La visita de Marco Rubio a Bukele: cómo el partido republicano ha influido en la política exterior de Washington en El Salvador

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Créditos: Estuardo de Paz
Tiempo de lectura: 10 minutos

 

El senador republicano de Florida ha bloqueado la confirmación de Jean Manes como embajadora norteamericana en Colombia en parte por la forma en que la diplomática tomó el control de la embajada en San Salvador, que hasta su llegada había estado filtrando información sensible sobre investigaciones criminales que implicaban a funcionarios de Nayib Bukele.  (Segunda y última parte)

Por Héctor Silva Ávalos

Antes del viraje en el Departamento de Estado respecto al gobierno de Nayib Bukele otro funcionario de alto rango en Washington, este del partido republicano, tomó en sus manos asuntos diplomáticos relacionados con El Salvador. El senador Marco Rubio, de la Florida, visitó a Bukele a finales de marzo de 2023. Desde la llegada de Rubio el camino de las relaciones bilaterales empezó a aclararse. Fue, aquella visita, un gesto diplomático de espaldas al Departamento de Estado, que incluso dejó al embajador William Duncan por fuera de una cita importante en San Salvador.

Duncan, el embajador de la administración Biden en la capital salvadoreña, sí asistió a la reunión oficial que Marco Rubio sostuvo con el presidente salvadoreño Nayib Bukele en el palacio presidencial de San Salvador a finales de marzo. Fue toda la participación de Duncan en la agenda de Rubio, según confirmaron dos asistentes legislativos y dos funcionarios del Ejecutivo estadounidense, uno en Washington y otro en San Salvador.

Rubio viajó a San Salvador acompañado de Ronald Johnson, el militar retirado a quien el expresidente estadounidense Donald Trump nombró embajador en el país centroamericano.

El senador republicano ultraconservador ofreció una cena al presidente salvadoreño durante su visita a San Salvador. Ronald Johnson, el exagente de la CIA que sirvió como embajador de Donald Trump en el país centroamericano entre 2019 y 2021, era uno de los invitados de Rubio mientras William Duncan, el actual embajador nombrado por el presidente Joe Biden, quedó excluido de la cena.

Desde que llegó a El Salvador, en febrero 2022, Duncan había intentado, sin éxito durante semanas, una reunión bilateral con Bukele. La logró poco más de tres meses después de la visita del senador republicano. Al mismo tiempo, según las fuentes consultadas, las relaciones entre ambos países empezaron a desenfriarse y, entre otras cosas, empujaron las pláticas sobre el asunto chino y la red 5G.

El renovado interés de Marco Rubio por El Salvador, además de cambiar el tablero en lo que a Nayib Bukele respecta, provocó un pequeño sismo en el aparato diplomático estadounidense, comprometió en parte el plan de la Casa Blanca respecto a su representación en Colombia y ha puesto en pausa la carrera de Jean Manes, la embajadora que se enfrentó al presidente salvadoreño.

El senador republicano de Florida Marco Rubio visitó al presidente salvadoreño Nayib Bukele en marzo de 2023.
El senador republicano de Florida Marco Rubio visitó al presidente salvadoreño Nayib Bukele en marzo de 2023.

El caso de la embajadora Jean Manes

Antony Blinken, el secretario de Estado de Joe Biden, pidió en julio pasado al Senado en Washington que diera el visto bueno a 38 embajadores nominados por la Casa Blanca y cuya confirmación había sido bloqueada en la Cámara Alta del Congreso en Washington. Algunos fueron confirmados, otros no. Una de las que sigue en espera de aval es Jean Manes, exembajadora en San Salvador a quien la administración Biden nominó para ser la jefa de misión en Colombia. En el caso de Manes, el bloqueo está relacionado con la confrontación que la diplomática tuvo en San Salvador con un agente de la Agencia Central de Inteligencia, la CIA, el cual, según fuentes consultadas en Washington, había desarrollado una relación inapropiada con el gobierno de Nayib Bukele.

