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CUSAM: el trabajo, la familia y los estudios se integran en la defensa de la autonomía universitaria

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Créditos: Nelson Chen
Tiempo de lectura: 8 minutos

 

Infraestructura digna, mejor calidad educativa, detener la criminalización y persecución, contar con representación ante el Consejo Superior Universitario, son algunas de las peticiones del sector estudiantil del Centro Universitario de San Marcos, un grupo de mujeres y hombres que combinan su trabajo, familia, estudios y la defensa por la autonomía universitaria.

Por Shirlie Rodríguez

Desde mayo de 2022, los pasillos del Centro Universitario de San Marcos (CUSAM) se quedaron en silencio, las paredes de las aulas, pintadas de amarrillo y café, están vacías y oscuras ante la ausencia de las mujeres y hombres que las llenaban. La quietud del lugar se interrumpe mientras irrumpen los pasos de una visita que quiebran las hojas secas acumuladas en los patios del edificio.

La maleza ha crecido, se escucha el viento golpear contra las ramas de los árboles que están al centro de este edificio, que antes fue un hospital y en el que se improvisaron instalaciones universitarias. La comunidad ha denunciado constantemente las precarias condiciones en las que reciben clases.

En algunas de las habitaciones de este antiguo edificio están acumulados los escritorios, que durante las clases presenciales, fueron insuficientes para la cantidad de personas que llegaban al CUSAM. Según datos de 2022, más de 7 mil estudiantes están inscritos para las 12 carreras que ofrece. El espacio y las condiciones adecuadas es una de las principales demandas de los estudiantes de la resistencia.

El CUSAM se encuentra resguardado por estudiantes en resistencia desde el 23 de mayo de 2022, quienes ante las denuncias de fraude en la elección de Walter Mazariegos, se organizaron para exigir ser escuchados y que respeten los procesos electorales, que es parte de las garantías que proporciona la autonomía universitaria.

De esa manera se unieron a la movilización que inició en el campus central de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), pero también piden que las autoridades atiendan sus demandas a nivel local.

Foto: Shirlie Rodríguez / Prensa Comunitaria

El movimiento estudiantil universitario en este departamento inició cuando Walter Mazariegos llegó la Rectoría excluyendo a candidatos y evitando que los cuerpos electorales estudiantiles ejercieran el voto. Esperaron a que la Asociación de Estudiantes se pronunciara pero no ocurrió. Al menos 15 estudiantes decidieron tomar acciones ante la inacción de su representación estudiantil. La primero que hicieron fue convocar y luego trasladarse al CUSAM para tomarlo y así empezar la organización con estudiantes de otras carreras.

Mas de ocho meses han pasado. No han sido fáciles. Algunas noches el viento es tan fuerte que choca con las láminas y, junto con el frío, hace imposible el descanso para quienes tienen el turno de noche en el centro universitario. Así lo cuentan los estudiantes que hasta ahora combinan su trabajo, familia, estudios y la defensa por la autonomía universitaria.

Cupressus, el seudónimo que elije uno de los estudiantes en resistencia, cuenta que es el primero de su familia en acceder a la Universidad. Por un tiempo, dice, trabajó en la municipalidad de San Marcos, pero para concretar sus planes de estudios superiores, se dedicó a ser piloto de una empresa del transporte público. Eso le permitía contar con más tiempo para cursar las materias de la carrera de Agronomía.

La motivación por apoyar al movimiento de resistencia dijo Cupressus, es porque quiere que las futuras generaciones tengan acceso a la universidad pública, porque no todos pueden pagarse una educación privada y, esa, considera, es una de las razones por las que fue creada la USAC, para darle las oportunidades a quienes tienen las ganas y la capacidad, pero no los recursos económicos.

La experiencia que le ha dado la resistencia estudiantil ha sido rica pero al mismo tiempo nada sencilla. Las horas que le dedica al movimiento, le resta tiempo para compartir con su familia y dedicarse al trabajo. Además, se enfrenta a la criminalización que hacen las autoridades de la universidad en contra de quienes se oponen al proceso que ha sido señalado de fraudulento y que llevó a Walter Mazariegos a la Rectoría de la USAC.

