Kajkoj Máximo Ba Tiul
Con la convocatoria que hizo el Ejecutivo sobre el proceso de selección y elección de gobernadores/as, comenzaron a saltar las liebres y culebras que desde hace muchos años han vivido de la corrupción y la impunidad, como los narcos políticos, los narcos finqueros, empresarios evasores de impuestos, miembros de lo que hasta ahora se han abrogado el derecho de ser “sociedad civil”, algunos sectores de iglesias y otros grupos nefastos de los departamentos de Guatemala.
Quienes quieren alcanzar el puesto de gobernador, no solo sueñan ser “los representantes del presidente en los departamentos, sino que también van tras la millonada de recursos que deberían ser destinados a proyectos para la población, que en realidad han servido para el enriquecimiento de algunos y fortalecer el empobrecimiento de otros. Aunque sabemos que la pobreza en los departamentos no solo es producto de la corrupción, sino de la desigualdad en la distribución de los recursos. Pero si le pudiéramos poner un freno a la corrupción, estaríamos dando un salto cualitativo para resolver algunos problemas que sufren las poblaciones, pero esto debe pasar por una participación activa, transparente y ética de la sociedad civil, de los movimientos sociales y pueblos indígenas.
La convocatoria del presidente Arévalo que desempolvó el compromiso del Estado en los Acuerdos de Paz, que propone la “participación activa de la sociedad civil para la elección de gobernador”, es un paso importante. Pero también hay que tomar en cuenta que una de las estrategias del capitalismo extractivista fue la limitación y la criminalización a la participación de la sociedad civil, de los grupos organizados y de las comunidades indígenas en procesos como estos. Esto se materializó con los estados de sitio, como en 2012, con los desalojos violentos en el Valle del Polochic, Río Dolores, Samococh, la cooptación y control de dirigentes y líderes sociales, en espacios de toma de decisiones, como el Consejo Departamental de Desarrollo Urbano (CODEDE).
Por ejemplo, la participación de sociedad civil en el CODEDE de Alta Verapaz, que se fue materializando por medio de una participación controlada y cooptada, por el compadrazgo y apadrinamiento y donde han jugado un papel importante, corporaciones empresariales como FUNDESA, Corporación Multi Inversiones, Complejo Hidroeléctrico Renace y Oxec, Corporaciones de Productores de Palma Africana, Cámara del Agro, ACDEPRO, partidos políticos, narco políticos, narcos finqueros, así como gobernadores, oenegé y otros quienes tienen interés en el recurso de CODEDE.
De ahí que, la representación de los pueblos indígenas Q’eqchi’ y Poqomchi, se convirtió en puestos vitalicios y quienes fueron impulsados por sus respectivas organizaciones, porque nunca han sido propuestos por los pueblos, se enquistaron fuertemente y avalaron proyectos corruptos. Así también es la representación de oenegé de desarrollo, de juventud, de supuestas organizaciones campesinas y de otras representaciones de sociedad civil.
Hoy se abre nuevamente una puerta para ponerle freno a la corrupción. Se demanda de nuevo la participación activa de la sociedad civil, para auditar a sus “supuestos representantes” para que realicen un trabajo de acuerdo a la situación de los pueblos y comunidades. Pero nos encontramos con muchos retos, como las limitaciones de las organizaciones para entender su función en sociedades como las nuestras y las limitaciones de los movimientos sociales, no solo por la desarticulación en la que han caído por competir por los recursos de la cooperación, y porque carecen de un marco ideológico para que sus acciones sean más efectivas y no sean burlados por sus supuestos representantes en el CODEDE.
A los “llamados” representantes vitalicios de la sociedad civil y los movimientos sociales en los CODEDES les llegó ahora. El momento de tomar conciencia y romper con las actitudes corruptas de la vieja política, sin importar si son de izquierda o derecha. Para demostrarle a las comunidades y pueblos que quieren hacer las cosas bien, sin intereses personales, sin que medie el interés de los criminales de los departamentos. Sobre todo, porque los candidatos comenzaron a visitar oficinas, grupos, comunidades, iglesias, escuelas, institutos, universidades, pidiendo cartas de recomendación en donde se diga que son “niños de primera comunión”, “monaguillos”, “altruistas”, “que no han robado, ni han tenido vínculos con criminales”.
Hoy la sociedad civil amañada e intrincada en los puestos de gobierno, les ha llegado la hora de bajarse de su egoísmo servil, donde cada acto que hacen fue para “satisfacer sus propias necesidades e intereses, olvidándose de los demás”. La sociedad civil que exige este momento importante para los pueblos y comunidades debe tener como principios: la “solidaridad, civilidad, sororidad, compromiso”, para sacar del letargo y estancamiento a los más pobres.
La sociedad civil que se necesita con urgencia hoy es aquella que se salga de los cánones establecidos por la democracia y burguesías. Una sociedad civil no egoísta, egocéntrica, corrupta, criminal, indolente. Sobre todo, en regiones en donde la mayoría es indígena-campesina y además pobres y extremadamente pobre. La sociedad civil y sus representantes, deben tener como objetivo combatir el racismo y la discriminación, pero no solo con palabras, sino en acciones concretas.