Créditos: El general retirado David Napoleón Barrientos fue designado como nuevo ministro de Gobernación en sustitución de Gendry Reyes Foto Mingob
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El pensamiento del nuevo ministro de gobernación, general retirado David Napoleón Barrientos, a través de sus columnas de opinión: el papel del Ejército, de la PNC, las movilizaciones, la CICIG, los estados de sitio.

Por Prensa Comunitaria

El general retirado David Napoleón Barrientos fue sorpresivamente designado como nuevo ministro de Gobernación (Mingob), en sustitución de Gendry Reyes. Barrientos tiene una destacada carrera como militar, egresado de la promoción 1981, uno de los peores años de la represión durante la guerra, fue Inspector General del Ejército, comandante Kaibil y el ex presidente Otto Pérez Molina lo nombró como sub jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Barrientos también fue asesor del Mingob y de la Policía Nacional Civil (PNC).

Una característica diferencial de Barrientos como militar es que lejos de asumir un perfil bajo tras su retiro y dedicarse a actividades empresariales vinculadas a la seguridad, como hacen la mayoría de sus camaradas de armas en retiro, apostó además por construir un perfil público y político, escribiendo una columna en La Hora desde 2017 hasta 2021.

Repasar los temas que trató y sus opiniones en esas columnas es una buena manera de conocer el pensamiento y las posiciones del nuevo ministro de Gobernación sobre los problemas centrales que enfrenta Guatemala.

Barrientos se define a sí mismo como: “Guatemalteco con educación para el análisis de coyuntura, administración, dirección, alta gestión y coordinación de proyectos de seguridad, defensa, logística y manejo de crisis, con experiencias en el liderazgo de grandes unidades militares e interinstitucionales, actualmente consultor independiente y doctorando en ciencias sociales”. Al menos así se presenta en la columna de opinión que publicaba en La Hora. En el plano más personal parece que la referencia bonapartista que tiene su nombre le es muy apreciada, porque el correo electrónico que coloca en La Hora la contiene: napo102@hotmail.com.

En las columnas que publicó durante cuatro años abordó un gran número de temas, pero con especial destaque y reiteración los de la seguridad y la defensa nacional, dentro de ellas le dedicó atención particular al papel del Ejército y la PNC.

En las columnas también analiza el papel de la tecnología, la comunicación estratégica, la planificación estratégica; critica al Parlacen, a la ONU, a Cuba y a Venezuela. En sus escritos están presentes los temas de la seguridad vial, la delincuencia, la migración, la pobreza. En los cuatro años de columnista también prestó su atención al desarrollo y la corrupción. En estos últimos dos años dedicó varias a la pandemia y la salud.

En las columnas de Barrientos predomina una mirada conservadora sobre la realidad, matizada con lo que algunas corrientes de las ciencias sociales, en las que es “doctorando”, denominan “preocupaciones sociales”. Su opinión sobre la CICIG y el rechazo a la denominada “agenda globalista” no deja lugar a dudas sobre el alineamiento de Barrientos con las posiciones más duras de las elites guatemaltecas.

En una columna publicada el 3 de junio de 2019 con el título “Guatemala intervenida a fuego cruzado”, Barrientos define de la siguiente manera lo que entiende como “dilema” para las elecciones: “debemos desechar a quienes pendulean sin una dirección clara. La intervención de las Naciones Unidas: que atenta contra la cultura nacional (las costumbres religiosas, ideología política, etc.), amenaza a la base de nuestra sociedad que es la familia, y que ha puesto de manifiesto su peligrosa incursión en Guatemala con la parcial y mal lograda CICIG. Es evidente que la grosera agenda globalista no se ha detenido; de la misma no somos ajenos, ya ella ha tenido sus efectos, principalmente en la juventud, incluso desde importantes espacios en los Estados Unidos de América, donde ha encontrado nichos y desde donde sigue un perverso impulso para promover su agenda, no descansará de intentar imponerse en la región y el mundo”.

El orden público

Como señalábamos el tema de la seguridad pública y el papel de la PNC fue abordado en varias oportunidades.

En una columna titulada “Gobernabilidad y orden público”, publicada el 25 de octubre de 2021, hace casi una declaración de principios de lo que se puede esperar de su gestión al frente del Mingob, cuando sostiene: “Los tres organismos de Estado deben atender tales muestras de ingobernabilidad, de lo contrario están fallando notablemente en su responsabilidad esencial de proveer a los ciudadanos de un ambiente de seguridad y orden que les haga posible tener confianza razonable en el presente y el futuro. Sin embargo, pareciera que es el ejecutivo quien él solo, debe cargar con la responsabilidad de atender a las referidas características y acciones de desborde de violencia, incluso pareciera ser que la Policía Guatemalteca es quien deba resolver tales explosiones de descontento combinadas con manipulación y lucha por el poder. Es oportuno recordar que la policía es la fuerza que está a cargo de resguardar el orden público, así como de la seguridad de la población y no para resolver problemas de tipo económico, político, social, incluso ideológico y de lucha por el poder político; sobre todo cuando no se ha atendido por décadas las necesidades de una institución que requiere de atención integral como: capacitación, entrenamiento y equipo; certeza de su accionar, soporte de la autoridad al más alto nivel, bienestar de su personal, un liderazgo efectivo, una supervisión y fiscalización fuerte. Si perdemos la garantía del orden público, estaremos en una situación de anarquía”.