“Me motiva continuar en la lucha porque mis hijos van a estar interesados en estudiar a nivel superior y, con la situación económica de Guatemala, defender la autonomía es vital para que ellos tengan el acceso”, comentó.

Los estudiantes que resguardan el edificio realizan turnos para su seguridad, al inicio de la protesta contaban con el apoyo de la población y de organizaciones de sociedad civil, que le apoyaban alimentos y otros insumos que han requerido durante este proceso. Actualmente disminuyó la ayuda y los estudiantes que no pueden acompañarlos, hacen donaciones económicas para que puedan comprar alimentos.

“Por historia, la USAC siempre ha tenido participación en los hechos políticos a nivel nacional. El llamado a la comunidad universitaria es que se manifiesten. Hay quienes quieren apoyar pero se ven oprimidos, pero mi llamado es que alcen la voz, la Universidad no es solo de nosotros y el beneficio es para toda la población”, agregó.

Los integrantes de la resistencia han recibido apoyo de los estudiantes de distintas carreras y también de catedráticos, pero muchos de ellos fueron intimidados para evitar que respaldaran al movimiento.

Una de las razones por las que los estudiantes resguardan su identidad y evitan dar sus nombres se debe a la criminalización de las autoridades de la Universidad, principalmente desde el Consejo Superior Universitario (CSU).

El pasado 1 de febrero, un grupo de personas llegó hasta el centro universitario y cortó las cadenas que colocaron los estudiantes e intentaron ingresar. La Coordinadora de Estudiantes del CUSAM retomó el control de ese módulo. La comunidad en resistencia condenó la agresión y el poco empático comportamiento, porque ellos han buscado el diálogo con las autoridades y recibieron una respuesta negativa.

Los estudiantes lograron identificar a quienes intentaron ingresar a las instalaciones. Según relataron fueron algunos de los que tienen cursos pendientes y están en proceso de recuperación y, podrían estar siendo presionados para actuar de esta forma, aseguran.

Luego de estos incidentes, tomaron la decisión de soldar la puerta de ingreso al módulo para evitar que nuevamente intentaran ingresar, porque el director del Centro, Carlos Barrios Morales, no tuvo un acercamiento previo para entablar el diálogo y escuchar sus peticiones.

Foto: Shirlie Rodríguez / Prensa Comunitaria

La resistencia del CUSAM está dispuesta a entregar las instalaciones, ubicadas en la zona 3 de la cabecera de San Marcos. Buscan que el Consejo Directivo llegue a la sede inicien el diálogo y con un memorial se comprometan a plantear las necesidades que tienen como estudiantes ante el CSU.

Otra de las peticiones y condiciones que los estudiantes plantean para entregar el Centro es que no sean criminalizadas las personas que se involucraron, pero ya recibieron información en la que les indicaron que ya han sido identificados por las autoridades universitarias para después iniciarles un proceso que afecte su formación académica.

Micelio es una joven estudiante también de Ingeniería y dijo que esa condición es inevitable, porque las acciones emprendidas contra el estudiante Camilo García, es una forma de intimidar a quienes están participando en los diferentes movimientos estudiantiles.

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“Manifestamos por el fraude y queremos que se abra el diálogo en Guatemala. Peleamos porque sea transparente. Nuestra petición es que no haya represalias porque hay un motivo grande por el que estamos aquí: tenemos que limpiar nuestra casa”, refirió.

Por otro lado, la participación de mujeres ha sido escasa, pero hay quienes están acompañando este movimiento, cuenta Micelio. Una de las razones es porque una de las carreras que más presencia tiene en estas acciones es Agronomía y las mujeres que la estudian son pocas. Ella, como sus compañeros, se han apoyado en su familia para participar en la resistencia, dice que su mamá ha sido una pieza fundamental para mantenerse y otro de sus motivos es porque quiere que sus hijos puedan tener acceso a la universidad pública.

