Por: Miguel Ángel Sandoval
Asistimos en la actualidad a un fenómeno novísimo en los debates que es necesario dar y cuanto antes, para impedir que el tema de la democracia se vulgarice y se convierta en lo que no es. Resulta que varios gobiernos de corte neoliberal consideran que la democracia es lo que ellos practican: salud y educación hacia su privatización, recursos naturales para las empresas transnacionales, pueblos indígenas sin derechos, trabajadores del campo y la ciudad con salarios miserables, instituciones al servicio de las cúpulas patronales, ejércitos represivos, etc.
Ellos se hacen acompañar de grupos como el Movimiento Cívico Nacional (MCN) de Guatemala o los Capriles en Venezuela, para exigir que todo vuelva a ser como antes, es decir, con gobiernos “democráticos” como Menem, Fujimori, Berger, o ahora Temer o Macri, sin faltar los impresentables como Peña Nieto… Y para ello todo es bueno, incluso, quemar opositores. Y luego reuniones bastardas de cancilleres en países con larga tradición dictatorial y neoliberal como El Perú.
Es cierto que hay violencia en Venezuela y que ha sido desencadenada por las hordas de los intransigentes que se dedican a las “guarimbas”, que tienen francotiradores, que atacan en ocasiones cuarteles, que disparan a policías, que ¡queman gente!, y todo porque no toleran vivir en una democracia que no sea la que ellos imaginan, la que les acomoda. No soportan que la misma sea dirigida hacia las mayorías.
El mejor ejemplo es la renta petrolera. Antes iba para las multinacionales y un sector de la élite que gobernaba el país. Y con la llegada del chavismo se dirigió hacia las mayorías empobrecidas, con lo cual se dio un giro total en el uso de los beneficios del petróleo. Y esto es lo que se oculta cuando se habla de la ausencia de democracia en ese país bolivariano. Hubo un cambio de actores, ni duda queda. Y eso es lo que explica las llamaradas de indignación de los incautos.
En este nuevo debate, el concepto de la democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo ya es cosa de libros de historia, no es algo que se practique en la actualidad. Así, en Guatemala, uno de los pocos derechos que tienen los pueblos indígenas es un instrumento internacional, el Convenio 169, pero como no es del gusto de las cúpulas de poder, se pretende acotarlo, ponerle camisa de fuerza, desnaturalizarlo.
Lo mismo ocurre con otros pactos internacionales, en este caso relativos al trabajo decente, que de acuerdo con gente de pensamiento ultraconservador, corresponden a países que son ricos y que por esa razón, a nosotros no nos toca porque somos pobres (¡) y no podemos pagar esos salarios exagerados, en este caso se esconde los niveles de escándalo de la tasa de ganancia. La paridad entre hombres y mujeres tampoco pues así no son las cosas. Es suma, hay una doble moral. En todo, para todo.
En la actualidad todos los ataques se dirigen contra Venezuela, como antes hacia Cuba y antes hacia Guatemala de Árbenz. Lo de Venezuela por sus recursos naturales nacionalizados, por una educación y salud que no se privatizan, etc. En el caso de Cuba, por sus índices en salud, educación, deporte, cultura, derechos de trabajadores, soberanía e independencia que son reconocidos por todo el sistema de Naciones Unidas. En Guatemala de Árbenz, fue por la Reforma Agraria y por la lucha en contra los monopolios extranjeros, las libertades políticas para los trabajadores. Eso no se permite, o por lo menos se intenta eliminar. Es el turno de decir que Venezuela no es democrática, como no lo eran Guatemala o Cuba.
El punto es que la democracia es un conjunto de procedimientos y herramientas para el bienestar de la población. Eso es la democracia y se puede hacer de la manera que a la gente mejor le acomode. Mientras haya elecciones, separación de poderes, partidos políticos, libertad de organización, de prensa, libertad de empresa, pues simplemente estamos ante procesos democráticos. No se puede pensar que esto no exista en Venezuela. Hay más que libertad de prensa, la mayoría de medios son privados, punto.
En Venezuela entonces, hay libertad de prensa y agrego, de empresas periodísticas, pues la mayoría de medios están en manos privadas. Los bancos son privados, las empresas de alimentos son privadas, en pocas palabras, no hay ningún indicio ni de dictadura ni de totalitarismo. De lo que se trata es que el petróleo está nacionalizado y servía a otros propósitos, no los de alimentar a una élite privilegiada, dejando a las mayorías fuera de todo beneficio.
Y quien diga lo contrario es porque no tiene información. O porque está tratando de curarse en salud y de impedir que el tema de Venezuela sea motivo de reflexión en nuestro país. Pues si en algo deberíamos estar de acuerdo, es que la democracia existe en Venezuela y que en nuestro país se le tiene temor profundo a que la gente se exprese, es la razón por la que se quiere poner un cepo a las consultas comunitarias.
Pero sobre todo, hay un proceso de Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que ya quisiéramos en Guatemala. Como se sabe, los partidos políticos son en la actualidad un desastre, y por ello lo que necesitamos es proceder de otra manera. Una ANC territorial y sectorial debería ser la alternativa en nuestro país. Así, delegados, uno por cada municipio electo democráticamente y sin partidos, un delegado por cada sector social, así, un obrero, un campesino, un delegado por los partidos, un empresario, un colegiado por cada carrera universitaria, un deportista, incluyendo militares retirados, etc. Para tener así una ANC representativa.
Y eso señores y señoras, es democracia. Respaldada por más de 8 millones de votos. Por ello no se pueden desconocer los resultados electorales del 30 de julio de las mesas electorales de toda Venezuela. Y por ello digo, al diablo las reunioncitas de la Organización de Estados Americanos (OEA). Es tiempo de seriedad y no de repetir consignas y por razones que quien sabe a quién responden.