Por Hernán González
Guatemala cumplió 200 años de ser un país “independiente”, o al menos así lo cuenta la historia oficial que contrasta con la realidad.
Se intentó crear una Federación Centroamericana que pretendía obtener ventajas comerciales para las élites económicas, pero predominan intereses sectarios de los grupos de poder en la región, hasta el punto que todo terminó en guerras civiles.
A los niños de primaria se les enseña en las escuelas que el himno nacional es el segundo más bello del mundo. La realidad es que no existe un ranking que mide cuál es o no el himno más bello. Nos repiten una y otra vez que en Guatemala existe el lago más bello del mundo, pero tampoco existe un ranking para medir la belleza de un lago.
¿Tecún Umán un héroe nacional? Historiadores nacionales e internacionales coinciden en dudar sobre la existencia de Tecún Umán. No es mencionado en los libros de los pueblos originarios como en el Título de los Señores de Totonicapán, un referente histórico.
En su discurso el sector empresarial destaca el lugar estratégico que Guatemala ocupa en la región y que lo convierte en un país clave en el comercio mundial. A pesar de ese “lugar estratégico”, jamás en la historia, Guatemala ha mejorado en los índices de desarrollo económico, educativo, sanitario, siempre hemos estado sumidos en el subdesarrollo.
Nos han enseñado que Guatemala es un lugar lleno de gente trabajadora, que desde los primeros años los padres enseñan a sus hijos a ganarse el pan de cada día. Un mensaje descarado, faltó de todo valor humano, que se convierte en una de tantas formas de normalizar el trabajo infantil.
Los 200 años se construyeron sobre mentiras y supuestos nacionalismos, para intentar construir una identidad. La historia demuestra que todo es falso.
¡Nada que celebrar!