Las “muestras de ingobernabilidad” las había definido en un párrafo anterior de su columna: “A quienes gobiernan ya en un estado con falta de gobernabilidad no les queda más que utilizar las herramientas jurídicas, estructura institucional que tenga y un accionar con la certeza y firmeza que las normas vigentes les otorgan para apuntar al bien común; tarea nada fácil pero tampoco imposible. En Guatemala hemos vivido tres semanas de hechos vandálicos: en la Avenida Reforma; en las carreteras del país, en el centro de la ciudad y por último en el departamento de Izabal, todas repudiables”. Barrientos hacía referencia así al paro nacional de octubre, las movilizaciones por el 12 de octubre y las acciones de las comunidades de El Estor contra la minera.

En otra columna, titulada “Plataformas midiendo resultados”, del 20 de septiembre de 2021, da más pistas, esta vez sobre la necesidad de utilizar más tecnología para garantizar la seguridad. “Las aplicaciones móviles; los drones y aviones no tripulados en control de fronteras; reaccionar a tiempo por medio de un solo clic; las posibilidades de videovigilancia para desempeñar funciones de seguridad; el reconocimiento facial; además del monitoreo de los mismos aparatos de seguridad; la supervisión y protección de grandes espacios por parte de policía y fuerzas de seguridad desde un centro de comando y control; la biometría es también un ejemplo gracias a la combinación entre avances tecnológicos y nuestras características físicas, que han permitido a la seguridad ir cada vez más allá, entre otros”, dice.

“La tecnología marcará los desafíos futuros de la seguridad, la transformación digital ha llegado para quedarse. El sector de la seguridad no es ajeno a ella ya que atraviesa momento de cambios, nuevos retos y objetivos se presentan como desafíos. La revolución tecnológica que ha transformado a la industria de la seguridad está redefiniendo su aplicación orientada a la prevención y limitación del riesgo, lo que es un gran y cualitativo salto, pues se ha encontrado en las tecnologías emergentes herramientas que permiten replantear sistemas tradicionales y alcanzar nuevas técnicas que resuelvan los riesgos a los que estamos expuestos los seres humanos en general”, indica.

El abordaje del tema policial es muy habitual en sus columnas semanales. En otro escrito, titulado “Necesario respeto a la Policía”, publicado el 26 de julio de 2021, indica: “La institución policial es solo parte del sistema de seguridad y justicia guatemalteco, pero ellos solos no pueden con la complejidad de la criminalidad, misma que requiere de la integralidad de esfuerzos, y/o articulación del trabajo estatal y nacional en general incluso cooperación internacional. Las agresiones al personal policial en el departamento de Huehuetenango, conocidas en las redes sociales la semana pasada, ponen de manifiesto la descomposición social y el irrespeto a la autoridad; donde además se pudo notar una combinación de prudencia e incertidumbre en los agentes de policía, mismos que no accionaron sus armas de fuego; este elemento es importante resaltarlo pues de haberlo hecho sin duda habría sido fatal el desenlace del desafortunado incidente, que hubiera terminado posiblemente con la vida de guatemaltecos y con persecución penal a otros, y pese a que pudo haber antecedentes al video mediatizado que ahora se desconocen, el hecho de agredir a la autoridad es una muestra de la pérdida de gobernabilidad en esa región del país”.

Tres grandes temas de los militares

Otro tema central en las reflexiones de Barrientos es el del papel del Ejército, reivindicando su actuación en la guerra y transformándose en vocero de los reclamos de resarcimiento y de impunidad. En otra columna, publicada el 3 de diciembre de 2018, titulada “Justas demandas de ex soldados”, plantea “tres grandes temas” que “con sobrada justificación”, se manejan en los “conclaves de militares en retiro”. Ellos son: el cese de la persecución penal por el enfrentamiento armado, los beneficios a las clases pasivas militares y el resarcimiento.

