Por Kajkoj Máximo Ba Tiul
A usted le hablo, que dice ser el presidente de Guatemala. Que después de 20 años y que por carambola, como decimos aquí, está ocupando esa silla. Una silla que desde el inicio de la república se usó para imponer medidas represivas en contra de este humilde y aguantador pueblo, salvo los 10 años de primavera que encabezaron hombres y mujeres revolucionarios que quisieron construir una Guatemala diferente.
Después de muchos años de represión, dirigidos por gobiernos dictatoriales se firmó la paz. Era el proceso oportuno para cambiar la situación de violencia y muerte en el país, pero no fue así, porque se comenzó a instalar un modelo más injusto, que impulsó en primer momento el oligarca Álvaro Arzú. Después de esto y en medio de la pobreza y la extrema pobreza, los votos de los ciudadanos tuvieron siempre el signo de esperanza. Cada elección representó la idea de que algo tenía que cambiar. Y eso ha venido sucediendo hasta llegar a usted.
Los ciudadanos siempre escogieron entre el peor y el menos peor. Pero pensando que este menos peor estaría promoviendo cambios para el país. A la gente le pareció cuando usted dijo, “yo no quiero ser un hijo de puta más”, pero es curioso, porque en pocos meses, usted perdió credibilidad ante la ciudadanía, ante los que votaron por usted y los que no lo hicieron.
Usted ha salido peor o mejorado que los anteriores. Además, de su actitud enojada, bravucona, no soporta ninguna crítica. A usted le molesta y le estorban las críticas, las demandas, las exigencias y fiscalizaciones que hacen los ciudadanos. Muchas veces se ha burlado de la ciudadanía que ha salido a manifestar, que demanda derechos. Últimamente los trató como grupúsculos y politiqueros. Se ha burlado de diputados que le exigen que haga bien las cosas. Es intolerable e incapaz de escuchar. Se burló de las autoridades indígenas de Comalapa.
En medio de la pobreza, extrema pobreza y muerte, usted comenzó a celebrar y gastar por el bicentenario de la independencia criolla. Se le pidió que explicara a dónde fueron a parar los primeros recursos que le dieron para el COVID. Nos engañó diciendo que había construido varios hospitales, que no lo son, para atender la pandemia. Nos habló de hospitales móviles que hasta ahora no sabemos nada. Aún no hay claridad sobre el contrato con los rusos para las vacunas. Es más, en las aldeas de donde venimos, no ha llegado vacuna y ni enfermeros llegan a orientar a la gente sobre el COVID. Se ha hecho rodear de gente incapaz y de amigos y amigas que su única prioridad es su interés personal.
Y lo que rebasó el vaso, fue que durante un año no hizo nada para contrarrestar el COVID, pero si se fortaleció la corrupción y además usted es parte de esa alianza criminal. Ahora para obstaculizar y detener la movilización social decretó estado de prevención, dejando en manos del ejército el control del país, cuando esto es una violación a la paz.
No le parece ridículo e inhumano que a duras penas se ha vacunado a un millón de personas, pero si ya inició a vacunar a la Policía Nacional Civil y, ahora el Legislativo está solicitando que vacunen a su personal. Han muerto; según cifras oficiales, casi 10 mil personas.
Por lo anterior se le está pidiendo que renuncie y deje que personas con más capacidad dirijan el país, que si los hay. Es todo el país que se lo pide, no son solo 150 como usted dice y aunque fueran 150, usted debe respetarlos y escucharlos, pero como usted quiere ser un dictador, nada humilde, no quiere escuchar.
Piénselo bien, le haría un favor al país si renuncia y, deje que otros conduzcan los destinos del país y convenza a ese atajo de corruptos del Congreso que se vayan igual y le pido un favor: que les recomiende a quienes forman parte de la ANAM, para que le digan a los alcaldes también dejen su puesto, porque igual que usted, son unos incapaces, irracionales e inhumanos.