Por Prensa Comunitaria
El año 2022 fue histórico en la lucha contra el fraude en la elección a rector. Aquí presentamos un recorrido de los hechos que propiciaron el resguardo de instalaciones y la resistencia más larga en la USAC.
Abril: inicio de anomalías en el proceso electoral en búsqueda de la Rectoría de la USAC. Se denuncia desde el inicio las violaciones a derechos humanos y abuso de autoridad.
Mayo: se registra la mayor represión y abuso por parte de las autoridades. Los aliados a Walter Mazariegos logran consumar el fraude electoral haciendo uso de su influencia en el Estado, las fuerzas policiales, el CSU, los decanos y en directores de escuelas y centros universitarios.
Mayo: el CSU niega que hubo fraude en la elección a rector de la USAC. La resistencia universitaria busca nuevas elecciones democráticas y autónomas haciendo toda clase de acciones legales y, de hecho.
Junio: sectores en movimiento contra el fraude electoral. Estudiantes, profesores y profesionales se sumaron a las muestras de rechazo, desde diversos territorios y espacios.
Junio: comienza una ola represiva para callar las voces disidentes. Estudiantes sufren graves represiones físicas y legales que atentan contra su integridad.
Julio: la toma de posesión a obscuras que sigue despertando indignación. La resistencia se vuelve un sentir generalizado en la comunidad universitaria, mientras se agrava la situación de corrupción, cooptación e impunidad en la USAC.
Agosto: La voz del estudiante no es escuchada. Las autoridades buscan la reapertura de la USAC mediante la fuerza y no por el diálogo, una ruptura que sigue acrecentando la lucha universitaria.
Agosto/septiembre: en búsqueda de la resolución del fraude electoral. El movimiento multitudinario exige atención, con una comisión de diálogo que no les violente.
Octubre/noviembre: se defiende la autonomía universitaria. La comunidad estudiantil recuerda la Revolución de 1944 que les demanda seguir la lucha por la universidad pública y autónoma del país.
Diciembre: lucha por el diálogo digno con las autoridades. El estudiante exige clases presenciales que serán posibles solo si el CSU brinda las bases para una mesa de diálogo democrática y autónoma.
Se ha hecho realidad en la lucha, que, a mayor represión de las autoridades, el estudiante se organiza más. Este año ha evidenciado que la prolongación del resguardo de las instalaciones depende si el CSU propicia el diálogo digno o si continúa la represión contra la resistencia.
La resistencia contra el fraude en la USAC continua, se reconfigura y sigue buscando las formas de fortalecer la democracia y la autonomía universitaria.