Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval

 A partir del 14 de enero tenemos un nuevo presidente y vicepresidenta. Y eso en las condiciones actuales y sobre todo las vividas, es ganancia pues la tentativa de un golpe de estado, para impedir la juramentación del binomio ganador, es de sobra conocida y por ello, es que afirmo que solo eso es ganancia para el país y las fuerzas democráticas. Adicionalmente, los diputados de Semilla marcaron una línea, delgada si se quiere, con la manera de ver la política desde el legislativo.

De lo primero no queda mucha duda que a un gobierno progresista hay que darle el apoyo puntual, concreto, con acciones. Lo mínimo es el beneficio de la duda, pero si existen coincidencias, pequeñas, puntuales, lo que corresponde es un apoyo decidido. Solo el hecho que a partir del 14 de enero haya una discusión sobre la disminución de salarios en las más altas autoridades, y que ello se replique, aun si en pocos alcaldes, ya nos dice que entramos en una nueva época. Ya sé que eso no basta, que no es suficiente, pero es de signo contrario a la época inmediatamente anterior. Y se debe dar por descontado que no habrá millones para la bolsa.

De la misma forma, no es suficiente que se solicite auditorias en la mayoría de los ministerios, ni que se elija a ministros y secretarios conocidos por su capacidad y por su distancia de las clicas de corruptos. Pero entre eso y escoger ministros que forman parte de la lista Engel y la Magnistki hay una diferencia enorme. Solo por ello es que merecen que se les apoye sin regatear, pues el cambio es extraordinario.

Ese podría ser el primer mensaje para destacar. Y ante ello mi primera reflexión es a no perderse en las escaramuzas que se producen alrededor de la desobediencia de la fiscal o su altanería, o su mala educación. O si es legal o formalmente legal, o si la CC que ya sabemos de qué pata cojea, le ha tirado un manto de protección. Eso es un tema que se debe resolver en los próximos días o semanas. Y no pasaría nada si se toma un poco más de tiempo. Ese es apenas uno de los escenarios que tiene el nuevo presidente.

Lo otro es el expediente Semilla en el congreso. Contra todo pronóstico consiguieron una alianza multipartidaria, que muchos observadores consideran inédita, pero sobre todo frágil, pero consiguieron que el pacto de corruptos no fuera la junta directiva que querían y con ello, se evitó que desde el primer día el organismo legislativo se pusiera en contra del ejecutivo, como era el propósito declarado una y mil veces por los diputados derrotados y claramente golpistas, para situarse abierta y beligerantemente en oposición. Es la primera consecuencia de algo inédito.

En la elección de Samuel Pérez como presidente y luego obligado a dar un paso de costado, por una resolución de la CC (ilegal, espuria, etc.) es que se dio paso a la elección de la junta que no fue la de corruptos (aunque no son una perita en dulce) y luego se abrió una discusión en prensa, en redes, y corrillos, sobre si ese partido podría ser una bancada, tener comisiones de trabajo, y quien sabe que cosas más. El punto es que de manera general se olvidó que ese partido, había ganado las elecciones de manera contundente y que el tema puesto a discusión no podría olvidar su legitimidad electoral. Aquí entra el tema de cuerpo entero.

Semilla es un partido político legalmente inscrito. Y no van a ser, un juez venal, o netcenteros, o los partidos derrotados en las urnas que le nieguen ese derecho en el ámbito pequeño del organismo legislativo. La sociedad está muy atenta a esas maniobras que, en verdad, tienen las patas cortas. Y este es otro tema abierto por Semilla, pues solo con dos o tres días en la directiva, con dos o tres medidas tomadas, desnudaron las viejas prácticas de la clase política que fue derrotada en las elecciones. Y como sabemos el soberano es el pueblo en las urnas.

Hay desde el 14 de enero con la décima legislatura, el ojo de la sociedad puesto en el caserón de la novena avenida.

Las pequeñas miserias del organismo legislativo son ahora públicas, y públicamente condenadas. Es el caso de los berrinches de un diputadito que de forma patética a protestado por su almuercito. Pero ese es el café pequeño. Ya hay el ojo social sobre cada uno de ellos. Para muestra un botón. El diputado gordo, como se popularizo en redes, fue defenestrado por sus propios paisanos. Y seguirá así en otros departamentos.

Para decirlo de otra manera. La época abierta por la victoria electoral de Arévalo y Herrera, más el levantamiento social encabezado por los pueblos indígenas para que no se robaran las elecciones o que no prosperara un golpe de estado, no puede ser detenida por los corruptos o por las interpretaciones guizachescas de abogados sin escrúpulos, de jueces inmersos en el prevaricato o fiscales expertos en plantar pruebas e inventar casos, o en resoluciones gallo-gallina y claramente ilegales de la CC. El proceso desatado es más fuerte que esas intenciones.
Cuando hablo de un proceso desatado, voy mucho más allá de las primeras escaramuzas y ubico el proceso en términos de una nueva época, de algo que ocurre luego de muchos años de uso y abuso de las instituciones del estado por una alianza delincuencial, corrupta. No descubro el hilo negro. Pérez Molina se encuentra detenido, el comediante Morales, tiene los días contados para ir a juicio, y Giammattei, a pesar del Parlacen, es un prófugo de la justicia.

Se entiende como algo normal, que haya expresiones de ansiedad por ver realizadas las reformas inscritas en la agenda nacional, pues no se puede pensar en una segunda primavera sin reformas. En el caso que nos ocupa, habrá que tener nervios de acero para enfrentar las señales de cambio que hacen falta, en donde la relación con los pueblos indígenas y las políticas y su propia participación, deben de ser abordadas y ojalá, resueltas. Aunque es indispensable pensar en las vías para ello, en la correlación de fuerzas, en los tiempos políticos. En la necesidad de consolidar para avanzar.  No es a pura fuerza de voluntad que se hacen las cosas o que caminan los procesos.

Y quizás habría que puntualizar algo que en ocasiones se olvida. El origen de todo se encuentra en el voto democrático que emite el soberano, más la alternancia, y este es el elemento fundante de la democracia. En otras palabras, las urnas se encuentran antes que las interpretaciones antojadizas de jueces o magistrados y otros funcionarios, y si acudimos a la parábola bíblica, son los que no pasarían por el ojo de una aguja.

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