Créditos: Foto Nelton Rivera / Prensa Comunitaria Km.169
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Por Nelton Rivera

Paulo René Estrada Velásquez preguntó 37 años después de la desaparición forzada de Otto René Estrada Illescas, su padre, ¿dónde está? Y al mismo tiempo pidió justicia por las más de 40 mil personas detenidas durante el conflicto armado en el país, durante la audiencia de primera declaración, el pasado 5 de julio, frente al juez Miguel Ángel Gálvez, del Juzgado de Mayor Riesgo B.

Estrada es uno  de los querellantes en la acusación penal en contra de 12 militares y expolicías, 11 de ellos detenidos el 27 pasado de mayo, por el caso del Diario Militar. El coronel retirado Jacobo Salán Sánchez no fue encontrado ese día, pero se entregó voluntariamente, durante la audiencia de primera declaración el 1 de junio.

Paulo, es hijo de Otto René Estrada Illescas y sobrino de Julio Alberto Estrada Illescas, ambos aparecen en el Diario Militar,  bajo el registro Z.133 y Z.156, respectivamente detenidos y desaparecidos en 1984 por el ejército. 

La información que arroja el diario cita que a Julio lo detuvieron el 14 de junio de 1984, a las 6 de la tarde, frente al Hospital Hermano Pedro en la zona 11 de la capital, era miembro del Estado Mayor del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT). Otto René fue detenido frente al Instituto Normal para Señoritas Centro América (INCA), a las 11 de la mañana, en la 1ª calle y 2ª avenida, de la zona 1,  de la ciudad capital, y asesinado el 1 de agosto de ese mismo año. También formaba parte del PGT.

En la audiencia de primera declaración Francisco Cifuentes Cano, exprimer jefe de la Brigada de Operaciones Especiales de la Policía (BROE) y subdirector general de la Policía Nacional (PN) y Eliseo Barrios Soto, exespecialista del Estado Mayor Presidencial, los dos en prisión preventiva, escucharon la audiencia a través de una video llamada.

A continuación publicamos la transcripción literal de las palabras de Paulo:

“Nos quisieron arrebatar la vida, la felicidad. Pero no nos van a arrebatar el sentimiento de amor por nuestros familiares.

 “De vez en cuando camino al revés: es mi modo de recordar

 Si caminara sólo hacia delante, te podría contar cómo es el olvido”.

Hago referencia a ese poema porque nosotros los hijos e hijas de las víctimas de los desaparecidos, de los torturados, de los masacrados, de las mujeres violadas, niños y niñas que sufrieron vejámenes, estamos viendo todo el tiempo para atrás, buscando qué pasó, investigando, porque la verdad nos ha sido ocultada durante 37 años. Hoy veo a sindicados que se les acusa, que posiblemente participaron. Nosotros mismos estamos buscando que se vele por su salud, porque buscamos justicia, cosa que nuestros familiares no tuvieron.

A mi padre se lo llevaron herido ¿Qué le habrá pasado? Conociendo los testimonios, lo que menos se ve en las personas que capturaron, torturaron y desaparecieron es una pizca de humanidad.

Después de escuchar las imputaciones, me queda claro que operaron de manera conjunta Se puede pensar que eran un gran monstruo, un delincuente, una empresa criminal conjunta, todos tenían conocimiento y, eso se ha dicho. Participaban, daban órdenes con recursos que pagaban todos los guatemaltecos sin saber y, ocultándose. El Estado Mayor Presidencial pagaba a las personas que capturaban, que allanaron en la madrugada, ¿Cómo era eso?

Que fuerte ha de haber sido para las familias cuando entraban y torturaban uno frente a otro. Era espantoso.

Esta maquinaria terrorista de Estado la seguimos viendo ahora. Siguen operando, han mutado, siguen vigentes. Podemos ver que los sindicados estuvieron en los lugares, encabezaron las estructuras, los testigos han dicho que estuvieron ahí, en tiempo, en lugar, en acciones.

Los testimonios que se han presentado son totalmente verídicos. El ejército en el 84, con relación a las acciones del presidente argentino Alfonsín, decía que aquí no iban a encontrar a desaparecidos, “porque los escondimos bien”.

No hemos encontrado a los 45 mil, sólo el 5 o 4 por ciento se han encontrado, porque las familias han buscado, no porque nos lo hayan dicho. Pero no tomaron en cuenta el amor que les tenemos a nuestros familiares, no se acaba de la noche a la mañana, persiste, hay nietos buscando a sus familiares, reivindicando a sus abuelos, ese actuar social y político.

Eran padres y madres, pero también participaban en un movimiento social. Mi papá y mi tío participaban en el movimiento revolucionario. En el momento de su captura fueron parte del PGT y buscaban una Guatemala mejor; esto les costó ser catalogados como enemigos internos y ser fuentes para el sistema clandestino de inteligencia.

Hoy conocemos un documento, pero ¿Cuántos documentos más habrá? Nuestros familiares tuvieron que atravesar y sufrieron el interrogatorio táctico; los sometieron a tortura para extraer información, tenemos conocimiento que llegaron a torturar a madres al lado de sus hijos, llegaban a traer a las familias para forzarlos a hablar. Los patrones de allanar las casas después de las capturas lo vimos, mi casa, la casa de mi tío fueron allanadas.

Lo que pido es que se garantice el acceso a la justicia, que nos digan ¿dónde están? y que la palabra de las víctimas sea tomada en cuenta, que nuestra verdad no siga siendo tomada como una mentira, con el don de la palabra: ¡Exijo que nos digan dónde están los 45 mil, no me canso de repetirlo, que nos digan dónde los dejaron!”.

Fichas Z.133 y Z.156 del Diario Militar o Dossier de la Muerte

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