Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Kajkoj Máximo Ba Tiul

El título de este texto se debe a una discusión que tenemos con amigos y amigas, con quienes hemos analizado y discutido, las diferentes reacciones que han aparecido en diferentes medios corporativos, tanto escritos, digital y radiales como Noti7, TN23, Canal 11, Radio Sonora, Canal Antigua, Guatevisión, Prensa Libre, Siglo XXI, Nuestro Diario, Radio Sonora, entre otros, y en artículos, ensayos de académicos de diferentes casas de estudios y unidades académicas del país, sobre las manifestaciones que están liderando, hoy, las autoridades indígenas de todo el país.

Como dice Manuel Castells en su libro “Comunicación y Poder”, que “comunicar es compartir significados mediante el intercambio de información” y hoy cuando nos encontramos ante un sistema de comunicación con una tecnología totalmente avanzada, como lo que se nos presenta en esta “era digital”, la comunicación como proceso se “define por la tecnología que utiliza las características de los emisores y los receptores de la información, sus códigos culturales de referencia, sus protocolos de comunicación y el alcance del proceso”.

En este sentido, quién emite el mensaje, primero carece de información y está cargado de odio, racismo y discriminación. Abusivamente trata de interpretar a los Otros que son diferentes a él o ella, con las categorías aprendidas y aprehendidas bajo sus propios prejuicios y estereotipos ((1) Video | Facebook). Queriendo hacer que los Otros se definan como el emisor quiere ((846) Ancestrales – YouTube) y teniendo como referentes a supuestos eruditos, que más que resolver el problema, lo convierten en un revoltijo de conceptos que ni ellos mismos saben sobre lo que están hablando ((846) Pulso Republicano | Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela quiere evitar la participación de M… – YouTube, 2:02:13).

Esto nos recuerda a escritos como los de Estuardo Zapeta (Guatemala: De indios vividores… – por Estuardo Zapeta, publicado en HACER Latin American News), quien desde la firma de la paz, infiltrado en organizaciones mayas, traído por la embajada gringa, se dedicó a desprestigiar el proceso que se llevaba en los acuerdos de paz y comiendo y viviendo de este proceso. O de Pedro Trujillo, un policía español, que llega a Guatemala y luego aparece como periodista y columnista de Prensa Libre, comentarista de Con criterio y que en cada intervención “no deja de destilar odio y racismo” en contra de los pueblos indígena, como lo hizo en su articulo de opinión denominado ¡Justicia indígena!, publicado en Prensa Libre, curioso pero entre Zapeta y Trujillo, siempre hubo adulaciones (Guatemala: Pedro Trujillo – por Estuardo Zapeta, publicado en HACER Latin American News), como suele suceder entre quienes despotrican en contra de lo desconocido.

Así podríamos ir mencionando a muchos detractores de los pueblos indígenas. Y eso no es nuevo, desde el tiempo de la llegada de los españoles, ya había este tipo de discusiones, unos a favor y otro en contra de los pueblos originarios. Unos discutían si tenían alma y otros no, sí era viable o no hacerles la guerra. Por ejemplo, las históricas discusiones que tuvo Bartolomé de las Casas y Francisco de Vitoria. Las discusiones entre Hernán Cortez y Pedro de Alvarado, después que esté último incendiara el templo mayor. Así podríamos mencionar muchos ejemplos. O lo que pasó en la guerra fría, cuando sacerdotes al calor del Concilio Vaticano II, Conferencias de Medellín y Puebla, decidieron radicalizar su “opción preferencial por los pobres”, en contra de otros, que decían que no había que llegar a ese extremo.

Pero bueno, volviendo a lo actual, el movimiento que desarrollaron los pueblos indígenas y sus autoridades, en estos últimos 30 días, ha vuelto a destapar “sapos, serpientes, alacranes”, que, destilando su odio y su racismo, han permitido el desarrollo de discursos anticomunistas y racistas.  A tal punto, que, como dije en una de mis últimas entrevistas ((1) Facebook), que no logran entender, que estas manifestaciones rebasaron incluso las categorías conceptuales occidentales, que son aprendidas en las universidades y no consideran a los pueblos indígenas, mayas, kichwas, guaraníes, mapuches, entre otros, capaces de crear sus propias categorías. Porque estos que no entienden a los pueblos solo piensan que los conceptos pueden venir de eruditos o intelectualoides de escritorio y por eso, ven a nuestras epistemologías como un error (El tremendo error de llamar ancestral a organizaciones indígenas – Prensa Digital (247prensadigital.com).

Cuando supuestamente habíamos superado en la academia discursos racistas, este acontecimiento histórico e importante para Guatemala, que trastocó los espacios supuestamente destinado solo para los blancos oligarcas y criollos, lo hizo aparecer de nuevo y fue diseminado por medios de comunicación, que difunden el discurso de las élites, como dijera Van Dijk, en su libro: Racismo y Discurso de las Elites. En este sentido, descubrimos nuevamente, que, “con frecuencia, tanto el texto como el habla de políticos, corporativos, académicos, educativos y mediáticos de las élites preformulan estereotipos y prejuicios” sobre los Otros diferentes. Además, quiere legitimar “situaciones étnicas, legitiman la discriminación de elite, y de este modo, contribuyen a manufacturar un consenso étnico y a mantener el predominio de la elite blanca en la sociedad”.

Y por eso, destilando paulatinamente su “odio”, ven a los Otros, como incapaces de crear sus propias formas de decir y de plantear las cosas y de presentarse como ellos quieren y cómo son en realidad y no como las élites los quieren presentar. Y por eso les sorprende y niegan que miles indígenas con sus propios símbolos, con sus propias categorías epistemológicas, inundan los espacios que eran pensados para los blancos.  Sin que se den cuenta, estos que eran ninguneados, llegaron para ya no salir.  Llegaron para decir, que si salen es porque volverán “millones y más”.

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