Manes había sido embajadora en San Salvador entre 2016 y 2019 y llegó de nuevo en mayo de 2021, esta vez como encargada de negocios, tras la salida de la embajada de Ronald Johnson, un exagente de la CIA a quien el expresidente Donald Trump nombró representante en San Salvador y quien había establecido una relación muy cercana con Bukele. Johnson fue removido del cargo cuando Joe Biden y los demócratas entraron a la Casa Blanca; dejó de ser embajador el 20 de enero de 2021, el mismo día en que Biden juró como presidente.

Cuando Manes llegó, encontró en la embajada que oficiales estadounidenses compartían todo tipo de información con el gobierno de Bukele, incluso la etiquetada como sensible y clasificada. Uno de esos oficiales era el jefe de estación de la CIA en San Salvador, cuya identificación no es posible debido a restricciones legales en Estados Unidos. Manes decidió pedir que saliera de San Salvador.

 

Jean Manes, exembajadora de Estados Unidos en El Salvador.
Jean Manes, exembajadora de Estados Unidos en El Salvador.

Prensa Comunitaria habló con dos asistentes legislativos en Washington y con una funcionaria de la administración Biden y con dos operadores políticos, ambos ligados al partido republicano, que trabajan en temas latinoamericanos y están al tanto de la situación diplomática en El Salvador, quienes confirmaron estas revelaciones. Este medio intentó comunicarse con los funcionarios estadounidenses mencionados en este reportaje por vías institucionales pero no hubo respuesta.

Inconforme con la decisión de Manes, el oficial de la CIA pidió al Departamento de Estado (DOS) abrir una investigación, algo que la Inspectoría General de la diplomacia estadounidense hizo el 22 de marzo de 2022, confirmó en Washington un asistente legislativo demócrata, un funcionario del DOS y un exfuncionario republicano que están al tanto de la pesquisa.

Esa investigación, que se cerró en septiembre de 2022, ha servido como argumento al senador republicano Marco Rubio, miembro sénior de la minoría en el Comité de Exteriores del Senado, para bloquear la confirmación de Manes como embajadora en Colombia, puesto al que fue nominada por la Casa Blanca en enero de este año.

El 31 de mayo de 2023, Rubio hizo público, en el sitio web del senado, que no apoyaría la confirmación de Manes. El senador no mencionó a El Salvador, pero sí dio algunas pistas de los motivos de su bloqueo.

“Después de una cuidadosa revisión y consideración de sus calificaciones y desempeño en puestos anteriores, no puedo apoyar la nominación de Jean Manes para servir como Embajadora de EE. UU. en Colombia…”, escribió Rubio, quien, en el mismo comunicado, también se refirió al asunto de la colaboración entre agencias estadounidenses en el terreno: “Necesitamos un embajador que participe de manera constructiva y que coordine con agencias y grandes equipos interinstitucionales para promover de manera efectiva los intereses de Estados Unidos”.

Rubio, quien también es el segundo al mando en el comité de inteligencia del Senado, no fue el primero en objetar a Manes.

El senador Jim Risch, republicano de Wisconsin, había dicho el 23 de mayo que objetaba la confirmación de Manes y que había pedido a su equipo investigar “el estilo de liderazgo, el estilo de administración y el buen juicio” de la embajadora durante su estancia en San Salvador. Risch también reveló que la Inspectoría General del Departamento de Estado había abierto una investigación y reconoció que ese expediente ya estaba cerrado -lo cual se confirmó con una fuente en el Congreso-; aun así, el senador de Wisconsin dijo que estaba “perturbado” porque Manes no había mencionado la investigación en las entrevistas que había tenido con asistentes legislativos.

Ya el 4 de mayo de 2023 había quedado claro que los republicanos se oponían a la confirmación de Manes como embajadora en Colombia. Estaba programado que Manes estuviese incluida en una audiencia de confirmación que se celebró ese día a la que asistieron otros cuatro diplomáticos nominados como jefes de misión en Perú, Ecuador, Barbados y en el Reino de Jordania.

Antes de cerrar aquella audiencia, el demócrata Bob Menéndez, entonces presidente del comité de exteriores y hoy defenestrado luego de ser acusado de múltiples crímenes de corrupción, se refirió a Manes. “Voy a cerrar, pero debo de hacer notar que hay una nominada que no está aquí y a cuyo caso espero podemos llegar en algún momento… Es la embajadora Jean Manes (nominada) para Colombia… Es una diplomática consumada y profesional. Ha pasado un año desde que nuestro último embajador se fue de Bogotá”.