“Somos pocos los estudiantes que tenemos la conciencia social y valora el esfuerzo que se hace de venir acá en la Universidad y no tener la presión de pagar una matrícula mensual, porque no tenemos los recursos para pagar una privada. Es un orgullo que estemos en esta lucha y que la USAC mantenga su autonomía”, agregó. 

Reclaman por infraestructura digna

El CUSAM funciona en un edificio que es propiedad del Ministerio de Salud y que hace más de 20 años fue un hospital. Ha sido modificado constantemente para improvisar más espacios que son utilizados como aulas, pero estas son insuficientes y además están hechas con materiales poco resistentes a las condiciones del clima y el tiempo.

El edificio fue entregado en usufructo a la USAC por 50 años, de los que lleva 36. Se construyeron aulas con material prefabricado y, según los relatos de los estudiantes, era molesto recibir clases en estos espacios porque las paredes son tan delgadas que se escucha lo que sucede en el aula de al lado.

En 2013 este edificio no se pudo utilizar porque el terremoto del año previo dañó la fachada y algunas de las habitaciones que utilizaban como oficinas. Desde la administración del rector Estuardo Gálvez, se hizo la promesa de cambiar el espacio de este centro, pero no se cumplió.

“Que haya infraestructura digna porque este espacio es un préstamo y las instalaciones ya están construidas pero no aptas para la Universidad. Queremos que haya un espacio para recibir una educación de calidad”, explica Gorgojo, otro de los dirigentes estudiantiles que se mantienen en la resistencia en San Marcos.

Él dice que se le ha complicado la participación en este movimiento, porque no es de la cabecera y esto le implica movilizarse desde un lugar lejano. Considera la movilización como el primer gran movimiento estudiantil que tienen repercusión ante la crisis actual que mantiene la Universidad, pero sabe que es un proceso en el cual buscan defender la autonomía universitaria.

Foto: Shirlie Rodríguez / Prensa Comunitaria

El Gorgojo dice que junto a sus compañeros se han adaptado para hacer coincidir las actividades laborales, familiares y la Universidad, porque además de resguardar el edificio, también mantienen reuniones y aportan ideas para buscar soluciones y que sean escuchadas sus peticiones como centros fuera de la capital.

“Es un movimiento histórico y no es como un berrinche el nuestro querer estar acá sino es la conciencia social la que lo llama a uno para estar acá, porque de las áreas de donde uno viene generalmente la educación no llega o es de mala calidad. Hemos hecho los esfuerzos para que los estudiantes se enteren qué está pasando, pero muchas de las unidades académicas están cooptadas y no participan”, explicó.

Actualmente la comunidad universitaria de la USAC se encuentra en resistencia desde el 14 de mayo, cuando Walter Mazariegos fue elegido rector. Una elección en la que no se permitió la participación de otros candidatos. Mazariegos es cuestionado por amplios sectores de la sociedad, por tener presuntamente vínculos a redes de corrupción del gobierno actual. Además, la postura del CSU durante esta administración de facto, ha sido la confrontación con los estudiantes, incluso desconocieron a la Coordinadora General de Estudiantes que ha buscado el diálogo.

A finales de 2021, el CSU acordó el regreso a clases presenciales y dejó en responsabilidad a cada unidad académica la decisión de los detalles, del cual se han excusado algunas autoridades locales para presionar a sus estudiantes a que exigen a los que se mantienen en resistencia, para que entreguen las instalaciones sin dar su brazo a torcer para entablar diálogo.

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Foto: Shirlie Rodríguez / Prensa Comunitaria

En San Marcos, además, los estudiantes en resistencia recibieron denuncias de sus compañeros a quienes les están cobrando el uso de otros espacios para recibir las clases o el pago de servicios básicos, la renta de salones y otros.

Mientras tanto, quienes están en resistencia permanecerán con el resguardo del edificio, dicen que hay más personas que se quieren unir a su movimiento, porque se dan cuenta que los están manipulando para crear choque entre ellos, pero sus demandas no son escuchadas. Esperan al director Barrios Morales para retomar la propuesta de hacer el memorial, evitar la criminalización de quienes participan activamente y así encontrar una solución y entregar las instalaciones.

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