Sobre el primer punto señala: “El cese de la persecución penal por el enfrentamiento armado, que solo alcanzó a los militares; quienes cumplieron su mandato constitucional, y que, a partir de enero de 2016, cuando se efectuaron capturas en su contra, con una visualización política, de justicia selectiva; innegablemente se abrieron las heridas del conflicto armado que ya estaban sanando, y mantiene en acoso judicial a los militares, acentuando la polarización en la que hoy nos encontramos los guatemaltecos y que constituye un obstáculo para alcanzar la paz y reconciliación nacional. Persecución amparada en la justicia transicional; cuando ésta contempla otros tres elementos: conocimiento de la historia, reparación de las víctimas y medidas de no repetición efectivas. Nadie suscribe un acuerdo de paz proveniente de un conflicto armado, si no se contempla una amnistía, como lo expone y sustenta la Asociación Movimiento Justicia y Reconciliación -Asojure”.

Sobre el tercer punto, el resarcimiento, respalda explícitamente un planteo de AVEMILGUA y afirma: “El resarcimiento; por principio de igualdad, para tres categorías como mínimo: a) los padres, esposas, hijos, hermanos de los que ofrendaron su vida defendiendo la patria. b) las víctimas del terrorismo en el enfrentamiento armado, los cuales han sido invisibilizados por la historia, la justicia y el Programa Nacional de Resarcimiento, c) aquellos que prestaron servicio y arriesgaron su vida por el país y que también han sido ignorados, retornaron a la vida civil sin incentivos, pues solo se resarció a los terroristas, tema donde la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala -Avemilgua-, hacen esfuerzos y que además de organizar a sus afiliados a nivel nacional, mantienen una esperanza de resarcimiento a verdaderas víctimas del terrorismo”.

“Para construir el futuro del país, es necesario el tratamiento de estos temas, con sentido de Estado, claro, no son las únicas justas demandas, pero sí temas invisibilizados, que mantienen a una parte de la población en total desventaja y motivan su organización y reclamo, que solo serán atendidos a través de su participación en la vida política del país. Hoy a las puertas de un proceso electoral es importante conocer el planteamiento y respuesta a estos temas, por parte de quienes tienen aspiraciones de acceder al poder; los militares que no son nada despreciables como caudal electoral, no están dispuestos a servir de eslabón político, seguramente apoyarán a quien tenga una agenda social para los guatemaltecos, que incluya a este invisibilizado sector”, termina señalando.

En otra columna, publicada el 5 de julio de 2021, con el título “Gracias al Ejército no estamos como Nicaragua”, expresa: “Primero quiero manifestar mi respeto profundo para los pueblos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que viven en regímenes que posiblemente no escogieron, solo lo heredaron y se encuentran en una situación muy difícil, pues media vez se instalan estos tipos de gobierno, duran hasta que los recursos son saqueados, y en países con recursos suficientes la cuestión se vuelve interminable. La vida en Guatemala está inundada de injusticias, sin sabores, decepciones y demás calificativos de imperfección; pero existe un sistema político que permite el acceso a la información, incluso a la desinformación; a nadie lo capturan sin estar sujeto a un proceso, hay alternatividad en el poder, libertad de locomoción y demás características de un sistema democrático imperfecto. Lo anterior gracias al Ejército de Guatemala que enfrentó un Conflicto Armado Interno de gran magnitud, logró vencer a su oponente en el campo de batalla, donde tristemente fallecieron más de cuatro mil de sus efectivos, que por cierto fueron guatemaltecos de diferentes partes del país y en su mayoría personas humildes enlistadas en el ejército”.

Los estados de sitio

Barrientos ha opinado también sobre los estados de sitio, en una columna publicada el 17 de febrero de 2020, titulada “Estados de excepción”, señala: “No hay duda de que el uso de la fuerza militar es necesaria contra las acciones de la delincuencia organizada, la presencia del ejército genera percepción de seguridad en la población y conlleva un efecto disuasivo en casos extremos como los que vivimos los guatemaltecos. El estado de Sitio es uno de los estados de Excepción y se impone por actividades terroristas, indicios fundados que han de sucederse actos de sabotaje, incendio, secuestro o plagio, asesinato, ataques armados contra particulares y autoridades. Durante este régimen el Presidente de la República ejerce el gobierno en su calidad de Comandante General del Ejército, a través del Ministro de la Defensa Nacional. Este orden jurídico especial, es una cara menos amable del poder estatal, la fuerza militar tiene facultades preponderantes para los actos de represión. Lo que no significa prácticas de irrespeto a los derechos humanos, como suele señalarse por grupos hostiles contra el ejército ya por deporte o intereses mezquinos”.

Luego de esta reivindicación de la utilización de los mecanismos de estados de excepción y del papel del Ejército en ellos, Barrientos agrega: “Es pertinente señalar, que la sola implementación de cualquier régimen especial es de utilidad siempre y cuando sea complemento de una integral estrategia nacional que incluya políticas públicas en diferentes ámbitos, atendidas por el aparato estatal y la iniciativa privada principalmente, que propicien y provean de oportunidades a los guatemaltecos, y que de manera gradual, pero notoria empiece a disminuir el desempleo y la desesperanza entre otros temas”.

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