Las protestas de 2015 abrieron un nuevo ciclo de manifestaciones, opinan analistas. De ahí, el Movimiento Semilla tiene su origen, conformado en su mayoría por jóvenes. En estos comicios, el cambio demográfico, zonas rurales cada vez más centralizadas y la tecnología influyeron en el voto joven. Por otro lado, las manifestaciones podrían estar impulsando una nueva generación política.
Por Isela Espinoza
A medio día de un sábado familiar, jóvenes, niños y adultos vestidos de negro empiezan a reunirse en una de las avenidas más concurridas de la Ciudad de Guatemala. De ahí partirá una marcha en defensa de la democracia y que ahora suma a sus demandas la renuncia de la jefa del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras, así como la de los fiscales, Rafael Curruchiche y Cinthia Monterroso y del juez séptimo, Fredy Orellana. El punto final es la Plaza Central de la zona 1, frente al Palacio Nacional, que como en otras ocasiones, continúa siendo testigo de las protestas en la historia del país.
La manifestación de este fin de semana recuerda a las del 2015, que iniciaron a raíz de los “jueves de CICIG” en referencia a los casos que daba a conocer, habitualmente los jueves, Iván Velásquez de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) junto al Ministerio Público liderado por Thelma Aldana.
Durante el Gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015), la CICIG evidenció casos como La Línea, que desataron la indignación de la población ante la corrupción gestada por los altos funcionarios incluida la vicepresidenta, Roxana Baldetti.
La presión en las calles creció cada fin de semana hasta lograr paros nacionales que reunieron a estudiantes universitarios del sector público y privado, religiosos, empresarios, ciudadanos que reclamaban la renuncia del presidente y sus funcionarios.
Las protestas masivas provocaron que el 8 de mayo de 2015, Baldetti renunciara a su cargo de vicepresidenta. Casi cuatro meses después, el Congreso votó a favor de quitarle el derecho de antejuicio a Pérez Molina por los señalamientos que lo involucraban en el caso La Línea y el 02 de septiembre presentó su renuncia al cargo.
“En términos políticos estamos asistiendo a la irrupción de una nueva generación política que se forjó desde las protestas de 2015”, dice el politólogo Ricardo Sáenz de Tejada al recordar que la mayoría de integrantes del Movimiento Semilla participaron en las protestas de ese año. Los fundadores de Semilla también han dicho que en esas jornadas de protesta nació el partido político que ahora llevó a Bernardo Arévalo a la presidencia junto a su compañera de fórmula, Karin Herrera.
El 25 de junio, la sorprendente victoria de Semilla, que pasó a segunda vuelta, hizo tambalear al sistema dominante que no vio venir que Arévalo, hijo del expresidente Juan José Arévalo y Karin Herrera, una científica y docente, lideraran la intención de voto y los colocara en la segunda vuelta. “Somos un peligro que no vieron venir”, dijo el binomio presidencial el pasado 13 de julio.
A partir de su triunfo, el Movimiento Semilla fue sometido a una batalla legal que impulsó Curruchiche junto al juez Orellana para suspender la personalidad jurídica del partido y evitar su participación en la segunda vuelta. Sin embargo, la ciudadanía salió a las calles a defender su voto con el lema: “en las urnas, no en las cortes”, en referencia a los amparos interpuestos por partidos políticos que no aceptaban su derrota.
“El pueblo de Guatemala ya decidió, me parece que las instituciones están realineándose. El primer ejemplo fue el Tribunal Supremo Electoral que empezó siendo funcional a la coalición maliciosa y después asumió una posición más bien independiente y responsable”, dijo Sáenz.
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Para Sáenz de Tejada, aunque la candidata presidencial Sandra Torres usó el clientelismo para duplicar los votos obtenidos en la primera vuelta, los 1.4 millones que ganó no le fueron suficientes para alcanzar a Arévalo que cuadruplicó los votos. En la primera vuelta obtuvo 654,534 votos (11.7%) y el pasado 20 de agosto, más de 2.4 millones (60.9%) de guatemaltecos le confiaron su sufragio.