Ni Rubio ni Risch mencionaron en sus comunicaciones públicas de qué trataba aquella investigación sobre Manes y El Salvador, pero este medio ha confirmado que está relacionada con la abrupta salida del agente de la CIA que mantenía una fluida relación con la Casa Presidencial de Nayib Bukele a la que advirtió, entre otras cosas, de la colaboración de agencias estadounidenses con la fiscalía salvadoreña en una investigación que implicaba a funcionarios cercanos al presidente salvadoreño en un pacto de gobernabilidad con las pandillas MS13 y Barrio 18. Tres asistentes legislativos en Washington, familiarizados con el proceso de confirmación se Manes, dos funcionarios de la administración Biden y un exagente estadounidense de inteligencia confirmaron los motivos de la investigación a Manes.

Esa relación entre el agente de la CIA y el gobierno salvadoreño era del conocimiento y tenía el aval del embajador Ronald Johnson, el enviado de la Casa Blanca de Trump y quien llegó a San Salvador en septiembre de 2019, menos de tres meses después de la juramentación de Nayib Bukele.

El enviado diplomático de la administración Trump fue siempre un aliado político de Nayib Bukele. Ronald Johnson lo acompañó en momentos en que incluso congresistas republicanos cuestionaban los tratos del gobierno salvadoreño con las pandillas.

Senador republicano Marco Rubio en su visita a San Salvador. Fotos de Presidencia de El Salvador.
Senador republicano Marco Rubio en su visita a San Salvador. Fotos de Presidencia de El Salvador.

Bukele enfrentó una de las crisis más importantes de su presidencia en septiembre de 2020, cuando el periódico digital El Faro reveló que su gobierno llevaba desde su juramentación como presidente, incluso antes, negociando gobernabilidad con las pandillas MS13 y Barrio 18. A la publicación siguieron otras que dieron cuenta de que tanto la Fiscalía General de la República (FGR), que entonces Bukele no controlaba, y agentes y contratistas estadounidenses investigaban la posible participación de funcionarios del gobierno en las negociaciones, en específico de dos, el secretario presidencial Carlos Marroquín y el jefe de prisiones, Osiris Luna Meza, ambos cercanos al presidente.

El Congreso en Washington empezó a mostrar su preocupación pública por los tratos entre Bukele y los líderes pandilleros. El 23 de septiembre de 2020, seis republicanos de la Cámara de Representantes, encabezados por Mario Díaz Ballart de la Florida -el mismo estado al que Rubio representa-, enviaron una carta a Bukele en la que se decían preocupados por los reportes de que el gobierno salvadoreño mantenía “un riesgoso proceso de negociación… con la más grande y peligrosa pandilla en Estados Unidos (la MS13)”. Fue un golpe duro para la administración Bukele, que hasta entonces había navegado con la complicidad de Trump.

El espaldarazo vino de Ronald Johnson. Un día después de la carta republicana, el embajador estadounidense acompañó a Bukele como invitado de honor en una conferencia de prensa televisada desde Casa Presidencial, que el mandatario salvadoreño utilizó para atacar a sus críticos, a la prestigiada Universidad Centroamericana (UCA) y a El Faro, contra quien anunció una investigación por supuesto lavado de dinero. Johnson sirvió de testigo silencioso a todo aquello.

Bukele siempre negó el pacto pandillero diciendo que todo era un invento de los periodistas. Johnson no se refirió al tema en público a pesar de que los reclamos aumentaban en Estados Unidos, incluso en el campo republicano. Pero Johnson sí sabía; lo sabía porque se lo habían informado los agentes estadounidenses que colaboraban con la investigación, pero se quedó corto en informarlo a Washington.

Un agente estadounidense que fue informado en Washington de lo ocurrido aquellos días aseguró que el agente de la CIA que luego salió de San Salvador también tenía conocimiento de aquellas investigaciones, de las cuales informó al presidente salvadoreño.

Tras la publicación de El Faro, el gobierno de Bukele pidió a Johnson algo que es inusual en las relaciones diplomáticas: remover a un contratista que era parte del equipo que investigó el pacto pandillero. Esa persona, advirtieron los salvadoreños, estaba poniendo en riesgo la seguridad nacional del país. Johnson lo removió.

