Por Luis Ovalle
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) destacó hoy que, en el contexto de la pandemia por la COVID-19, las remeses familiares han servido para salvar vidas. Durante 2020 Guatemala recibió 11 mil 340 millones de dólares, por concepto de remesas familiares del exterior, que deben traducirse en una mejor calidad de vida y desarrollo local.
Este miércoles, 16 de junio, se celebra el Día Internacional de las Remesas Familiares, efeméride que aprovechó la OIM para pronunciarse al respecto.
La entidad de Naciones Unidas, encargada de las migraciones, destaca en un comunicado alusivo, que las remesas contribuyen con la cobertura de las necesidades básicas, como la alimentación, el abrigo, el transporte, la comunicación y la vivienda, e incluso en muchas ocasiones son esenciales para adquirir la canasta básica vital.
Los envíos de remesas también son utilizados en aspectos como el pago de colegiaturas y la educación de la niñez y adolecencia, inyectan capital a nuevos emprendimientos, ayudan a salvar las cosechas y son invertidas en la recuperación luego de alguna crisis medioambiental o catástrofe, tal y como ocurrió con la erupción del volcán de Fuego, en junio de 2018, anotó la OIM.
Asimismo, subraya que, a pesar de que Guatemala tiene cierto rezago en el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la sociedad cada día se involucra más y se compromete a forjar un mejor futuro para todas y todos.
Las personas migrantes desempeñan un rol fundamental en el cumplimiento de los ODS, especialmente para lograr un impacto significativo en las comunidades de origen. Son ellas las que envían remeses para reparar las escuelas y viviendas, construir puentes, tecnificar los hogares, mantener el acceso a las nuevas tecnologías de la comunicación, hacer donaciones para alcanzar la organización comunitaria y velar porque sus familias tengan acceso a lo esencial.
De igual manera, en el tema de la seguridad alimentaria, aportan para la compra de semillas, nutrientes y adquisición de agua. Las familias receptoras de las remesas comparten esos envíos a través de alimentos para compartir con familias vecinas, indica la entidad.
Según la OIM, las remesas familiares han servido para salvar vidas durante la pandemia por la COVID 19; sin ellas habría sido imposible la adquisición de medicamentos y la contratación de cuidados intensivos, pero especialmente, para sostener la economía de los hogares.
Un aspecto poco estudiado es la utilización de las remesas en la organización social y comunitaria; muchas personas migrantes han invertido en cooperativas o asociaciones benéficas que atienden las principales necesidades de los pueblos, enfatiza.
Potenciando la remesa
La OIM destaca que las remesas representan para Guatemala una fuente relativamente estable de recursos para el desarrollo, pero existen aspectos sociales, económicos y políticos que deben ser tomados en cuenta para canalizarlas con eficiencia y sostenibilidad a futuro:
Entornos económicos propicios: los países deben adoptar políticas macroeconómicas sólidas que incluyan sistemas jurídicos transparentes, tipos de interés estables, una mejor integración de los mercados e institucionales financieras fiables, de manera que la remesa pueda ser aprovechada en su máximo potencial para el desarrollo.
No depender de las remesas: la historia global más reciente nos ha demostrado que acontecimientos externos, pandemias, malas gestiones económicas y la inestabilidad política, afectan severamente el flujo y volumen de remesas enviadas a los países de origen.
Las remesas no son sustitutas de la cooperación internacional: existe una peligrosa percepción de que las remesas podrían llegar a sustituir la cooperación para el desarrollo, un aspecto que podría afectar especialmente a los países de economías bajas y medias como Guatemala.
Generación de datos e información: es indispensable establecer sistemas con indicadores confiables que nos revelen no solo aspectos sobre el volumen y porcentaje de las remesas, sino incluir perfiles de las personas migrantes, tanto receptoras como de quienes envían, elementos geográficos, etarios y de género; igualmente incentivar la investigación y la cuantificación en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
No discriminación: es innegable el impacto de las remesas en las sociedades, sin embargo, la xenofobia y la discriminación contra las personas migrantes imposibilita su reconocimiento como personas actoras del desarrollo. Cada persona migrante tiene los mismos derechos que las demás personas, sin importar su estatus migratorio. Muestra de las expresiones de discriminación es la escasa información que existe en idiomas mayas. Muchas personas receptoras de remesas son analfabetas o únicamente hablan el idioma materno, imposibilitando una comprensión integral en el cobro, uso y aprovechamiento de la remesa.
Acceso a la información para las diásporas y sus familiares en los países de origen: Algunas entidades financieras cobran hasta el 12% de comisión por envío de remesa, mientras que las instituciones en los países de origen cobran otro porcentaje adicional a las familias que las cobran. Las remesadoras digitales son las que menos comisión cobran, entre un 4 o 5%, un porcentaje aún elevado respecto a la meta 10.C del Objetivo de Desarrollo Sostenible 10. Este tipo de información, así como los tipos de cambio, lapsos de entrega, cajas de cobro en las comunidades y en sus propios idiomas.
Finalmente, la OIM refiere que el Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2020 da cuenta de 272 millones de personas migrantes internacionales, que equivale e un 3.5 por ciento de la población mundial. Para Guatemala, la cancillería estima unos 2 millones de personas migrantes viviendo en Estados Unidos, incluyendo a quienes se encuentran en situación irregular.
Los países deben tomar medidas urgentes para proteger a estas personas y generar mejores políticas para un mejor aprovechamiento de la remesa para el desarrollo, concluye.