Créditos: Jorge De León /Prensa Comunitaria
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En 2023 ya se reportan más de 6 mil casos de desnutrición aguda en menores de cinco años, lo cual mantiene a Guatemala como uno de los países con los índices más altos de desnutrición en Latinoamérica.

Por Shirlie Rodríguez

En los tres años que lleva el gobierno de Alejandro Giammattei, son 220 muertes de niños y niñas a consecuencia de la desnutrición. Cada año se ha incrementado la cifra reportada por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).

Iván es un niño de dos años y medio, los primeros meses de su vida tuvo que estar resguardado en el Hospital Regional de Occidente a consecuencia de un caso grave de desnutrición. Su madre, es una joven de 20 años, originaria de Coatepeque, municipio de Quetzaltenango.

La joven madre prefiere no dar su nombre, porque durante el tiempo en que estuvo en el proceso con su hijo, en su comunidad fue vulnerada y juzgada. Para este relato la llamaremos Sandra.

Sandra dice que tuvo a Iván a los 18 años, su esposo es un par de años mayor a ella y viven en la casa de su suegra. Cuando nació Iván, en el hospital de Coatepeque le indicaron que estaba bajo de peso y talla y por lo tanto debían darle atención especial.

Luego de al menos dos semanas, pidieron el traslado a Quetzaltenango, un familiar les recomendó esta medida para tener más apoyo familiar. En este centro asistencial siguieron con la atención para el niño por tres meses.

Sandra dice que lo más difícil es ese momento en el que salió para atender a su hijo desde su casa, porque ya se convirtió en su completa responsabilidad. En el hospital le entregaron unos alimentos especiales para dárselos al menos tres veces al día, con esto se fue recuperando.

La falta de recursos fue el factor que provocó este caso de desnutrición. Sandra cuenta que su esposo es atiempador (quienes se encargan de llenar el transporte público) y a veces su ganancia diaria es de Q50, con esto tendría que alimentar a una familia de seis personas.

“En la casa con mi mamá vivimos nosotros tres y mis dos hermanos, aún están pequeños y no pueden trabajar, ahora debo ir al Centro de Salud por los atoles que me dan para el nene, pero a veces no voy por la falta de dinero para mi pasaje”, dice Sandra.

Este es solo un caso de los miles que en el territorio nacional suceden a diario. Las estadísticas del MSPAS, reportan un incremento de los casos de desnutrición aguda en los últimos cuatro años, representa un 38%. Los departamentos en mayor riesgo son Izabal, Escuintla y Chiquimula.

En la mortalidad también hay aumento, en 2022 se registraron 68 decesos, un año anterior fueron 61 muertes. En la quincena de marzo en el municipio de Panzós, Alta Verapaz, se reportó la muerte de tres niños a consecuencia de la desnutrición, los primeros registrados en este año.

La municipalidad de esta localidad se declaró en alerta naranja por estos casos porque temen a que la cifra aumente por la sequía que hay en el territorio.

Más de 76 mil casos

Los primeros tres meses de 2023 muestran 6 mil 507 casos a nivel nacional, en 2022 el reporte era de 4 mil 731, evidenciando el incremento de un año y otro.

Las estadísticas reflejan que, en los cuatro años del gobierno de Jimmy Morales, los casos de niñez con desnutrición aguda fueron 64 mil 397 en total y en lo que va del gobierno de Alejandro Giammattei van 76, 312.

En Quetzaltenango los municipios más afectados por la desnutrición infantil son los municipios de la costa sur, Palestina de Los Altos y San Juan Ostuncalco.

El delegado de la Secretaría en Seguridad Alimentaria (SESAN), Cristian Gonón, aseguró que en cada uno de los municipios de Quetzaltenango hay casos, y en el año se reportan ya 169 niños y niñas con desnutrición. De estos solo 23 son los recuperados.

Gonon dice que durante los últimos años ha sido evidente el incremento de los casos de desnutrición, al inicio de la pandemia por COVID-19, descendieron, pero por el confinamiento ni se realizaron los procesos de campo para identificar casos.

En este periodo del gobierno de Alejandro Giammattei, la atención para la desnutrición se hace a través del programa Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, la cual no ha representado ningún cambio.

Así lo expresa Alberto Funes, quien trabajó como promotor de salud en los últimos tres años. Refiere que cada presidente tiene un plan que es el mismo, pero solo se disfraza con otro nombre.

“No son suficientes los esfuerzos, los monitores que llegan a las comunidades tampoco son suficientes y la atención no es la ideal. Por eso estos programas no llegan a cubrir y dar atención a todos los que lo necesitan”, agregó.

Presupuesto insuficiente y voluntad política nula

Para 2023 se asignó un presupuesto de Q10 mil 694.3 millones, lo cual representó Q476.7 millones más que en el año pasado. Este recurso es utilizado por 17 instituciones que trabajan para el Plan Operativo Anual de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Proasán).

Para Carmen Alvarado, este presupuesto es insuficiente cuando el principal uso que se da es para el pago de planilla y las metodologías siguen siendo las mismas. Ella, junto al equipo de la Asociación 32 Volcanes operan en Quetzaltenango y atienden casos de desnutrición.

Esta organización lleva más de una década trabajando con niñez de distintos municipios de Quetzaltenango y Sololá, y funcionan a través de donaciones. Uno de sus principales objetivos es recuperar los casos de la niñez con desnutrición.

A base de un alimento fortificado que incluye Incaparina, dan acompañamiento a las madres y padres de familia para que los niños y niñas sobrevivan. En su plan está dar educación a las familias para que sean independientes y el proceso de recuperación sea funcional y constante.

Alvarado critica la falta de atención del gobierno para estas emergencias y priorizar otros gastos y recursos del Estado cuando estos deberían ser dirigidos a los miles de niños que están con este padecimiento.

Flor Domínguez, es nutricionista y explicó que, durante el proceso de recuperación de un niño con desnutrición, es de vital importancia que se tengan nuevos y mejores hábitos nutricionales, lo cual en un entorno como el del país, es complejo seguir.

“En los centros de salud hay al menos una persona profesional de la nutrición, pero no es suficiente para dar una atención personalizada para cada paciente que llega. Mientras no se invierta más en esto, los esfuerzos son insuficientes”, agregó.

Andrea ahora sigue en el proceso de recuperación de su hijo, lo cual conlleva a que ellos como familia también tengan acceso a otros ingresos económicos porque los costos de la canasta básica se elevaron.

Las autoridades del Centro de Salud en Xela aseguran que desde 2020 costó que la población regresara a la atención de los casos de desnutrición, podría ser por el temor a los contagios de COVID-19 o la falta de recursos para movilizarse.

Cristian Gonón, delegado de SESAN comentó que también el incremento de los precios de los combustibles provocó que aumente el precio de los alimentos y esto tiene un reflejo en los casos de desnutrición.

Según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018 que publicaron las agencias de Naciones Unidas FAO, OPS, UNICEF y WFP, en Guatemala el 46.5 % de niños están desnutridos. Los más afectados son niños en áreas rurales y poblaciones indígenas.

El MSPAS reporta que los tres departamentos con mayor riesgo a la desnutrición aguda son Izabal, Escuintla y Chiquimula. La edad de los niños más afectados es desde los seis meses hasta los dos años.

Mientras los casos de desnutrición en el país aumentan, sigue en curso el año electoral y este es un tema que no abordan las propuestas de candidatos porque cada periodo de cuatro años, maquillan el problema con programas insuficientes y escasos ante la gravedad.

 

 

 

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