Si se observa los resultados por municipio, el cambio demográfico, el cambio generacional y tecnológico son factores que influyeron en la victoria de Semilla, afirma el analista.
“El cambio demográfico tiene que ver con que Guatemala es cada vez menos un país rural”, dijo Sáenz de Tejada. Ahora no solo las conocidas ciudades intermedias han avanzado en su desarrollo económico sino también otras cabeceras municipales e incluso aldeas influenciadas por las remesas y porque una parte de la población no solo vive en las zonas urbanas, sino que también desarrolla ahí sus actividades, explicó.
En cuanto al voto joven, la mayoría de analistas coinciden que el presidente electo no solo recibió el apoyo de la juventud, sino que también fue promovido por este sector de la sociedad. “En esta elección, como en ninguna otra, fueron los jóvenes que comunicaron a los adultos, a los padres y abuelos la existencia de este proyecto quienes los contagiaron en el entusiasmo y eso lo expresaron en el voto”, comentó Sáenz. Y el tercer punto, el tecnológico, se evidenció en las redes sociales que no solo han creado opinión pública sino también llevan información.
El historiador y analista político, José Alfredo Calderón, coincidió con Sáenz y recordó que la creatividad que utilizó Semilla para hacer campaña en las redes sociales también hizo que el proyecto político creciera a pesar de no contar con financiamiento.
“La política son más emociones que razones, pero todo en conjunto dio como resultado esta victoria”, dijo Calderón.
Es las redes sociales también han tenido eco las convocatorias a las protestas en contra de los funcionarios que buscan desconocer el triunfo de Semilla también han sido replicadas por quienes atienden el llamado y salen a las calles a defender la democracia. Estas acciones también han recibido el respaldo de la comunidad internacional que a través de reuniones extraordinarias ante el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos han expuesto el frágil estado de la democracia, la poca independencia de las instituciones del país y la “excesiva” judicialización del proceso electoral.
A través de la historia del país, los guatemaltecos han salido a las calles a defender su voto y la democracia. Según recuerda Sáenz, entre las que han marcado momentos claves son las protestas de marzo y abril de 1962 tras el fraude electoral en las elecciones del Congreso, las de mayo de 1993 tras el intento de autogolpe de Estado del expresidente Jorge Serrano Elías y las de 2015.
“Los guatemaltecos no han dejado de movilizarse y eso es lo visible”, resaltó Sáenz. Además, recordó que las bases de Semilla están conformadas por politólogos y universitarios menores de 40 años y ahora 23 de ellos estarán en el Congreso. “Estamos viendo la irrupción de esa nueva generación política pero que tiene la gran responsabilidad de responder las altas expectativas del pueblo de Guatemala”, dijo.
Por aparte, Calderón coincidió también que sin la juventud universitaria “difícilmente estaríamos hablado de este triunfo”. Agregó, que Semilla ganó a pesar de tener en contra al oficialismo, a empresarios conservadores, a plataformas políticas e iglesias evangélicas. “Semilla prácticamente estuvo con el apoyo del pueblo y con una campaña pobre pero muy creativa logró la victoria”.
La noche del domingo de agosto, cientos de ciudadanos se autoconvocaron en la Plaza Obelisco de la zona 10 y sobre la Avenida Las Américas para celebrar el triunfo de Arévalo y Herrera. La escena se replicó en parques de diferentes departamentos y municipios del país.
“Este apoyo en las calles debe ser permanente para que Arévalo se siente respaldado y que la alianza criminal, que sigue queriendo dar golpes a esta victoria democrática, lo piense dos veces”, afirmó Calderón durante una entrevista para Prensa Comunitaria.
Este fin de semana, las protestas continuaron a nivel nacional. “El pueblo de Guatemala no está dispuesto a permitir que se le arrebate el triunfo y lo que reconoce como el inicio de una nueva primavera”, agregó Sáenz.
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