudadanos indígenas se instalaron y permanecieron durante 105 días resistiendo, aguantando frío, ansiedad, lluvia, incomodidad, incertidumbre y la lejanía de sus familias. Los diferentes Pueblos se organizaron por turnos para garantizar la presencia continua de personas comprometidas con la resistencia. Permanecieron día y noche, viviendo y durmiendo en la calle, expresando su valentía y resolución, como lo había declarado Luis Pacheco, Presidente de 48 Cantones, resistiremos por un tiempo indefinido hasta lograr nuestro objetivo, la renuncia de los corruptos y el respeto del voto popular.

Los grupos que llegaban a relevar a sus compañeros de resistencia, llevaban productos alimenticios y donaciones económicas que habían podido recaudar en sus propias comunidades. Pero para alimentar a cientos de personas durante tanto tiempo se requiere una fuerte inversión económica, una acertada organización y un inquebrantable compromiso de trabajo.

Rosario Colón, maya Kaqchikel, quien trabaja en la defensa de los derechos humanos, fue una de las personas que inició esta magna tarea, organizar la cocina para mantener la resistencia. Ella explica, la organización con la cual trabajo dedicó toda su actividad el primer mes para respaldar esta justa resistencia. Entonces fui la coordinadora de la cocina. Posteriormente otras compañeras han asumido esta responsabilidad. En este último período me ha correspondido nuevamente coordinar. Después de un mes la organización con la cual trabajo regresó a sus actividades regulares, yo me quedé aquí como voluntaria. 

Con convicción Rosario afirma estoy haciendo lo que me apasiona, la cocina. Le pregunto, ¿tú cocinas? No, no cocino, organizo la cocina, coordino a quienes participan en todas las tareas, obteniendo los alimentos y cocinando. Me ocupo de todo lo indispensable, que haya organización para trabajar, suficientes insumos necesarios, que se preparen bien los alimentos, que respondan a las necesidades y al gusto de cada día, que se usen eficientemente los donativos que recibimos y buscar los que hacen falta. Me encargo de coordinar todo, lo mucho que exige alimentar los tres tiempos a cientos de compañeras y compañeros que resisten.

¿Por qué te apasiona la cocina? Porque la cocina es un espacio político fundamental, porque para que todo funcione bien se necesita comer. Porque la cocina garantiza la capacidad de resistencia. Esto no se reconoce, pero aquí hemos alzado nuestra voz para que se valore la alimentación como parte esencial de la lucha y de esta resistencia. Nos han escuchado y nos reconocen como parte imprescindible. La lucha siempre es necesaria para avanzar, incluso para ser reconocida.

¿Cómo se han organizado para atender la cocina? Participamos como organizaciones diversas, multidisciplinarias, aglutinando a activistas, feministas, defensoras de los derechos humanos, organizadoras de barrios, voluntarias religiosas y personas conscientes que desean participar. Todo el trabajo coordinado es bienvenido. La cocina funciona autónoma con principios de equidad, solidaridad, agradecimiento y equilibrio. Es un trabajo intenso que va de 5am a 10pm. Termina cuando todo está limpio y en orden para empezar bien el próximo día.

Pienso que este trabajo está dirigido por la energía del presente Baktun, que representa el levantamiento. Eso hacemos con los alimentos sustentar el levantamiento, darle fuerza y energía.

Además, la cocina es un espacio de aprendizaje integral. Aprendemos organización, coordinación, cálculo, preparación y combinación de alimentos, aprendemos a respetarnos y querernos en el trabajo. Aquí no se permite ningún tipo de proselitismo. Si alguien intenta hacerlo es expulsado. Aquí trabajamos por la resistencia, por la defensa de la democracia, por la defensa de nuestro voto y lo que eso puede permitir para la nueva historia de nuestro país. 

