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En las elecciones generales de Guatemala 2023, de veintitrés binomios presidenciales formalmente inscritos, dos postulan a mujeres para la presidencia: Sandra Torres y Zury Ríos, por lo que realizamos una verificación feminista de sus campañas de comunicación para comprender ¿Si son una opción de cambio para las mujeres y sus necesidades?

Por Prensa Comunitaria

Han pasado 233 años desde que Olympe de Gouges, abrió el camino para exigir la igualdad de derechos y se atrevió a escribir y criticar el sistema patriarcal blanco. Pasaron 82 años para que la primera mujer guatemalteca, Graciela Quan, se graduará de la carrera de Ciencias Jurídicas y Sociales, y junto a otras mujeres revolucionarias en 1944, comenzaran la lucha por el derecho al voto de sus pares en Guatemala.

Han pasado 59 años desde la declaración del voto universal en el país, y apenas se ha abierto la brecha de participación para altos cargos del gobierno. En los comicios del 2023, de cuarenta y seis puestos, solo cuatro son ocupados por mujeres en los binomios que buscan el mando del Gobierno, dos aspiran a ocupar la vicepresidencia: Karin Herrera por el Movimiento Político Semilla y Mónica Enríquez por la coalición URNG-Maíz/Winaq y dos a la presidencia, Sandra Torres y Zury Ríos.

Una tercera candidata, Thelma Cabrera, mujer maya Mam, que en la elección pasada llegó al cuarto lugar y habría tenido altas posibilidades de llegar más lejos, fue excluida. Es la primera mujer indígena en llegar a este punto, y pese al revés que recibió por parte del Tribunal Supremo Electoral al no permitir que compitiera junto a su vicepresidenciable, el exprocurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas, sigue al frente del partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) haciendo una campaña en tierra con pocos recursos, pero movilizándose hacia los territorios donde su partido tiene presencia.

Según el Tribunal Supremo Electoral el total de personas empadronadas es de 9.3 millones de las que el 54% son mujeres. No obstante, de 45 mil 593 personas inscritas a optar cargos en las elecciones 2023 (binomio presidencial, diputadas y diputados por distritos, diputados y diputadas para listado nacional y alcaldías) sólo 9 mil 670 son mujeres, representado el 21.2% de las candidaturas.

Esto no expresa lo que las mujeres han anhelado desde hace siglos: igualdad de derechos civiles y políticos. Sandra Morán, quien fue la primera diputada abiertamente lesbiana y feminista en el Congreso de 2016 a 2019, explica que: “se ratifica que las mujeres seguimos en desventaja de manera permanente y que, si no logramos hacer leyes, esto no cambiará”.

En Guatemala la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público y hasta el mismo Tribunal Supremo Electoral están presididos por mujeres señaladas de relentizar procesos incluidos el acceso a la justicia. Con sus acciones dan cuenta del retroceso democrático que vive el país, hasta parecen anunciar la llegada una especie de modelo híbrido de poder, que se acerca cada vez más a una dictadura, algo sintomático de la región centroamericana. El hecho de que sean mujeres las que están al frente de instancias importantes del Estado, según Ana Silvia Monzón, académica feminista, “se trata de una refuncionalización del sistema patriarcal, en donde las mujeres no necesariamente por serlo llevan una agenda de los derechos de las mujeres”.

Silvia Valdés presidenta de la Corte Suprema de Justicia de la República de Guatemala y del Organismo Judicial. La magistrada presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Irma Elizabeth Palencia Orellana y María Consuelo Porras Argueta, Fiscal General de la República y Jefe del Ministerio Público.

Para responder, ¿Cuál es el perfil de Zury dentro de su estrategia de comunicación electoral? ¿Cómo refleja a las mujeres en su campaña? y ¿Qué importancia tienen los derechos y las problemáticas de las mujeres en su narrativa?  Se analizaron los vídeos colgados en sus redes de TikTok y Twitter del 27 de marzo, día que oficialmente inició la campaña, al 7 de mayo del 2023. A continuación, algunas anotaciones.