Parte de las investigaciones del pacto pandillero se añadirían luego a un expediente de la Fiscalía salvadoreña que se conoció como el Caso Catedral, el cual reunía sospechas de que funcionarios del gobierno salvadoreño, encabezados por el círculo más íntimo del presidente, incluidos sus hermanos y una asesora venezolana, estaban implicados con una organización criminal dedicada a “obtener lucro y afianzar poder político”, según un resumen de la investigación de la Fiscalía salvadoreña al que este medio ha tenido acceso. La FGR compartía esa información con sus similares estadounidenses, que luego formaron una fuerza de tarea dedicada a investigar, entre otras cosas, el pacto de las pandillas y casos de corrupción atribuidos a funcionarios de Bukele durante la pandemia.

Cuando Jean Manes asumió como Encargada de Negocios en la embajada en San Salvador, el 26 de mayo de 2021, Nayib Bukele había afianzado ya su control sobre buena parte de las instituciones del Estado salvadoreño. El 1 de mayo, tras ganar supermayoría en la Asamblea Legislativa, los diputados leales al presidente destituyeron a cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia y al fiscal general que había trabajado de la mano con los estadounidenses, incluso en preparar el camino para la extradición de varios líderes de la MS13 solicitados por Washington por crímenes de terrorismo, tráfico de armas y homicidios.

La relación de Manes con el gobierno Bukele fue retadora desde el principio. Cuando a principios de mayo Bukele dio su golpe para tomar control de la CSJ y la Fiscalía, Juan González, asesor de Biden en temas latinoamericanos, tuvo una confrontación en redes con Bukele. “Ese no es el camino”, tuiteó González. En julio y diciembre de 2021, el Departamento de Estado y el del Tesoro señalaron y sancionaron a varios funcionarios de Bukele acusándolos de acciones antidemocráticas y de participar en corrupción, entre ellos a Marroquín y Luna, los gestores el pacto pandillero, y a Carolina Recinos, la jefa de gabinete de Bukele.

Fue en aquellos meses, después de asumir como Encargada de Negocios y en el marco de esa relación convulsa con el gobierno de Bukele, que Manes pidió la salida del agente de la CIA que, antes de eso y durante la gestión del exembajador Ronald Johnson, había informado a los hombres del presidente salvadoreño de las investigaciones relacionadas con las pandillas y otros hechos. La salida de aquel agente desató una guerra entre algunos mandos de la CIA y un sector del Partido Republicano contra Manes, lo cual ha detenido, este año, su confirmación como embajador en Colombia.

Manes se fue de El Salvador en noviembre de 2021, después de una dura confrontación pública con Bukele, en la que el presidente incluso reveló conversaciones privadas que había tenido por mensajería electrónica con la diplomática. Antes de irse, la embajadora dijo en una canal local de televisión que la relación quedaba, en la práctica, en un punto muerto. La sede diplomática de Estados Unidos en San Salvador, una de las más grandes del continente, estuvo vacante hasta enero de 2023, cuando llegó William Duncan.

La ausencia de un enviado directo de la Casa Blanca de Biden no impidió que Bukele alimentará su relación con la política estadounidense, lo hizo a través de lobistas como Damián Merlo y Thomas Shannon, con la ayuda del mismo Johnson y, en meses más recientes, con el espaldarazo del senador Marco Rubio, el mismo que hoy se opone a avanzar la carrera diplomática de Jean Manes.

Desde que llegó, Duncan buscó una entrevista uno a uno con el presidente salvadoreño. Pasó casi medio años hasta que Bukele lo recibió, y el encuentro no ocurrió sin que antes Casa Presidencial y los republicanos, incluido el exembajador Johnson, hubiesen dejado clara su cercanía con el mandatario. Tras la visita de Rubio y la implicación de Bukele en una negociación para desistir de adquirir tecnología 5G en sociedad con China, la administración de Joe Biden parece ya reconciliada con el presidente salvadoreño.

Lea acá la primera parte:

El asunto chino: Nayib Bukele negocia red 5G con Estados Unidos y obtiene silencio por la reelección (Primera parte)

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