¿Cómo te sientes tú coordinando la cocina? Para mí es un honor que confíen en mi capacidad de coordinadora. Cómo me siento no lo digo por mí, sino lo digo por cómo nos sentimos quienes participamos en la cocina, principalmente mujeres. Sentimos la unión y eso nos estimula, sentimos la alegría de hacer bien una tarea fundamental, sentimos agradecimiento por la generosidad de todos los que hacen posible tener suficientes alimentos y tener un presupuesto para adquirir lo necesario, sentimos orgullo por el aprendizaje constante.

¿Cómo consiguieron las herramientas para instalar la cocina y los alimentos para brindar la alimentación? Ha sido un proceso bello y motivante, una se lo explica sólo si cree en el poder del pueblo. Toda la gente consciente que apoya la resistencia ha buscado la forma de apoyar. Todas las herramientas, mesas, ollas, cubiertos, platos, tazas, todo, todo lo han traído aquí a la cocina. Lo han traído organizaciones solidarias, personas individuales generosas e iniciativas religiosas. Todo lo han prestado para que se use el tiempo necesario. Lo traen lo dan y hasta agradecen, porque reconocen el valor de la cocina en todo movimiento.

Los alimentos vienen de muchas fuentes, las comunidades que vienen a hacer resistencia traen productos de su región, organizaciones de distinto tipo traen productos o comida ya preparada, personas individuales traen lo que tienen y pueden donar. Una señora por ejemplo, dijo que ella podía traer cada día comida para cuatro personas y así lo ha hecho. En botes plásticos trae la comida que prepara y comen en su casa. En otra oportunidad vino una mamá con sus tres hijos. Ella explicó que sus hijos habían sacado el dinero de sus alcancías para hacer una donación. La señora y los niños traían 5lbs de frijoles, lo mismo de arroz, azúcar, café y avena. Esos son hechos que emocionan y que nos dicen que vamos por el buen camino.

Yolanda, hermana de Confregua[1], otra de las organizadoras de la cocina ha sido fundamental en su funcionamiento. Todas las personas reconocen su incansable actividad llena de entusiasmo y amor. Yolanda es originaria de Brasil y tiene 24 años trabajando en Guatemala. Es palpable su compromiso y amor con la gente sencilla y honesta del país. Es evidente que da lo mejor de sí invirtiendo toda su capacidad.

En un breve intercambio Yolanda expresó, la solidaridad económica de los migrantes ha sido muy grande representó el 80% de la inversión en la cocina. En una cuenta destinada a la solidaridad con la resistencia hubo muchísimas donaciones. Extendimos recibos y ellos expresaron su agradecimiento por ese reconocimiento. Todas esas personas del Pueblo a quienes se les ha impedido trabajar y vivir dignamente en el país, esas personas obligadas a migrar para trabajar y construir una vida digna, están totalmente comprometidas con la justa lucha y aportan para mantenerla. Algunos incluso colaboraron a través de sus familias en Guatemala, quienes traían comida ya preparada. 

La alimentación ha sido una tarea muy dura, permanente y ha requerido una gran inversión. Por ejemplo, en un día se gastó hasta Q1,200.00 en tortillas. La cantidad de personas a alimentar varió mucho de cientos a miles. En la última cena había comida para 10,000 personas y no alcanzó. 

La solidaridad fue el motor de la cocina. El Pueblo en todo el país y en todo el mundo respeta la iniciativa de las Autoridades Indígenas Ancestrales, está consciente de la necesidad del cambio y se solidariza con la posibilidad que se abre actualmente. 

La cocina funcionó de manera autónoma regida por principios Mayas: equidad, solidaridad, agradecimiento y equilibrio. La cocina fue un espacio político fundamental, de unidad, intercambio, aprendizaje y respeto; funcionó exitosamente a lo largo de la resistencia. Todos los participantes expresaron su agradecimiento.

[1]  CONFREGUA, Conferencia de Religiosos y Religiosas de Guatemala, forma parte de la Confederación Latinoamericana de Religiosos de América Latina y el Caribe.

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