Dos mujeres punteando alto por la presidencia

Zury Ríos Sosa de cincuenta y cinco años, fue diputada al Congreso de la República durante 16 años consecutivos, de 1996 a 2012, es conocida por ser hija de José Efraín Ríos Mont – sentenciado por genocidio en 2013-, ha intentado ser presidenta dos veces, en el 2015 y en el  2019, pero fue vetada su participación por un asunto constitucional. Investigaciones periodísticas, señalan que ha alcanzado este protagonismo por el poder heredado o construido, y sus influencias  en distintos niveles de la política donde se les asocia a círculos de poder.

Zury y su única contrincante Sandra Torres, han puntuado en el segundo y cuarto lugar respectivamente, según la intención de voto de la encuesta de Prodatos publicada el 2 de mayo del 2023 en Prensa Libre.

Además, señala que Sandra tiene un 34.8% de anti-voto y Zury 12.9%, con mayor tendencia en el área metropolitana. Sandra ha llegado a competir dos veces en segunda vuelta y ha sido derrotada por sus dos contrincantes hombres: en 2012 contra Otto Pérez Molina y en el año 2016 contra James Ernesto Morales reconocido como Jimmy Morales.

 

En un artículo del medio Plaza Pública de las elecciones del año 2019, el analista político David Martínez, explicó que a Sandra Torres le resulta “imposible hacerla penetrar en los distritos urbanos, que son en definitiva, quienes colocan presidentes: Ni la agenda de seguridad democrática tradicional en la UNE ni los esquemas de política asistencialista son de apetencia en el marco urbano”. Según Martínez el votante rural, el fuerte de la candidata, no tiene la misma motivación si ya se ha elegido a su candidato municipal. En estas elecciones ella ha desplegado una campaña tierra significativa en la región central y se ha mantenido en el primer lugar de conversación digital.

En cuanto a la caída de intención de voto de Zury Ríos, Concriterio del tres de mayo de este año, explica que le tiene en contra asumirse como una mujer “distanciada del electorado: “no se le ve tan activa en redes sociales, y acá (en la ciudad de Guatemala) se tiene que tomar en cuenta el voto de la juventud”. En el último mes, esto ha ido modificándose y ha elevado su presencia en redes sociales, compitiendo de forma cerrada con Edmon Mulet y Sandra.

No obstante, los mensajes de odio y anticampaña que desatan, a ambas las persigue también un discurso de misóginia y de violencia estética. Esto conlleva a que el electorado y la sociedad, vea en segundo plano su ideología, o sus propuestas y lo que está detrás de las mismas, mientras se distraen, fortaleciendo una idea de que la conversación que las rodea sea desde una lógica machista  A Torres la han asociado a la clásica imagen de mala mujer, la voz popular cree que cuando fue primera dama de la nación era ella, y no el presidente Álvaro Colom, quien tomaba las decisiones.

A Ríos, la persiguen dos sombras de su pasado, primero por ser la hija de un fallecido militar golpista y enjuiciado genocida en Guatemala, y la segunda por haber estado casada cinco veces. Además, a ambas se les supone estar vinculadas con redes de poder, que considerando la cultura machista y conservadora, podrían ser  elementos trasversales en su contra. Ambas son mujeres fuertes y con una trayectoria política larga. Por otro lado, ambas han suscrito una agenda conservadora y antiderechos, y se acompañan de hombres que representan al statu quo, militares, pastores evangélicos y empresarios.

 La campaña: imagen y presencia

Hay códigos de vestimenta que no todas las mujeres en política están dispuestas a romper, Sandra y especialmente Zury se apegan a ellos, vistiendo la mayoría del tiempo como ejecutivas, con sacos, blusas formales, y si usan falda, el largo será por debajo de la rodilla. También visten pantalones generalmente de tela, abrigos preferiblemente, en lugar de chaquetas de cuero o de mezclilla. En cuanto al maquillaje y accesorios, según estas reglas de protocolo deben ser discretos.

Según estas reglas, las mujeres en política deben cuidar su imagen más que los hombres, porque en el fondo persiste la idea conservadora de que las mujeres se deben a su casa y no para estar al mando de asuntos de Estado y de la esfera pública. Deben mostrarse con recato si no desean que los debates de su participación giren en torno a su apariencia.

