Créditos: Ramiro Félix
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“<<Okanqex, hilanqex; wotzoqo junpaataq>> Pasen adelante, compartamos juntos un momento”

 Por Elías Oxom

Como cada año, el 1 de noviembre se vuelve una fecha muy especial para muchas familias en Alta Verapaz, quienes con flores, platillos tradicionales, barriletes, música y oraciones comparten y recuerdan a sus seres queridos que ya fallecieron.

En San Juan Chamelco, Alta Verapaz, desde días previos la gente se prepara para limpiar el panteón. Otros llevan brochas y pintura para renovar los nichos de sus familiares y otros más adornan con flores de la época los sepulcros.

Cada 1 de noviembre, la celebración de Todos los Santos es acompañada de velas, música en marimba, el vuelo de coloridos barriletes, y el compartir de platillos tradicionales al lado de sus difuntos.

Las familias Q’eqchi’ acostumbran preparar un altar con flores de muerto, hojas de pacaya, velas, lo adornan con las frutas como naranjas, mandarinas, ayotes, güisquiles cocidos, ayotes cocidos; platillos como Kaq Ik o caldo de gallina, acompañados con tortilla y tamales; y bebidas como el cacao, atol, café, hasta otras embriagantes como el “b’oj”, son colocados con mucha solemnidad en los altares que construyen dentro de los hogares.

El altar se prepara como una forma de tributo a los manos difuntos que trabajaron y cultivaron esta variedad de alimentos en vida.

Más que una visita al cementerio, es compartir con los ancestros

En Cobán, a pesar de la lluvia muchas personas visitaron el cementerio general del municipio, para visitar a sus difuntos. Las flores avivaron el panorama normalmente sombrío, con sus colores.

Una mujer coloca un ramo de flores al panteón de sus difuntos. Foto: Benjamín Sagüí

Para Ana Rutilia Ical, mujer Maya Q’eqchi, la celebración comienza días antes, desde el 28 de octubre pues comienza la preparación: se limpian los panteones y se preparan un altar acompañado con las comidas predilectas de los difuntos, cuando aun vivían.

“Con esta tradición demostramos la conexión que tenemos con los que estamos vivos y lo que están muertos. Como cultura Maya Q’eqchi’ tenemos presentes a nuestros seres queridos. Recordamos nuestra descendencia, nuestras guías. A los que se fueron, volvieron, están y estarán presentes en nuestros corazones y nuestras mentes”, refiere Ical.

Tumbas adornadas con flores en Cobán. Foto: Yeimi Alonzo

De alguna forma, el Día de Todos los Santos es también un recordatorio de la transitoriedad de la vida, según Ical:

“Nuestros antepasados cultivaron la vida, pero también hay que estar preparados para la muerte. Todos los seres humanos nos merecemos respeto en la vida y en la muerte. Cada cultura tiene un lugar donde vivir y un lugar donde descansar dignamente. Es por eso que todas las comunidades Q’eqchi’ tienen los cementerios”.

Estas actividades de celebración se llevan a cabo desde el 28 de octubre, el 1 de noviembre es el día principal, otros esperan hasta el 2 de noviembre, cuando se culmina con la colocación de flores en el altar al cementerio de cada comunidad.

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