Las presidenciables se ciñen al arquetipo de mujeres de clase alta, adineradas, como aquellas que retratan las telenovelas en Latinoamérica. Ambas tienen el mismo diseño de cabello: corte, color y peinado y con frecuencia recurren a vestimenta blanca y complementos con los colores de su partido. Alejandra Hernández, psicóloga social con maestría de estudios de género explicó otros significados:

“El color blanco denota tranquilidad, paz, claridad. Arquetípicamente en una sociedad patriarcal también simboliza la castidad: la viuda que hace mucho no conoce una vida sexual activa y la mujer que, aunque haya tenido varios vínculos, los ha consagrado a través del matrimonio”.

Zury se muestra como una mujer sumisa, publicando fotografías en donde parece estar en oración. En sus discursos las presidenciables defienden el mito de la conformación de familia cristiana: papá, mamá e hijos, el modelo de la familia heteropatriarcal.  En opinión de Alejandra, “esto no significa que existan sectores ultraconservadores que la desaprueban”.

Para convencer a otros sectores, usan indumentaria maya y aunque han generado fuertes críticas al respecto, como en el 2018 cuando Zury visitó Nebaj, hacen oídos sordos. Aura Cúmez, socióloga maya Kaqchiquel dice que este recurso de imagen se desgasta con las elecciones:

“Los elementos culturales que utilizan las y los candidatos, en el caso de la vestimenta, la portan de manera folklórica y oportunista para hacer creer a la población que son cercanos y hay un descaro en mostrar que los pueblos indígenas no tienen importancia”.

Para Aura Cumes que las políticas y políticos portan la indumentaria de las poblaciones indígenas, no es una apropiación cultural. Son adornos, son cosificación, son folklore y no ven a la población indígena como sujetos políticos.

Cumes, también piensa que cada vez este recurso de imagen tiene menos efecto en la población y que “también hay personas indígenas que se prestan a ponerles estas prendas a las candidatas. Lo siguen haciendo, porque de alguna manera les ha atraído votos, pero me parece que puede ser relativo”.

Campaña política de Zury Ríos

1. El Personaje

En su campaña Zury habla con tono fuerte y seguro, en ocasiones lo sube hasta percibirse amenazante y superior. A la vez que su mirada es directa y penetrante. A diferencia del tono histriónico burlón o el de finquero influenciador de sus contrincantes como Carlos Pineda y Manuel Villacorta.

En los vídeos cortos producidos en estudio, aparece siempre vistiendo sacos ejecutivos y blusas blancas. Ella es el centro de la campaña, su vice presidenciable, Héctor Cifuentes permanece invisible, tampoco la acompaña en las jornadas de campaña tierra.

En terreno a Zury, se la ve con sombrero y vestidos blancos, evoca la moda de las mujeres hacendadas de clase alta. El experto en campañas políticas Moisés Castellanos, reflexiona sobre la estrategia de imagen de Zury: “En cuanto a imagen quiere representar la pureza, las manos limpias, usando el blanco como un lenguaje político de neutralidad. Los sacos y la formalidad nos dicen que ellas son quien toma las decisiones”. El sombrero representa “el toque de hombre como lo hizo Xiomara Campos presidenta de Honduras para convencer a la audiencia de LIBRE, el partido de oposición”, agregó. Luego de revisar la estrategia de imagen y de campaña, identificamos tres aspectos:

La mujer con poder: con vestimenta y postura rígida alza la voz carrasposa masculinizada juega con la imagen de heroína señalando delitos y ofensas de los políticos corruptos a quienes promete eliminar. Generalmente sale sola, a excepción de un vídeo de respuesta a el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, en donde se presenta amenazante, rodeada de hombres.

La mujer sumisa: “hija de dios”, ha usado recursos fotográficos donde se le muestra con los ojos cerrados simulando estar en oración, en su discurso dijo reconocer los mandatos de la biblia, especialmente cuando se trata de la familia.

La mujer dulce empática: con voz quebrada, cuando habla de cómo otros gobiernos han saqueado a la gente, habla de “dar más y quitar menos”, refiriéndose al manejo de los impuestos, también parece amigable cuando sale a terreno abrazando y besando a todas las personas a su alrededor, usa filtros que le suaviza las facciones duras, ojos brillantes y elementos rosa en su vestuario. Incluso utilizó un extracto de la más reciente película del video juego Mario Bros, el reel de la princesa Peach, una princesa dulce y clásica que gusta del color rosa. Ella es una buena monarca, siempre sonríe y se lleva bien con el resto de personajes.

Moisés explica que a la candidata se le perfila como una mujer noble: “Zury no es la madre, ella pareciera ser esta mujer digna, la princesa de Guatemala, que la va a salvar con poder y amor. Los vestidos nos recuerdan a Peaches y es totalmente intencional que en TikTok hayan tomado esa escena. Gobernar siendo inmaculada siempre”.

2. Las Narrativas

La campaña de Zury tiene tres slogan, tres ideas con ritmo que condensan las promesas de campaña: Un gobierno que dé más y quite menos, quitar menos, lo repite cuando argumenta la necesidad de quitar impuestos a las empresas, y a las importaciones. Un gobierno honesto, valiente y para toda la gente, un gobierno valiente que, según la campaña, se atreva a combatir la delincuencia como otros gobiernos no lo han hecho por eso siempre ofrece seguridad.  Ahora sí, el pueblo manda, idea con la que quiere implantar que ella es un instrumento del pueblo, “una servidora de la nación”, según Zury.

Público objetivo

Pareciera dirigirse solo al electorado necesitado de seguridad, en varios sus vídeos y entrevistas recurre a anécdotas de criminalidad, delincuencia y corrupción.

La palabra seguridad se pronunció al menos doce veces en los veintiséis vídeos analizados y también es el apartado número uno de su plan de gobierno. Pero ofrece soluciones triviales como poner cámaras en cada esquina. “Aplicaremos el modelo salvador con firmeza, además con el apoyo del Congreso aprobaremos la ley para aplicar la pena de muerte para asesinos y violadores de niños”, asegura Ríos en uno de sus vídeos de campaña.

Marcela Lagarde, teórica feminista, ha analizado en diversas de sus publicaciones y especialmente en su libro Los cautiverios de las mujeres, que para participar en la vida pública las mujeres tendrán que sortear los estereotipos de género, rasgos de subordinación, edad o la mentalidad androcéntrica. La campaña de Zury Ríos, no cuestiona arquetipos o los roles de las mujeres en el sistema patriarcal, por el contrario, se emplean narrativas de persuasión, que plantean a la mujer política que abraza la ideología o legado de gobernantes masculinos.

Para mediarlo utilizan símbolos masculinos como la retórica de su padre, de quien dice aprendió de política, o el presidente de El Salvador, Nayib Bukele de quien imitará las buenas prácticas sobre control de pandillas y criminalidad.

Moisés que además es salvadoreño, analiza el fenómeno: “Hay un partido Nuevas Ideas en Costa Rica, y me llama la atención que el celeste que usa Zury, porque está dentro de la escala del color cian, como el de Bukele; quieren transmitir que una enorme manta celeste está cubriendo Centroamérica”. Para Moisés la campaña de Zury no tiene las mismas estrategias de Nayib Bukele, presidente de El Salvador, ya que él se dirige a las juventudes y con su imagen quiere transmitir frescura e innovación, alguien que no se vinculaba con la vieja política. “La estrategia no es la mejor, porque usa como referentes a su padre y al presidente de El Salvador, y son dos narrativas que ella no controla, cualquier equivocación que pase en el gobierno de mi país, podría llegar a perjudicar lo que ella propone”, agregó el especialista.

3.   Promesas de la campaña

Aunque Zury Ríos promete abarcar problemas básicos como economía, modificaciones en la recaudación de impuestos, recursos naturales entre otras, nos enfocamos en dos: pena de muerte y muerte civil.

Sobre la pena de muerte, la ha abanderado durante su carrera política la pena de muerte, y aunque no es aplicable en Guatemala, en una entrevista con un medio de Alba visión, el 3 de abril de este año, Zury dijo que “el Pacto de San José ratificado en Guatemala que prohíbe la pena de muerte, no afecta a delitos anteriores”.

No obstante, a nivel formal legal, su implementación, sería un poco difícil, María del Carmen Peláez, politóloga, clarifica:

“No es una cuestión que dependa únicamente del Estado ni mucho menos de la presidencia del Gobierno. Estamos sujetos a una comunidad internacional a la que nos hemos sometido voluntariamente, por ejemplo, formar parte del Sistema Universal de Derechos Humanos, es decir de las Naciones Unidas, y también al sistema regional es decir de la Comisión y la Corte Interamericana y en ambas instancias, hay tratados que impedirían que se aplique la pena de muerte. Más parece una promesa populista, Jimmy Morales, también Giammattei la usaron y no la cumplieron”.

Muerte civil, otra propuesta que ha impulsado desde mediados de abril, sería aplicada para ahogar de financiamiento o fuentes de trabajo con el Estado, a personas condenadas por actos de corrupción. Pelear contra la corrupción es la narrativa más recurrente en temporada electoral. Pese a esto, ella se opuso a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en el país.

Estudios sobre percepción social encuentran que la población ha normalizado la corrupción, una publicación de Diálogos en 2014, mostró que el 37.9% de los guatemaltecos cree que la corrupción es muy común, un 39.7% lo ve como común. El 18.6% piensa que es algo “poco común” y finalmente tan solo el 3.8% cree que es “poco común”.

4. Las mujeres en la campaña

Zury asocia a las mujeres con el cuidado “de nuestros chiquitos”, -así se refiere a la niñez-. Las mujeres aparecen en la campaña como complemento de la personalidad dulce y empática, y cuando se quiere denotar cercanía a las masas o con los pueblos indígenas. La postal abrazando a varias de ellas es común.

 Aunque la campaña no se dirige a las mujeres en sus diversos intereses, ni a las problemáticas que afrontan. En los 15 apartados de su Plan de Gobierno, no existe uno específico para las mujeres y sus necesidades. “Sin mujeres, la narrativa es patriarcal, porque las condiciones políticas para nosotras ya cambiaron, somos más visibles que nunca antes”, señaló Alejandra Hernández.

 Además que ha hecho explícito su rechazo a la agenda 2030, que contiene lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Muchos de sus candidatos en contraposición a dicha agenda, dicen que ella Zury es “VALOR, autoridad y carácter, será presidente”. En un mitin Zury afirmó que “tenemos nuestra propia agenda para servir a la gente de Guatemala, nuestra agenda es la 4-40, cuatro años de trabajo para consolidar 40 años de desarrollo y crecimiento”.

Al respecto de las mujeres que llegan a la política, en un contexto de infra representación Ana Silvia Montón es enfática:

“Si bien no se les puede pedir un posicionamiento feminista, sí deben poner en el centro a las mujeres para que accedan a una ciudadanía plena, entendida como el goce de todos los derechos, inclusive los sexuales y reproductivos”.

Hoy en Guatemala las mujeres representan el 54% del padrón electoral, van arriba en el censo poblacional nacional 51%, y se encaminan a ser la mayoría en la cifra del sostén económico de sus hogares haciéndolo en precariedad, sufren de acoso, violencia y femicidios diariamente

¿Presidente o presidenta?

Zury es enfática en llamarse “Presidente”, en masculino, pese a que es ampliamente reconocido e implementado por diversos sectores un cambio  en el uso del lenguaje  e incorporar presidenta, para romper los estereotipos que hacen invisibles a las mujeres.

La palabra presidenta está ampliamente validada en textos académicos y feministas. En Naciones Unidas, por ejemplo, incentiva su uso como estrategia para la paridad. Hasta la Real Academia Española (RAE), considera que,  “presidente puede usarse como común en cuanto al género («el/la presidente»), es preferible hoy usar el femenino «presidenta», documentado en español desde el siglo XV y registrado en el diccionario académico desde 1803”.

Zury Ríos, ha acumulado muchas dificultades para participar primero por su limitación Constitucional, por ser la hija de un militar que cometió un golpe de Estado. En este, su tercer intento, logró su inscripción a través de una “resolución amistosa” de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo y pese a su alianza con el partido Unionista. Zury, y sus intentos de quitar del paso a sus contrincantes, como la más reciente, una denuncia contra el presidenciable Edmond Mulet. Todavía cabe preguntarse, ¿Alcanza la estrategia comunicacional para ganar? Analistas políticos, prevén que podría no pasar a segunda vuelta.

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